Hacer lo ¡®Justo¡¯
Esta entrada es de nuestra colaboradora Violeta Assiego (@vissibles) que ya ha publicadoLas violaciones de derechos nunca vienen solasyNacidos libres e iguales.
"Pienso en la tortura y el sufrimiento que he padecido durante toda mi vida. Y a d¨ªa de hoy tengo la suerte de vivir la vida que siempre he so?ado, una vida que me permite ayudar a la comunidad LGBT camboyana a escapar de la tortura, el desprecio y la discriminaci¨®n que existe en muchas familias y en la sociedad.¡± Estas son las palabras de Sou Southaye al recibir el premio ¡°La Mirada y la Voz de David Kato¡± el pasado 14 de febrero por las dos d¨¦cadas que lleva luchando por los derechos humanos LGBTI en Camboya. Esta camboyana de 72 a?os, transexual, a pesar de poder disfrutar de su identidad de g¨¦nero sin temor a ser represaliada por su gobierno (en Camboya la homosexualidad es legal), sigue en activo tratando de evitar que otros camboyanos sufran en los entornos rurales la homofobia y violencia de la que ella misma fue v¨ªctima bajo el r¨¦gimen comunista de los J¨¦meres Rojos. Sou es presidenta de la organizaci¨®n que fund¨® y que tiene el m¨¦rito de ser la primera en el pa¨ªs asi¨¢tico en apoyar a las personas LGBT, la Red Camboyana para el desarrollo de hombres y mujeres para el Desarrollo (CMWD).
El nombre del premio que recibi¨® dentro de la entrega de los premios Teddy del Festival de Berl¨ªn (David Kato) simboliza la realidad de miles de defensores de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex (LGBTI) en los contextos m¨¢s hom¨®fobos donde estas personas se enfrentan al rechazo, marginaci¨®n, aislamiento y persecuci¨®n continuo. David Kato fue el primer hombre ugand¨¦s en declararse abiertamente gay y muri¨® asesinado en 2011 tras aparecer publicada su foto y su nombre -y los de otros 99 homosexuales ugandeses- en una revista llamada Rolling Stones (que nada tiene que ver con la revista especializada en m¨²sica).
Un suceso de muy similares caracter¨ªsticas tuvo lugar la semana pasada nuevamente en Uganda cuando -al d¨ªa siguiente de la firma de la Ley Antigay por el presidente Museveni- un tabloide public¨® el nombre de 200 ugandeses y ugandesas homosexuales, algunos p¨²blicamente conocidos y otros ¡°sacados del armario¡± en ese mismo momento. Parec¨ªa tratarse del pistoletazo de salida a una cacer¨ªa. Entre los nombres que aparecen en esa lista est¨¢n los de dos reconocidos activistas ugandeses, compa?eros de David Kato en aquella lista, y cuya labor en defensa de los derechos LGBTI es encomiable: Frank Mughisa y Kasha Jaqueline.
Sin embargo, sus vidas -a pesar del reconocimiento internacional- dista mucho del ¡°glamour¡± que algunos asocian al mundo LGBTI. Ambos viven en la clandestinidad, han tenido que dejar sus entornos de los que unas veces han sido expulsados y otras han abandonado para evitar ser asesinados. La adversidad cotidiana a la que se enfrentan refleja la exclusi¨®n social a la que se ven abocadas muchas personas ¨Cde todos los continentes- cuya orientaci¨®n sexual o identidad de g¨¦nero no responde a patrones convencionales y su entorno en su desprecio las margina. Precisamente es por estar abocados a esta marginalidad, por lo que en muchas ocasiones no trasciende como deber¨ªa el trabajo de estos defensores de derechos humanos que pasan a ocupar las p¨¢ginas de la prensa ¨Cy solo en ciertas ocasiones- cuando mueren asesinados o sus derechos son gravemente violados.
Kasha Jacqueline, fundadora y directora ejecutiva de la organizaci¨®n Freedom and Roam Uganda, gan¨® en 2011 la demanda que present¨® a la revista Rolling Stones por publicar los 100 nombres que le costaron la vida a su amigo David Kato. El juez del Tribunal Supremo ugand¨¦s dictamin¨® que la revista hab¨ªa violado los derechos civiles de las personas cuyas fotos y nombres fueron publicados y orden¨® que el peri¨®dico retirase la publicaci¨®n y les indemnizase. Por su parte, Frank Mughisa, director de SMUG present¨® en 2012 una demanda en un tribunal de Massachusetts contra Scott Lively ¨Crepresentante de una iglesia cristiana ultraconservadora cuyo discurso contra las personas LGBTI traspasa sus propias fronteras - por graves violaciones de las normas del derecho internacional e instigar a la persecuci¨®n de un colectivo por su orientaci¨®n sexual e identidad de g¨¦nero. Se trata de un caso hist¨®rico pendiente de que dictamine el Tribunal Supremo de Estados Unidos y cuya resoluci¨®n tiene una gran trascendencia puesto que podr¨ªa reconocer que instigar de manera sistem¨¢tica a la persecuci¨®n de las personas LGBTI es un crimen contra la humanidad que viola el derecho internacional.
En medio del marasmo de noticias que informan de la creciente criminalizaci¨®n de las relaciones entre personas del mismo sexo en determinados pa¨ªses de ?frica, es vital y crucial sacar a la luz el trabajo y logros que los propios africanos realizan en sus pa¨ªses, donde se juegan la vida y luchan contra las decisiones injustas de sus gobiernos con los medios que tienen que no suelen ser muchos. Frederick Ssempebwa, abogado ugand¨¦s heterosexual, afirm¨® no hace mucho que era cierto que los homosexuales sal¨ªan m¨¢s a la calle en su pa¨ªs pero que su lucha no era una lucha por la homosexualidad sino que era una lucha por la libertad. Los derechos LGBTI es una cuesti¨®n de derechos y libertades y hay quienes se lo juegan precisamente todo por hacer algo, lo Justo.
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