¡°Imag¨ªnate que Sting utilizara una guitarra de ¨¦bano ilegal¡±
El director general de la maderera Madinter explica por qu¨¦ la Secretar¨ªa de Estado de EE UU ha galardonado a su empresa junto a su socio Taylor Guitars por su programa de responsabilidad social corporativa en su f¨¢brica de ¨¦bano en Camer¨²n
Estudi¨® y ejerci¨® durante m¨¢s de una d¨¦cada como veterinario. Pero hace unos a?os cambi¨® los animales por los ¨¢rboles. Vendi¨® su parte en la cl¨ªnica en la que trabajaba y se enrol¨® en la empresa de fabricaci¨®n de muebles e instrumentos de madera Madinter, con sede en Cerceda, al norte de Madrid. ¡°Era de un amigo y decid¨ª invertir, aunque no ten¨ªa ni idea del sector¡±, reconoce. Su rumbo profesional cambi¨® a¨²n m¨¢s cuando uno de sus proveedores de ¨¦bano en Camer¨²n les anunci¨® que se jubilaba y les ofreci¨® comprar la serrer¨ªa en el pa¨ªs africano. ¡°No ten¨ªamos dinero as¨ª que nos plantamos en Amsterdam para hablar con la gente de Taylor Guitars para que invirtiesen con nosotros¡±, recuerda. Un a?o despu¨¦s, la f¨¢brica era suya.
Hasta aqu¨ª, la historia podr¨ªa ser la de cualquier empresario con pulsi¨®n de crecer. Pero no es por eso que la Secretaria de Estado de EE UU ha galardonado este a?o a Crelicam, la f¨¢brica que adquirieron ambas empresas (Taylor Guitars y Madinter) con el Premio Excelencia Corporativa que reconoce desde 1999 el compromiso de empresas estadounidenses en actividades de responsabilidad social en todo el mundo. John Kerry les entreg¨® el galard¨®n en Washington hace unas semanas gracias a su gesti¨®n responsable del bosque de ¨¦bano camerun¨¦s y su filosof¨ªa corporativa en cuanto a los trabajadores y buen gobierno.
¡°Estamos muy orgullosos de no haber cometido ning¨²n acto corrupto. Ni siquiera nos han puesto una multa de tr¨¢fico. Nada¡±, asegura. Y explica las dificultades de hacer negocios en un pa¨ªs ¡°muy corrupto¡± en el que para poder operar ¨¢gilmente ¨C¡°que no te retengan los barcos siete d¨ªas en el puerto, como nos ha pasado¡±¨C hay que pasar por caja. ¡°Nosotros nunca¡±, insiste.
La negativa a caer en las corruptelas no es la ¨²nica pr¨¢ctica responsable por la que Madinter, junto con su socio Taylor Guitars, ha sido premiada. De Teresa mueve el dedo sobre una carpeta parcelando virtualmente la superficie. ¡°Partimos el terreno en 30. Hablamos de zonas extens¨ªsimas. Si cada a?o explotas una de las divisiones, respetando a los ¨¢rboles grandes (los semilleros), cuando vuelves tres d¨¦cadas despu¨¦s se habr¨¢ regenerado. Eso es lo responsable. Ni siquiera repoblar, sino que el bosque se regenere naturalmente con el tiempo que necesite¡±, detalla. ¡°Y rentable¡±, apostilla.
El veterinario metido a maderero quiere romper con la imagen de que todas las empresas del sector expolian los recursos naturales sin preocuparse por la conservaci¨®n ambiental. Por eso, junto a su socio de Taylor Guitars, han iniciado una campa?a para que los fabricantes de instrumentos musicales dejen de utilizar solo ¨¦bano negro. Lo que supone que toda la parte blanca del tronco, por su bajo precio, acaba olvidada en medio del bosque. Que la empresa socia est¨¦ relacionada con la m¨²sica les ha dado visibilidad en este proyecto para cambiar el sector, seg¨²n De Teresa. ¡°Imag¨ªnate que Sting utilizara una guitarra de ¨¦bano ilegal¡±, bromea.
Creo que para cambiar las cosas se debe actuar desde la econom¨ªa¡±
¡°El bosque es una fuente inagotable de riqueza. Si se cuida¡±, subraya las tres ¨²ltimas palabras. ¡°Luego hay operadores buenos y otros malos¡±. Al adquirir la f¨¢brica de Camer¨²n (lo que les convirti¨® en proveedores) decidieron ser de los primeros. ¡°Nos reunimos con ONG medioambientales, les contamos el proyecto y buscamos asesoramiento¡±, afirma.
A De Teresa tampoco le gusta aquello de trabajar en un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo sin respetar unos m¨ªnimos de derechos laborales. ¡°La primera medida que tomamos fue duplicar el sueldo a los empleados¡±, afirma. Tom¨® esta decisi¨®n, dice, porque en su primera visita a la f¨¢brica vio que muchos de los 75 trabajadores pululaban por las instalaciones. ¡°Es la hora de comer pero como es final de mes, no tienen comida, as¨ª que pasean¡±, les explic¨® el anterior due?o seg¨²n recuerda De Teresa. ¡°Eso no pod¨ªa ser. Y como pod¨ªamos permitirnos doblarles el salario, ?por qu¨¦ no hacerlo?¡±, zanja rotundo el director de Madinter que no reh¨²ye poner cifras. ¡°De media cobran unos 250 euros mensuales, es el doble de lo que cobra all¨ª un funcionario o cualquier trabajador de otra empresa del sector. Y el gerente, camerun¨¦s ¨Capostilla¨C, cobra como un directivo de aqu¨ª¡±.
Despu¨¦s implantaron un comedor en la empresa, seguro m¨¦dico para los trabajadores y ayudas para escolarizar a los hijos. Ahora piensan en montar una escuela de m¨²sica y otra de f¨²tbol para los peque?os. Lo que mueve a De Teresa para hacer las cosas as¨ª es ¡°el sentido com¨²n¡±. Y la l¨®gica empresarial: ¡°Ahora la empresa es otra. La gente, los trabajadores, creen en nosotros y est¨¢n m¨¢s comprometidos¡±.
¡°Antes de llegar a este paso he vivido mucho. He visitado a proveedores en todo el mundo, en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y mi experiencia es que all¨ª viven personas como nosotros, con familia y que son buenos trabajadores. No creo que lo que hacemos sea excepcional. Es lo natural¡±, se quita importancia. Aunque reconoce que quiere que sus hijos, muy peque?os todav¨ªa, tengan motivos en el futuro para sentirse orgullosos de su padre.
Con todo, De Teresa repite que Madinter no es un ONG y gana dinero con su actividad. Y a?ade: ¡°Yo creo que para cambiar las cosas se tiene que hacer desde la econom¨ªa¡±. Lo primero que quiere cambiar es la imagen ¡°injusta¡± que se tiene del sector. ¡°Trabajando de manera responsable protegiendo el bosque¡±, apunta. Lo segundo, dejar de ser esa gente que se aprovecha de los recursos naturales de un pa¨ªs para revalorizarlos en otros. En esta l¨ªnea, su socio fabricante de guitarras y ¨¦l ya se han marcado el objetivo de ampliar su actividad en Camer¨²n y transformar all¨ª en vez de exportar la materia prima.
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