El esp¨ªa enjaulado
Saviano se ha convertido en s¨ªmbolo del escritor que dice lo que otros no se atreven
La coca¨ªna es la droga del capitalismo. Y los libros lo han reflejado. La era Reagan en Estados Unidos produjo a un novelista como Bret Easton Ellis y sus personajes decadentes, millonarios y drogadictos. Y con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, el mundo se llen¨® de Easton Ellis: Jos¨¦ ?ngel Ma?as en Espa?a, Alberto Fuguet en Chile o Jaime Bayly en Per¨² ten¨ªan algo en com¨²n: las hordas de cocain¨®manos que poblaban sus novelas.
No fue casual. Esos autores retrataban lo que ocurr¨ªa fuera de los libros. Con un vencedor tan claro de la guerra fr¨ªa, la ¨¦pica revolucionaria quedaba cancelada. Los j¨®venes ya no ten¨ªan que luchar. La soluci¨®n a los problemas sociales era consumir y producir. La hero¨ªna es para pa¨ªses socialdem¨®cratas, donde el consumidor vegeta vigilado y mantenido por el Estado. La coca¨ªna es la droga del individualista proactivo, del self made man, del que se come el mundo. La consum¨ªan los ejecutivos agresivos como los de American Psycho y los br¨®kers como El lobo de Wall Street.
Lo que no sab¨ªamos es que esos ejecutivos iban a vivir de ella. Y eso es lo que cuenta el nuevo libro de Roberto Saviano: CeroCeroCero.
Como todo el mundo, descubr¨ª a Saviano con Gomorra, aquel libro entre la realidad y la ficci¨®n que descubr¨ªa el rostro turbio, ordinario y cutre de la Mafia napolitana. Gomorra le vali¨® a su autor una fetua mafiosa, una orden de asesinato que a¨²n pende sobre su cabeza, y que lo ha obligado a vivir escondido y escoltado. Lleva m¨¢s de 38.000 horas con guardaespaldas d¨ªa y noche, y puede permanecer as¨ª de por vida. Por eso, se ha convertido en un m¨¢rtir de la libertad de expresi¨®n, un s¨ªmbolo del escritor que dice lo que otros no se atreven a decir, aunque ponga en riesgo su propia supervivencia.
Desde entonces, he esperado siete a?os por su siguiente trabajo de investigaci¨®n. Y el resultado es fascinante y contradictorio.
Como tem¨ªa, Saviano es una v¨ªctima de su propio coraje. Es un esp¨ªa enjaulado. Narra lo que lee, o lo que otros le dicen. No puedes infiltrarte en un cartel de drogas si llevas una escolta de ocho carabineros italianos. Las potentes im¨¢genes de Gomorra ¨Cla gr¨²a sacando del mar cad¨¢veres de chinos, los fusileros en calzoncillos¨C surgen de las calles de la infancia de Saviano. En CeroCeroCero, Saviano no puede pisar la calle.
Y sin embargo, hay lugares donde s¨ª se puede llevar escolta: los bancos, los ministerios, las agencias de calificaci¨®n de riesgo. Saviano puede hablar con quien sea en todas las instancias. Desde un supervisor de Bolsa hasta Bono. Desde Scotland Yard hasta la Academia Sueca. Y, adem¨¢s, puede contarlo con una prosa exquisita.
El mayor hallazgo del libro es desvelar el papel del dinero de la coca en la crisis financiera. Cuando los bancos necesitaron liquidez, tras el cierre de Lehmann Brothers, con toda la banca a punto de quebrar, nadie estaba para hacerles ascos a unos capitales libres de impuestos con origen en organizaciones fachada. El dinero fresco y sin restricciones de la coca¨ªna salv¨® del desastre a numerosas instituciones financieras occidentales, y permiti¨® ganar tiempo y salvar la banca. Saviano lo llama narcocapitalismo. La droga del sistema saliendo al rescate de su nodriza.
M¨¢s que una cr¨®nica, CeroCeroCero es un provocador documental. Como Inside Job o The Corporation. Quiz¨¢ no tiene la vida de Gomorra. Pero a trav¨¦s de los barrotes, el esp¨ªa enjaulado a¨²n hunde las manos en la escoria. Y no le tiemblan.
@twitroncagliolo
elpaissemanal@elpais.es
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