Europa contra la demagogia
El reto de las pr¨®ximas elecciones es mantener el inter¨¦s com¨²n y rechazar la tentaci¨®n simplista del cierre, pero el compromiso con la unidad no significa complacencia ni ceguera ante los problemas existentes
"Carthago delenda est¡±, repet¨ªa en todos sus discursos Cat¨®n el Viejo. A pesar de ser poco sutil, el mensaje result¨® de una eficacia temible: la ciudad p¨²nica acab¨® borrada del mapa. La Historia nos ense?a que la raz¨®n puede rendirse ante el impulso destructor y que, a fuerza de transmitir mensajes negativos, por muy b¨¢sicos que sean, esa destrucci¨®n puede hacerse realidad.
Los movimientos populistas no analizan los defectos del euro ni del mercado interior para proponer las necesarias mejoras. Ocultan el hecho de que, con una revisi¨®n de los tratados, mejor legislaci¨®n o determinadas pr¨¢cticas, ser¨ªa posible corregir la mayor parte de los fallos de concepci¨®n de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria y de los errores cometidos al pilotar la Uni¨®n Europea.
No, lo que hacen es ensa?arse con la moneda ¨²nica y la libre circulaci¨®n, con el ¨²nico objetivo de suprimirlas y destruir mucho m¨¢s que esos dos casos de cooperaci¨®n. Su fuerza procede del odio radical e impulsivo que sienten hacia lo que constituye la esencia de Europa. Su enemigo es la sociedad abierta. De ah¨ª su obsesi¨®n identitaria, su llamada al instinto y, seg¨²n las latitudes, su germanofobia primaria o su desd¨¦n hacia el sur. De ah¨ª su escaso inter¨¦s por proponer soluciones cre¨ªbles que tengan en cuenta las posibles consecuencias de acabar con la moneda ¨²nica o la libre movilidad: cuanto mayor sea el caos, mejor para ellos.
Ese es el reto de las pr¨®ximas elecciones europeas: mantener el rumbo de la apertura y la mutua confianza. Ver, tras las dificultades y las decepciones, la permanencia del inter¨¦s com¨²n. Seguir defendiendo la cooperaci¨®n y rechazar la tentaci¨®n simplista del cierre, el repliegue y el miedo. Contener a los ciudadanos fascinados por el v¨¦rtigo de la destrucci¨®n y recordarles los tiempos, no tan lejanos, en los que unas ideas venenosas enloquecieron a los pueblos europeos m¨¢s racionales.
La raz¨®n de existir del Consejo para el Futuro de Europa del Berggruen Institute es movilizar a los m¨¢ximos l¨ªderes europeos para que act¨²en en favor de la Europa unida.
Pero el compromiso inquebrantable con la unidad de los europeos no significa complacencia ni ceguera ante los inmensos problemas existentes. Por eso, la reuni¨®n de los d¨ªas 27 y 28 de febrero en Madrid va a abordar, entre otros asuntos, c¨®mo favorecer el crecimiento, c¨®mo aumentar la inversi¨®n p¨²blica y privada, c¨®mo fomentar la movilidad y mejorar el empleo juvenil. Son cuestiones ya debatidas en la reuni¨®n que celebr¨® el?Consejo en Par¨ªs el pasado mes de mayo, en la que se hicieron propuestas que sirvieron de inspiraci¨®n para algunas decisiones concretas de los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo de junio.
El consenso sobre el marco europeo no significa que no haya sensibilidades pol¨ªticas diversas
Para reactivar las inversiones de futuro en todo el territorio europeo es fundamental el di¨¢logo entre los responsables de instituciones europeas como el BEI, empresarios y autoridades locales, que tambi¨¦n servir¨¢ para reanudar las contrataciones y acabar con el terrible desperdicio de una generaci¨®n entera.
Adem¨¢s, la reuni¨®n de Madrid, semanas antes de las elecciones europeas, va a alimentar el debate democr¨¢tico. Habr¨¢ una mesa redonda con varias figuras que aspiran a presidir la Comisi¨®n: Michel Barnier (comisario y miembro del PPE) y Guy Verhofstadt (presidente del Grupo de la Alianza Liberal-Dem¨®crata en el PE), as¨ª como destacados representantes de los socialistas ¡ªAlfredo P¨¦rez Rubalcaba¡ª y Los Verdes ¡ªMonica Frassoni, copresidenta del Partido Verde Europeo¡ª y el secretario de Estado para Europa, ??igo M¨¦ndez de Vigo.
La tarea no es f¨¢cil por dos motivos. El primero, la propaganda de los partidos populistas, que denuncian sin descanso la connivencia de los moderados. Las familias pol¨ªticas europeas tienen diferentes visiones de la sociedad y diferentes recetas para solucionar los problemas actuales. El hecho de que haya un consenso sobre la existencia de un marco europeo y una sociedad abierta no significa que desaparezcan las sensibilidades pol¨ªticas.
El segundo motivo es la complejidad del problema. Si hacemos un diagn¨®stico serio de la situaci¨®n de la eurozona y la UE con el fin de reformarlas, estamos obligados a reconocer que a¨²n no se han tomado algunas decisiones importantes; la construcci¨®n del mercado interior marcha con retraso, por ejemplo en el comercio electr¨®nico y los servicios. La eurozona sale poco a poco de la fase m¨¢s aguda de la crisis, los mercados est¨¢n tranquilos por ahora, pero a¨²n no se dan las condiciones necesarias para una estabilizaci¨®n duradera: habr¨¢ que reducir gradualmente el endeudamiento p¨²blico y privado y actuar contra la deflaci¨®n, que es ya una seria amenaza. Se han sentado las bases para una mejor supervisi¨®n de los bancos, pero todav¨ªa est¨¢ lejos la uni¨®n bancaria prometida. Tampoco debemos ignorar el riesgo que representan los recursos judiciales contra las OMT (transacciones monetarias directas), porque una decisi¨®n que las anulara vaciar¨ªa de contenido la promesa de hacer todo lo que haga falta, con el da?o consiguiente para la credibilidad del BCE. Para no hablar del sufrimiento social derivado de los errores tanto de los Gobiernos nacionales como de las autoridades europeas, pero que la mayor¨ªa de la gente achaca a Europa. Tras las medidas de urgencia y sin un marco establecido, ahora debe llegar una refundaci¨®n democr¨¢tica, que responda a una visi¨®n global.
Estar¨¢n presentes para ofrecer sus an¨¢lisis y soluciones el presidente del Gobierno espa?ol, Mariano Rajoy; el primer ministro portugu¨¦s, Pedro Passos Coelho, y el ex primer ministro italiano Enrico Letta, que en Madrid hablar¨¢ por primera vez tras haber dejado su cargo.
La UE no puede existir sin una integraci¨®n cuya complejidad es precisamente el blanco de las cr¨ªticas
Yo tendr¨¦ el honor de discutir en profundidad con el expresidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez. Existen argumentos para poder vencer la tentaci¨®n del cierre y el miedo, s¨®lidos y respaldados por la historia. Pero apelan a la raz¨®n, m¨¢s que al instinto, y por eso son m¨¢s complicados que los esl¨®ganes populistas.
El Consejo para el Futuro de Europa puede contribuir especialmente a introducir en el debate p¨²blico europeo la dimensi¨®n internacional. Uno de los motivos para mantener el rumbo en Europa es la evoluci¨®n del mundo. Los Estados europeos, incluso los m¨¢s s¨®lidos y poblados, no tienen por s¨ª solos el peso suficiente frente a las potencias emergentes, mientras que la UE e incluso la eurozona s¨ª disponen del tama?o cr¨ªtico y los medios necesarios.
Europa no es la ¨²nica que debe luchar contra varias formas de demagogia. Tambi¨¦n para los estadounidenses es crucial la capacidad de la democracia de aplicar pol¨ªticas eficaces con una perspectiva que vaya m¨¢s all¨¢ del calendario electoral. Ahora bien, el vivo debate pol¨ªtico que mantienen no pone nunca en duda la existencia de Estados Unidos. Europa, por el contrario, no puede seguir existiendo como tal sin una integraci¨®n cuya complejidad es precisamente el blanco de las cr¨ªticas. El reto es existencial, y de ah¨ª la importancia de que los ciudadanos est¨¦n m¨¢s involucrados en las decisiones que determinan su destino.
En el fondo, estos problemas son los que deben tenerse en cuenta para abordar cualquier an¨¢lisis sobre el destino de nuestro continente, ya se trate de un debate ante las elecciones europeas, el futuro del mercado ¨²nico a largo plazo, la gobernanza de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria o la futura financiaci¨®n de la UE. Esa es la raz¨®n por la que Sylvie Goulard ¡ªeurodiputada y asesora especial del Consejo para el Futuro de Europa¡ª y yo hemos cre¨ªdo necesario examinar estas cuestiones en un libro reciente, De la d¨¦mocratie en Europe. Voir plus loin (Flammarion, RCS, 2012). La incansable defensa de la apertura y la creaci¨®n de una democracia s¨®lida son la defensa fundamental contra las derivas tecnocr¨¢ticas y la diluci¨®n de responsabilidades.
Mario Monti es presidente del Consejo para el Futuro de Europa del Berggruen Institute on Governance y antiguo primer ministro de la Rep¨²blica Italiana.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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