Lo urgente es curar
Quien mejor conoce la enfermedad, la suya y la de los dem¨¢s, es la mujer. Eso se ve muy bien en el hospital de Bathalapalli. Las salas de espera est¨¢n llenas de mujeres y cada una es una trabajadora social. Octava historia del libro 'Vicente Ferrer. Rumbo a las estrellas, con dificultades'. Por MANUEL RIVAS
Hubo una temporada de dificultades con las obras. En?tre otras cosas, hac¨ªa mucho calor. Y en Anantapur, cuando se dice que hace mucho calor es que arden las piedras. Hay d¨ªas en que ni las sombras tocan el suelo. Por eso y por otras cosas, las obras no marchaban bien. Ferrer se present¨® all¨ª, reuni¨® a los alba?iles y les dijo:
¡ªVosotros sois dioses. Yo no puedo hacerlo. Ni esto, ni este otro. Pero vosotros, s¨ª. Vosotros sois los que vais a levantar el hospital. Antes no exist¨ªa y aho?ra puede haberlo. ?Veis que digo la verdad? ?Vosotros sois dioses!
Les convenci¨® porque ten¨ªa raz¨®n. El hospital de Bathalapalli fue levantado y existe. Es la honra de Anan?tapur. En su escala, un hospital mod¨¦lico en la India. Para la medicina social, una referencia en todo el mundo.
Antes de llegar, una leyenda en una piedra: la po?breza y el sufrimiento no est¨¢n aqu¨ª para ser entendi?dos sino para ser resueltos. Me gusta esta decisi¨®n con que hablan las piedras en Bathalapalli. Albert Camus lo dec¨ªa as¨ª: "Lo urgente es curar".
Me hab¨ªan dicho: Vicente representaba el hemisfe?rio so?ador, y Anna el de la raz¨®n pr¨¢ctica. Era la com?plementariedad, el pacto. Dos hemisferios tan bien co?nectados que produc¨ªan un efecto multiplicador.
El sue?o se hac¨ªa expansivo. Crec¨ªa en el territorio. Como el hospital de Bathalapalli. Pero estoy con Anna Ferrer, ella me gu¨ªa, y se difumina la l¨ªnea divisoria de los dos hemisferios. Anna dice mucho con pocas pala?bras. Pero su tono nunca es neutro. Al contrario. Son palabras en vilo. Nada de lo que dice se cae al suelo. Est¨¢ sostenido por una pasi¨®n creativa. Anna es a la vez Vicente y Anna.
Somos lo que so?amos. Somos lo que hacemos. La ra¨ªz es la misma.
Los orfanatos, por ejemplo, no son mundos aparte. Est¨¢n en el mismo espacio y vinculados tanto al ala hospitalaria como a los departamentos educativos.
?Orfanatos? ?Qu¨¦ clase de orfanatos?
Los que acogen a los ni?os afectados de sida. Con VIH positivo.
El sue?o ven¨ªa impuesto por la pesadilla. En aquel momento, cuando se tom¨® la decisi¨®n, sab¨ªan que na?die estaba dispuesto a hacerlo. Muchos centros no aceptan a un ni?o. El virus act¨²a tambi¨¦n como un estigma social.
Los dos orfanatos, las ciento cincuenta plazas para ni?os afectados, est¨¢n repletos. Saludan. Juegan. El eco de sus juegos nos recibe en el escenario de la enfer?medad.
"Cuando llegan, llegan muy tristes, con el peso del estigma ¡ªdice Gerardo Ur¨ªa, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas de Bathalapalli¡ª. La so?ciedad puede aceptar la corrupci¨®n, que alguien se haga rico irregularmente, pero no acepta esta enfer?medad. Es como una mancha para toda la familia. Como una maldici¨®n".
Los atendidos por estos orfanatos mod¨¦licos son ni?os y ni?as a partes iguales. Llegan tristes, como ex?plicaba Ur¨ªa, la vida era un callej¨®n sin salida. Ni el hueco de una gatera hab¨ªa. Al poco tiempo se sienten mejor. Hay excepciones, pocas, peque?os tan lastima?dos por la vida que les cuesta mucho salir de su propia concha. "Aqu¨ª no hay estigma y la gran mayor¨ªa me?jora casi de inmediato. La infancia tiene esa capaci?dad. En pocos d¨ªas aumentan cinco kilos de peso".
En el hospital de Bathalapalli se han atendido dieci?nueve mil pacientes de VIH. Por la dedicaci¨®n y la calidad, un centro de referencia en la India y a escala mundial. El equipo que dirige Gerardo Ur¨ªa, asturia?no, de treinta y ocho a?os, y que trabaja con la Funda?ci¨®n en Anantapur desde 2009, est¨¢ formado por siete m¨¦dicos, cuarenta enfermeras y treinta celadores. Muchos de los casos de sida se agravan porque est¨¢n aso?ciados a tuberculosis, lo que hace que la enfermedad sea mucho m¨¢s resistente a cualquier tratamiento y la mortalidad sea muy alta. En el recorrido con Ur¨ªa, vi?sitamos esa ¨¢rea de alto riesgo: estaban siendo trata?dos ochenta y dos casos de VIH/tuberculosis. Uno de los logros del departamento es la detecci¨®n de la tu?berculosis por medios avanzados, para lo que ha sido fundamental la colaboraci¨®n de microbi¨®logos espa??oles.
Hay centros en los que los enfermos de sida son expulsados o ni siquiera se les acepta. Y todav¨ªa es muy dif¨ªcil conseguir m¨¦dicos locales que se impliquen en la lucha contra el VIH. La India es el tercer pa¨ªs en el mundo en el n¨²mero de v¨ªctimas de esta epidemia. En el campo de la prevenci¨®n, la acci¨®n gubernamen?tal ha mejorado bastante, seg¨²n el doctor Ur¨ªa, sobre todo en el reparto de condones entre sexworkers ("tra?bajadores del sexo"). En la India, el principal factor de riesgo lo representa el hombre casado y con familia que tiene contacto con la prostituci¨®n. Ese hombre contagiar¨¢ a su familia. La enfermedad se descubrir¨¢ tarde. Y adem¨¢s, la culpabilizada ser¨¢ la mujer. En muchos casos, expulsada de casa, con sus hijos, sobre todo si son ni?as. Ese suele ser el proceso.
Adem¨¢s de la atenci¨®n sanitaria, las mujeres van a necesitar apoyo para sobrevivir y mantener a su prole.
A ellas van destinadas de forma preferente, por parte del Rural Development Trust Vicente Ferrer, las ayudas para dotarse de un medio de vida, desde una m¨¢quina de coser a la adquisici¨®n de vacas, b¨²falas o cabras.
La gente pobre y las castas m¨¢s desfavorecidas son las m¨¢s afectadas. Suelen acudir m¨¢s tarde al trata?miento, si es que acuden. El estigma marca m¨¢s. Y el costumbrismo religioso concibe la enfermedad como una tara irreversible del destino. El doctor Ur¨ªa me habla de un caso reciente: el ingreso de una ni?a de catorce a?os, con un peso de doce kilos, que fue en?contrada en la estaci¨®n de tren de Anantapur. La ha?b¨ªan dejado all¨ª sus hermanos al descubrirse que ten¨ªa VIH positivo. Su estado se agrav¨® por la fuerte depre?si¨®n de saberse abandonada. D¨ªas m¨¢s tarde me co?municaron que hab¨ªa muerto.
Junto con el VIH (y la tuberculosis), el suicidio fe?menino es una de las causas de mayor mortalidad en la India. Ketty Arce, treinta y un a?os, de Ecuador, m¨¦dica en Urgencias de Bathalapalli, me cuenta que uno de los m¨¦todos m¨¢s utilizados para quitarse la vida por parte de las mujeres j¨®venes es la ingesti¨®n de henna. La sustancia elegida tiene, en este caso, todo el poder de una met¨¢fora. La henna se utiliza para embe?llecerse y como tinte natural. Si se ingiere, es m¨¢s peli?grosa que los insecticidas, tambi¨¦n utilizados con fre?cuencia en los suicidios. La henna, y hay variantes con componentes muy t¨®xicos, causa edema de glotis y el fallecimiento suele ser muy r¨¢pido, en menos de una hora. Es lo que m¨¢s temen en Urgencias: apenas hay tiempo para intervenir. El envenenamiento por la in?gesti¨®n de insecticida tiene un efecto m¨¢s lento y con signos visibles.
?Por qu¨¦ este ¨ªndice de suicidios, hasta ser la segun?da causa de mortalidad? "Adem¨¢s de las causas cono?cidas, como los matrimonios forzados ¡ªexplica Ketty Arce¡ª, en general la sociedad es muy exigente con la mujer en todos los ¨®rdenes. Por ejemplo, hay muchas chicas j¨®venes que no soportan la suspensi¨®n de un examen. Para ellas los estudios son muy importantes, porque son un medio para aumentar su valor. Cuando una mujer tiene estudios, su precio es m¨¢s alto, se le respeta m¨¢s. Por una parte, los estudios mejoran tu condici¨®n, pero tambi¨¦n hay una autoexigencia, una presi¨®n".
La palabra revoluci¨®n, de tan manoseada, puede llegar a tener un significado banal. Pero recupera su sentido profundo al hablar del cambio que se est¨¢ pro?duciendo en Anantapur en relaci¨®n con la situaci¨®n de la mujer. "Woman is the Nigger of the World", dice la canci¨®n compuesta por John Lennon y Yoko Ono. Anna Ferrer me hab¨ªa estado hablando del car¨¢cter nuclear de la mujer en esa revoluci¨®n positiva. Como "campo de acci¨®n", la m¨¢s necesitada entre los necesitados. Pero tambi¨¦n como protagonista de esa trans?formaci¨®n positiva. Vicente Ferrer era muy consciente de que el futuro pasaba por esa mirada ecofeminista. ?l mismo lo explicaba de la forma m¨¢s sencilla. Con el agua. Hasta la respuesta de las preguntas ¡ª?qui¨¦n es el primero que lo detecta? y ?qui¨¦n es el primero que lo sufre?¡ª es la mujer. Suele ser ella quien la busca y quien la transporta.
Con quien habla el agua, con quien tiene confianza, es con la mujer.
Tambi¨¦n la enfermedad. Quien mejor la conoce, la suya y la de los dem¨¢s, es la mujer. Eso se ve muy bien en Bathalapalli. Si la mujer no est¨¢ enferma, est¨¢ pen?diente, o est¨¢ en camino, o atiende aqu¨ª y all¨¢. Los patios hospitalarios, las salas de espera, est¨¢n llenos de mujeres. Cada una equivale a una trabajadora social.
"La alimentaci¨®n sigue siendo un problema ¡ªme hab¨ªa explicado Anna Ferrer¡ª. No hablamos de ham?brunas. Pero en el hospital detectamos que una mayo?r¨ªa de mujeres padece anemia, un sesenta y dos por ciento. La dieta b¨¢sica para ellas suele ser arroz con salsa picante. Padecen una gran falta de vitaminas, de minerales. ?Por qu¨¦ esa diferencia? Lo corriente es que las mujeres sirven, por este orden, primero al marido, luego a los hijos, luego a las hijas y, finalmente, ella. Muchas veces comen las sobras. Detectamos muchas ni?as an¨¦micas a los nueve o diez a?os".
Con ser grave, no es lo m¨¢s terrible que le pasa a una mujer. La peor enfermedad que sufre la mujer es la violencia machista. Tiene diversas formas. Y no es raro que cause la muerte. Lo que ocurre con la mujer es la gran cura por hacer en la India emergente. Cada vez existe m¨¢s conciencia, m¨¢s inquietud, pero toda?v¨ªa es una reacci¨®n d¨¦bil frente a ese destrozo de vidas que se asume como un coste cotidiano. Pero es algo tremendo. En v¨ªctimas equivale a una guerra. Y detr¨¢s de la apariencia, la vida para la mayor¨ªa de las mujeres es una esclavitud. Las obligan a casarse con alguien que muchas veces ni siquiera conocen. Tienen que pa?gar dote. Muchos maridos, ?y suegros!, siguen pidien?do dinero toda la vida. Hay miles de violaciones que ni siquiera se denuncian porque es una deshonra para la familia. Si un hombre tiene muchas deudas, no es raro que se marche y deje la carga de las deudas a la mujer. Y se venden ni?as. Hay hu¨¦rfanas a las que venden por dos mil rupias. A veces, ni siquiera pagan nada por ellas.
El cambio de este estado de cosas depende del go?bierno, s¨ª, de la administraci¨®n, de la justicia. Aunque en la India hay buenas leyes, algunas muy avanzadas, el problema es que no se cumplen. Para que se pro?duzca ese cambio, tiene que haber una conciencia en las propias mujeres. No va a acabar esta esclavitud y esta violencia por arte de magia. Y cuando toman conciencia, las indias tienen mucho car¨¢cter. Hacen un trabajo extraordinario. Ellas son la fuerza de la Fundaci¨®n, que ha tomado iniciativas que son una no?vedad total, como crear casas de acogida, centros de asesoramiento, pero tambi¨¦n talleres de trabajo y un sistema de peque?os pr¨¦stamos para que puedan re?hacer sus vidas. Las casas, la propiedad, est¨¢n a nom?bre de las mujeres. Para que no puedan expulsarlas. Y tambi¨¦n las cuentas en los bancos. Porque sin recursos propios, sin independencia, nunca se liberar¨¢n de esa esclavitud.
De esto se habla en Bathalapalli, donde lo urgente es curar.
"Una buena sanidad p¨²blica ¡ªdice Gerardo Ur¨ªa, antes de volver a esa tarea urgente¡ª es la mejor ma?nera de romper el c¨ªrculo de la pobreza. Y al contra?rio. Una mala sanidad agrava el c¨ªrculo de la pobreza. Lo m¨¢s sucio es que se convierta en un negocio, que arruina a unos y hace ricos a otros. De eso tom¨¦ con?ciencia al venir aqu¨ª. Curar la enfermedad y curar la sociedad".
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