C¨®mo ser mujer y sobrevivir al banco de im¨¢genes
Getty Images pone en marcha una iniciativa que pretende echar por la borda la imagen de la ejecutiva sexi y agresiva, capaz de correr con tacones, barrer con liguero y desfilar por la oficina
La revista Time eligi¨® para ilustrar su portada del 27 de enero, dedicada al imparable ascenso de Hillary Clinton, a una mujer Gulliver. Con impecable pantal¨®n azul marino y zapato de sal¨®n negro, la supuesta pierna de la ex secretaria de Estado y potencial candidata a la presidencia de EE UU en 2016 dejaba a su paso a un diminuto hombre colgado de su inmisericorde tac¨®n. ?Otra vez una mujer poderosa invocando los mismos clich¨¦s y fantasmas del feminismo? ?Otra vez el manido fetichismo del tac¨®n y el traje de ejecutiva? ?Otra vez las malditas Armas de mujer?
Quiz¨¢ la susodicha portada de Time sea la ¨²ltima de una era. Apenas unos d¨ªas despu¨¦s, la agencia Getty Images (el mayor proveedor de im¨¢genes del mundo) hac¨ªa p¨²blico un acuerdo con Lean In (la organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro liderada por la directora operativa de Facebook, Sheryl Sandberg) para renovar su banco de im¨¢genes en torno a los temas mujer, trabajo, poder y familia. Una biblioteca de 2.500 estampas ¨Cque se engordar¨¢ cada mes¨C que aborda el liderazgo femenino desde una ¨®ptica menos sexista y mucho m¨¢s realista y ¨¦tica. Una iniciativa que pretende echar por la borda la imagen de la mujer ambiciosa pisando fuerte, de la ejecutiva sexi y agresiva, de la superwoman capaz de correr con tacones, barrer con liguero y desfilar lozana por la oficina. Todas ellas representaciones alimentadas por ambos sexos a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas y que nada tienen que ver ni con la realidad ni con las conquistas del feminismo.
¡°?En serio? ?A las mujeres nos da tanta risa una ensalada?¡±, se pregunta la periodista Jessica Bennett, encargada del nuevo banco de im¨¢genes Getty-Lean In. Bennett se refiere a uno de los comodines m¨¢s usados a la hora de ilustrar el d¨ªa a d¨ªa del universo femenino: una chica muerta de risa frente a cuatro hojas de lechuga. ¡°Y no es el ¨²nico ejemplo absurdo. Una profesora de Stanford busc¨® una vez im¨¢genes relacionadas con fontaneras y solo se encontr¨® fotograf¨ªas er¨®ticas de j¨®venes esgrimiendo un soplete y en ropa interior. Le fue imposible dar con una sola copia de una mujer en labores de fontaner¨ªa. Hay que modificar ese paisaje. Sabemos que no vamos a cambiar el mundo, pero por algo se empieza¡±.
Basta un gesto sencillo para ese arranque: constatar la realidad. En el archivo que se acaba de poner en marcha hay j¨®venes sentadas frente al ordenador con su hijo en los brazos, altas ejecutivas con arrugas y el pelo blanco, ni?as en patinete, chicas normales en vaqueros, mujeres raciales en cargos relevantes, doctoras, panaderas, profesoras, jardineras, preciosas abuelas¡ Para Anna Freixas, doctora en Psicolog¨ªa por la Universidad de Barcelona y autora del libro Tan frescas: mujeres maduras en el siglo XXI, la inteligencia femenina sigue resultando una agresi¨®n, y la ambici¨®n, una cualidad negativa asociada a estereotipos como el de la Dama de Hierro. ¡°Son los bastiones de resistencia del machismo, un machismo que intenta ridiculizarnos. ?A qui¨¦n se le hubiese ocurrido insinuar una imagen de Obama pisoteando a los dem¨¢s en su carrera a la Casa Blanca? A nadie. El gran problema de la mujer no es solo mostrarse como realmente es, sino encontrar modelos en los que reflejarse. Porque a la hora de mandar o de hacernos mayores no los tenemos¡±.
Y es en esa b¨²squeda de espejos no deformantes donde la iniciativa de Lean In y Getty puede significar el principio de una nueva memoria visual asociada a una verdadera identidad femenina en sus m¨²ltiples facetas de poder, como dice Freixas, ¡°asertivas, l¨²cidas y r¨¢pidas sin ser tildadas de agresivas o marimachos¡±.
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