Francisco, un a?o de esperanza y de inc¨®gnitas
El Papa recupera la idea de solidaridad, pero las mujeres siguen marginadas en la Iglesia
Desde su elecci¨®n el 13 de marzo de 2013, Francisco no ha cesado de sorprender a fieles y esc¨¦pticos por sus gestos y palabras, que han cambiado, al menos de cara al exterior, la imagen del Papa y la han hecho m¨¢s cercana al pueblo y m¨¢s cre¨ªble. Su primer mensaje desde el balc¨®n del Vaticano no fue para bendecir urbi et orbi cual monarca absoluto, sino para pedir a los reunidos en San Pedro que rezaran por ¨¦l.
El Jueves Santo ¡°transgredi¨®¡± las r¨²bricas lit¨²rgicas al celebrar tan importante efem¨¦rides en un centro penitenciario donde lav¨® los pies a 12 j¨®venes, entre ellos a dos mujeres, una musulmana. Durante su viaje a Brasil visit¨® la favela Varginha, critic¨® la indiferencia ante las desigualdades y, en plena movilizaci¨®n de los indignados, lejos de apagar el fuego de la protesta, se puso del lado de los j¨®venes, a quienes les dijo: ¡°Espero l¨ªo, que haya l¨ªo, que la Iglesia salga a las calles¡±.
El viaje a Brasil era una excelente oportunidad para encontrarse con las comunidades eclesiales de base y con los te¨®logos y te¨®logas de la liberaci¨®n, algunos de ellos condenados por los papas anteriores. Dicho encuentro no se produjo. Es verdad, no obstante, que durante los ¨²ltimos meses se han dado pasos importantes de acercamiento del Vaticano hacia la tan castigada teolog¨ªa latinoamericana de la liberaci¨®n, al menos en la persona del peruano Gustavo Guti¨¦rrez, considerado el padre de dicha tendencia teol¨®gica, al que papa ha recibido y del que L¡¯Osservatore Romano ha publicado un importante art¨ªculo, algo impensable con Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Al menos ha comenzado el deshielo y se ha pasado del anatema al di¨¢logo y del silenciamiento a la palabra. Con todo falta, a mi juicio, un paso importante por dar: la retirada de las sanciones contra los te¨®logos y te¨®logas de las diferentes tendencias teol¨®gicas m¨¢s vivas y creativas actuales: de la liberaci¨®n, de las religiones, feminista, etc¨¦tera.
Es un paso que no tendr¨ªa que serle dif¨ªcil dar a Francisco, ya que su cr¨ªtica del capitalismo, su teolog¨ªa del bien com¨²n y su propuesta de la ¡°Iglesia de los pobres¡± van en la direcci¨®n de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n e incluso se inspiran en ella. Un ejemplo es: la exhortaci¨®n apost¨®lica La alegr¨ªa del Evangelio, que cr¨ªtica el neoliberalismo en continuidad con las tradiciones antiidol¨¢tricas de ayer y de hoy: de ayer, los profetas de Israel y Jes¨²s de Nazaret; de hoy, los Foros Sociales Mundiales, los movimientos alterglobalizadores y los indignados.
Ha interpretado la crisis actual como resultado de un capitalismo salvaje
Es un texto revolucionario que interpreta la crisis actual como resultado de un capitalismo salvaje dominado por la l¨®gica del beneficio a cualquier precio y pronuncia cuatro noes: a una econom¨ªa de la exclusi¨®n, a la nueva idolatr¨ªa del dinero, a un dinero que gobierna en lugar de servir y a la inequidad que genera violencia. Recupera la palabra ¡°solidaridad¡± que corre el riesgo de ser eliminada del diccionario y es ¡°una palabra inc¨®moda, casi una palabrota¡± para los mercados.
Critica la utilizaci¨®n de los derechos humanos como justificaci¨®n para la defensa exacerbada de los derechos individuales y de los derechos de los pueblos m¨¢s ricos. Pone en el centro de su mensaje las palabras que molestan al sistema neoliberal: ¨¦tica, solidaridad mundial, distribuci¨®n de bienes, preservar las fuentes del trabajo, dignidad de los d¨¦biles.
Uno de los ¨¢mbitos donde se juegan tanto la credibilidad del Papa como la autenticidad de su reforma es la actitud hacia las mujeres. Francisco reconoce, es verdad, el hecho de la marginaci¨®n de las mujeres en la Iglesia cat¨®lica; afirma que le produce un profundo sufrimiento ver c¨®mo en ella o en algunas organizaciones eclesiales el servicio de las mujeres desemboca en servidumbre. Defiende su incorporaci¨®n a los ¨¢mbitos de responsabilidad eclesial.
Pero hasta ahora no ha dado pasos en esa direcci¨®n. Ha mostrado su negativa al acceso de las mujeres a los ministerios ordenados, lo que es contrario a las investigaciones b¨ªblicas, hist¨®ricas, arqueol¨®gicas, teol¨®gicas y pastorales que avalan el ejercicio de todas las funciones ministeriales por parte de las mujeres. Defiende la elaboraci¨®n de una ¡°teolog¨ªa de la mujer¡±, que justifica las tareas diferenciadas en funci¨®n del sexo y recurre al discurso de la excelencia.
Francisco no parece tener en cuenta las principales aportaciones de la teolog¨ªa feminista: el movimiento de Jes¨²s como comunidad (no cl¨®nica) de iguales hombres y mujeres; la hermen¨¦utica de la sospecha aplicada a los textos androc¨¦ntricos de la Biblia y de la teolog¨ªa; la cr¨ªtica de la organizaci¨®n jer¨¢rquico-patriarcal de la Iglesia; la defensa de una Iglesia inclusiva y no sexista, etc¨¦tera. Papel importante en el mantenimiento de la discriminaci¨®n de las mujeres est¨¢ jugando el prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe cardenal M¨¹ller. Har¨ªa bien el papa Francisco en vigilar de cerca al ¡°vigilante de la ortodoxia¡± o en sustituirlo.
Un a?o despu¨¦s de su elecci¨®n, hay muchas esperanzas depositadas en Francisco, pero siguen quedando no pocas inc¨®gnitas.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la c¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Cincuenta intelectuales para una conciencia cr¨ªtica (Fragmenta, Barcelona, 2013).
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