El golpe de Estado de Jordi ?vole
Si lo que quer¨ªa mostrar ?vole es que nuestra noveler¨ªa no tiene l¨ªmites, el programa fue un ¨¦xito
Hay que volver a repetirlo: el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 es nuestro asesinato de Kennedy. Primero, porque es el punto exacto donde convergen todos los demonios de nuestro pasado reciente. Y segundo porque, en parte por lo anterior, se ha convertido en una ficci¨®n, una gran ficci¨®n colectiva fabricada durante d¨¦cadas, a base de especulaciones noveleras, recuerdos inventados, teor¨ªas insensatas, leyendas urbanas, medias verdades y simples mentiras, por los propios golpistas, por periodistas con mucha prisa y pocos escr¨²pulos y por la fantas¨ªa popular. El resultado es que, como adem¨¢s el golpe fue un golpe casi sin documentos, sobre ¨¦l puede decirse de todo y con absoluta impunidad; de hecho, salvo que lo organizaron Mortadelo y Filem¨®n, del golpe se ha dicho de todo, como del asesinato de Kennedy. Por eso, hace unos a?os, en trance de escribir una novela sobre el 23 de febrero (o sobre un instante o un gesto del 23 de febrero), comprend¨ª que escribir una ficci¨®n sobre otra ficci¨®n era redundante, literariamente irrelevante, y acab¨¦ escribiendo un relato lo m¨¢s cosido posible a la realidad, un relato real o una novela sin ficci¨®n.
No voy a discutir aqu¨ª si lo que hizo Jordi ?vole el pasado 23 de febrero en Salvados, presentando una versi¨®n ficticia del golpe como si fuese verdadera, estuvo bien o mal; a mi juicio, lo m¨¢s interesante del asunto es otra cosa. De entrada podr¨ªa sorprender que espectadores con sentido com¨²n y nociones de historia y pol¨ªtica hayan podido creerse la delirante ficci¨®n de ?vole durante m¨¢s de un minuto; pero, si bien se mira, es l¨®gico. En apariencia, ?vole hubiera podido hacer algo mejor de lo que hizo, ahorr¨¢ndose de paso el trabajo de inventar nada: le hubiera bastado con repetir algunas de las innumerables ficciones que han hecho pasar por realidades periodistas en teor¨ªa solventes para mostrar que sobre el 23 de febrero ya se han inventado todas las ficciones posibles y se han dicho todas las posibles tonter¨ªas. Lo cierto sin embargo es que, quiz¨¢ sin saberlo, ?vole hizo muy bien, y la raz¨®n es que en el fondo no invent¨® tanto. Porque el caso es que hasta hace poco tiempo, aunque ustedes no lo crean o lo hayan olvidado, la verdad oficiosa del 23 de febrero dec¨ªa algo no muy distinto de lo que dec¨ªa la ficci¨®n de ?vole; a saber: que el 23 de febrero fue un falso golpe, un golpe urdido por los servicios secretos y teledirigido por el Rey para evitar el golpe aut¨¦ntico y reforzar la democracia y la monarqu¨ªa. De ah¨ª que Felipe Alcaraz, exdiputado de IU y participante en el programa de ?vole, afirmara al descubrirse la ficci¨®n que esta ten¨ªa mucho de verdad, ¡°pero los actores y el director eran otros¡±. Dicho de otra manera: mucha gente se crey¨® la ficci¨®n de ?vole porque durante d¨¦cadas se han contado sobre el 23 de febrero muchas ficciones parecidas como si fueran verdades.
Pero lo m¨¢s inquietante del programa de ?vole no fue lo que iba en broma, sino lo que iba en serio. Una vez aclarado el chiste, en efecto, o¨ªmos decir con insistencia que el golpe sigue siendo un asunto sagrado, intocable, lo que, dado que sobre el golpe se han escrito montones de libros de todo tipo y se ha dicho de todo, es m¨¢s o menos como sostener con insistencia que Nacho Vidal sigue siendo virgen. Tambi¨¦n se dijo que no es posible contar la verdad sobre el 23 de febrero porque el Tribunal Supremo no autoriza la consulta del sumario del juicio. No es cierto: aunque es verdad que el Supremo no permite de momento consultar el sumario, este se puede leer, porque mucha gente posee copias de ese documento (la parte m¨¢s importante del cual, por otra parte, ha sido publicada); adem¨¢s, todo lo que se dijo en el juicio del golpe fue contado al detalle y a diario por los periodistas que asistieron a ¨¦l. En fin, tambi¨¦n escuchamos a gente en apariencia seria repetir, como si fuera Iker Jim¨¦nez hablando de platillos volantes, que quedan aspectos oscuros por iluminar de uno de los acontecimientos m¨¢s iluminados de la historia de Espa?a, cuya verdad fundamental est¨¢ al alcance de cualquiera desde hace d¨¦cadas. Si lo que quer¨ªa mostrar ?vole es que nuestra noveler¨ªa (o nuestra estupidez) no tienen l¨ªmites, empezando por la de los propios responsables de Salvados, el programa fue un ¨¦xito total.
elpaissemanal@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.