Aislados

Un pa¨ªs ensimismado. El presidente del Gobierno, que es el protagonista obligado del debate sobre el estado de la naci¨®n, consigui¨® minimizar asuntos de gran calibre como el aborto, el anteproyecto de ley de Seguridad Ciudadana o la situaci¨®n de alarma social en que viven millones de espa?oles tocados ya por la pobreza y la exclusi¨®n.

Todo eso fue voluntario. No por falta de tiempo, desde luego, porque gast¨® muchos minutos en repetir el mensaje que su gabinete de comunicaci¨®n le hab¨ªa marcado: la recesi¨®n se ha acabado. Hasta conseguir que a todos los ciudadanos nos retumbe la cantinela incluso dormidos.

Pero me da la impresi¨®n de que la desaparici¨®n de otros asuntos en su discurso se debe m¨¢s a la desidia, a la mediocridad y el repliegue paleto que a un c¨¢lculo pol¨ªtico. Porque tambi¨¦n forma parte del estado de una naci¨®n todo lo que tiene que ver con su lugar en el mundo. Y los espa?oles nos hemos quedado colgados sin tener la m¨¢s remota idea de qu¨¦ pintamos en muchos terrenos. Para empezar, ni m¨¢s ni menos que en Europa. Muchos comentaristas dec¨ªan tras el debate que este hab¨ªa sido, en realidad, el pistoletazo de salida para las elecciones europeas.

?Ucrania? ?No le afecta nada al Gobierno espa?ol la posibilidad de que ese pa¨ªs reviente?

Puede ser, pero es una manera un tanto friki de dar esa se?al, porque no se habl¨® de Europa. Ni de los avances que habr¨ªa que consolidar en el terreno financiero, en el de la democracia, ni de la posici¨®n espa?ola ante retos fundamentales que nos afectan mucho como europeos. Ucrania. ?Qu¨¦ piensa el Gobierno espa?ol sobre Ucrania? ?No nos afecta nada la posibilidad de que ese pa¨ªs reviente, se parta o, incluso genere un conflicto estrat¨¦gico de larga duraci¨®n? Tampoco hemos sabido nada de la prolongada crisis diplom¨¢tica que seguimos viviendo con Argentina, con Venezuela o con Cuba, que son pa¨ªses tan pr¨®ximos que deber¨ªan ser colocados en el escaparate de nuestras preocupaciones m¨¢s directas.

Para qu¨¦ hablar mucho de la Justicia Universal, a la que, como denuncian los fiscales de la Audiencia Nacional en bloque, hemos renunciado de manera vergonzosa. ?Nos da lo mismo lo que suceda en el T¨ªbet, que se pisoteen los derechos humanos all¨ª o en Uganda, donde los homosexuales se enfrentan a una persecuci¨®n de car¨¢cter hitleriano? ?De veras no tenemos nada que decir en el mundo?

Los problemas internos de la naci¨®n son enormes. Hemos retrocedido muchos a?os en renta, en empleo, algunos incluso piensan que en calidad democr¨¢tica¡­, pero hemos retrocedido d¨¦cadas en presencia en el mundo. El ensimismamiento del pa¨ªs, que es gran responsabilidad del Gobierno, nos lleva a recordar la prolongada ausencia de Espa?a desde principios del siglo XX hasta los a?os ochenta de esa centuria. Algo que nos llev¨® a las terribles guerras africanas porque aceptamos los dictados de las grandes potencias, y nos apart¨® de Am¨¦rica, pero tambi¨¦n de Europa en fechas cruciales. No vale esgrimir el argumento de que ese apartamiento nos libr¨® de dos guerras mundiales, porque eso se podr¨ªa haber conseguido de todas maneras. Somos un pa¨ªs ensimismado. De segunda categor¨ªa.