Tr¨¢igame un libro de Garc¨ªa M¨¢rquez
La gigantesca maquinaria de distribuci¨®n colombiana se ha dedicado a imponer condiciones asesinas a los libreros independientes con los libros de Garc¨ªa M¨¢rquez
A finales de enero pasado, en medio de uno de esos calores que matan p¨¢jaros en pleno vuelo, llegu¨¦ por primera vez a Aracataca. El pueblo donde naci¨® Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez tiene una casa museo Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, un recorrido sobre Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, un restaurante Gabo (en la calle de los Turcos, que conocen bien los lectores de Cien a?os de soledad), una emisora llamada Macondo Est¨¦reo y hasta un holand¨¦s errante que abri¨® un hotel, la Residencia Gitana, y se cambi¨® el apellido de su familia por uno que les resultara un poco m¨¢s familiar a los locales: Buend¨ªa. Fue ¨¦l, Tim Buend¨ªa, quien me pregunt¨® a la hora del almuerzo si yo cre¨ªa que lo de los libros pod¨ªa arreglarse. Le dije la verdad: que no lo sab¨ªa, pero que semejante situaci¨®n no pod¨ªa durar mucho; porque a m¨ª tambi¨¦n me gustar¨ªa, como a tantos lectores de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, poder comprar sus libros en las librer¨ªas colombianas.
El primero en hablar del elefante en la (macondiana) habitaci¨®n fue el periodista Nicol¨¢s Morales Thomas. En noviembre del a?o pasado, Morales escribi¨® una columna larga y detallada en la que daba cuenta del fen¨®meno, que en pocas palabras es el siguiente. Hace unos a?os, cuando el grupo editorial Norma decidi¨® cerrar una de las colecciones de literatura m¨¢s importantes de la historia latinoamericana reciente, solo conserv¨® los derechos de un autor: Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Desaparecida la editorial ¨Cas¨ª como los responsables de la antigua y maravillosa colecci¨®n literaria¨C, lo que queda es solo una gigantesca maquinaria de distribuci¨®n que, con la rentabilidad como religi¨®n, se ha dedicado a imponer condiciones asesinas a los libreros independientes. El objeto del chantaje (el cuerpo del delito, como si dij¨¦ramos) son los libros de Garc¨ªa M¨¢rquez.
Cuando lo visit¨¦ para hablar del asunto, David Roa, el responsable de La Madriguera del Conejo, me explic¨® la situaci¨®n. Los distribuidores de Garc¨ªa M¨¢rquez no dejan sus libros en dep¨®sito, como es pr¨¢ctica corriente, sino que exigen la compra al contado; y no hacen el descuento del 40%, como es pr¨¢ctica corriente, sino solo del 25%. En pocas palabras: las condiciones que impone Norma a los libreros independientes hacen que para ellos sea imposible, por no decir suicida, tener libros de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Y me encontr¨¦ entonces ante esta situaci¨®n fabulosa: el ¨²nico libro de Garc¨ªa M¨¢rquez disponible en La Madriguera del Conejo, los Cuentos completos, estaba en la edici¨®n mexicana de Diana; otras librer¨ªas, como Casa Tomada, importaban ediciones de bolsillo espa?olas para suplir la demanda; en la librer¨ªa Pr¨®logo pude comprar Yo no vengo a decir un discurso, cuyos derechos en Colombia no los tiene Norma, sino la editorial Mondadori.
La ¨²nica librer¨ªa que puede aceptar estas condiciones ¨Caparte de las grandes superficies y los quioscos de diversa ¨ªndole¨C es la Librer¨ªa Nacional, una cadena cuyo poder est¨¢ m¨¢s all¨¢ de toda duda. All¨ª pude encontrar los libros de Garc¨ªa M¨¢rquez, pero los encontr¨¦ en la ¨²nica edici¨®n disponible en Colombia: una colecci¨®n de libros feos, baratos y descuidados cuyo objetivo primordial son los estudiantes. En Colombia es imposible encontrar una edici¨®n cuidada ¨Cuna tapa dura y un papel agradable, por no hablar de una edici¨®n cr¨ªtica¨C del escritor colombiano m¨¢s importante (y s¨ª, m¨¢s le¨ªdo) de todos los tiempos. La pr¨®xima vez que vaya a Espa?a, a M¨¦xico o a Buenos Aires, aprovechar¨¦ para comprar libros de Garc¨ªa M¨¢rquez. No sabe uno cu¨¢ndo necesite hacer un regalo.
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