Frente a Putin, no renunciemos a la verdad
Europa no puede aceptar el golpe de fuerza de Mosc¨² ni la masacre del pueblo
Desde hace algunos d¨ªas se oyen dos extra?os argumentos sobre la crisis ucrania y el posible rapto de Crimea por la Federaci¨®n Rusa que es urgente desmentir.
1. Al fin y al cabo, ?por qu¨¦ los crimeos no iban a poder decidir su propio destino? Y si se sienten ¡°hermanos¡± del pueblo ruso por la fuerza del idioma, si se sienten m¨¢s afines al pa¨ªs de Putin que a los de Robert Schuman y Vaclav Havel, ?en nombre de qu¨¦ vamos a oponernos?
2. Bosnia... Kosovo... ?Acaso no son dos casos recientes de autodeterminaci¨®n bendecidos por la comunidad internacional? ?Y c¨®mo los mismos que, hace 20 a?os, defendieron el derecho de los bosnios y los kosovares a tomar las riendas de sus propios destinos ¡ªempezando por quien suscribe estas l¨ªneas¡ª podr¨ªan negarle ahora ese derecho a Crimea?
En respuesta al primer argumento, cabe decir que empezar invadiendo un territorio que se supone ha de pronunciarse libremente sobre su futuro, desplegar 30.000 soldados, rodear sus cuarteles y aterrorizar a su poblaci¨®n es una curiosa forma de enfocar una autodeterminaci¨®n.
Tambi¨¦n cabe se?alar que organizar un refer¨¦ndum es una operaci¨®n compleja que implica una log¨ªstica, colegios electorales, unas listas electorales dignas de tal nombre, posiblemente observadores y, en todo caso, una campa?a; y que pretender hacer todo eso en ocho d¨ªas, bajo la autoridad de un Gobierno t¨ªtere y a punta de bayoneta es, en el mejor de los casos, una farsa y, en el peor, un golpe de fuerza.
Y, finalmente, cabe objetar que, incluso sin golpe de fuerza y aunque se tomaran el tiempo de hacer una campa?a y un debate, un refer¨¦ndum as¨ª tendr¨ªa, si Europa lo ratificase, consecuencias apocal¨ªpticas. ?Qu¨¦ responder¨ªamos despu¨¦s si, ampar¨¢ndose en tal precedente, los vascos espa?oles y franceses decidieran reclamar su unificaci¨®n? ?Y si los h¨²ngaros de Transilvania, los albaneses de Macedonia, los turcos de Bulgaria, los rusoparlantes de los Pa¨ªses B¨¢lticos y los flamencos de B¨¦lgica alegaran este ejemplo para reclamar a su vez un cambio de pa¨ªs?
El independentismo kosovar solo recibi¨® apoyo internacional tras diez a?os de limpieza ¨¦tnica
Y esto por no citar otros casos no precisamente banales. Pues el nacionalismo ling¨¹¨ªstico es el m¨¢s insidioso de todos los nacionalismos. Es un nacionalismo no ciudadano, fundado en los demonios del diferencialismo.
Incluso sin mencionar los Sudetes anexionados por Alemania en virtud de ese mismo nacionalismo ling¨¹¨ªstico, justo antes de que Hitler invadiera Checoslovaquia, est¨¢ claro que ceder ante Putin en Crimea ser¨ªa como una onda de choque que har¨ªa que ninguna frontera en Europa volviera a ser segura ni reconocida y, poco a poco, dar¨ªa al traste con el equilibrio del continente.
El segundo argumento es m¨¢s absurdo a¨²n y, en boca de observadores y comentaristas de buena fe, m¨¢s inaceptable.
Voy a dejar de lado el caso de Bosnia, que ni siquiera comprendo c¨®mo puede ser invocado, pues, tras el big bang que represent¨® en toda Europa y el derrumbamiento del comunismo, el quid de la cuesti¨®n era, y sigue siendo, impedir lo que nos piden que avalemos en Crimea: la secesi¨®n de los serbios de la Rep¨²blica Srpska y su incorporaci¨®n al ¡°gran hermano¡± anexionista serbio.
En Kosovo, en cambio, es cierto que los mismos que cuestionan hoy el golpe de fuerza ruso y abogan por la integridad de Ucrania anta?o aceptaron, e incluso alentaron, la voluntad independentista de Pristina. Pero, ?c¨®mo se pueden comparar ambas situaciones? ?C¨®mo se puede ignorar que la comunidad internacional ¨²nicamente apoy¨® la causa del independentismo kosovar tras una d¨¦cada de limpieza ¨¦tnica, de masacres civiles a gran escala y de la deportaci¨®n de cerca de 800.000 mujeres y hombres cuyo ¨²nico crimen hab¨ªa sido el de haber nacido musulmanes? En otras palabras, ?qu¨¦ relaci¨®n puede haber entre un Milosevic acreedor de las penas que el Tribunal Penal Internacional de La Haya reserva a los autores de cr¨ªmenes contra la humanidad, y los dirigentes de una nueva Ucrania a cuyos soldados hemos visto, en unas im¨¢genes que han dado la vuelta al mundo, desafiar con las manos desnudas, pac¨ªficamente, a unas tropas armadas hasta los dientes reci¨¦n desembarcadas en Sebastopol?
Para nosotros, europeos de la Europa libre, la l¨ªnea divisoria est¨¢ clara. Y esta divisoria nos obliga a tomar partido. Naturalmente, no por un nacionalismo contra otro nacionalismo rival, sino, una vez m¨¢s, y simplemente, por el derecho de los pueblos a no ser masacrados y contra el de los d¨¦spotas a masacrar soberanamente a su propio pueblo.
Una de dos.
O el peligro existe... ?Qu¨¦ digo? La masacre ya ha comenzado. Ya han empezado, como en Kosovo, a mutilar, decapitar y ejecutar de un tiro en la nuca a los habitantes de pueblos enteros. Y entonces, s¨ª, tenemos buenas razones para intervenir y detener la carnicer¨ªa...
O el peligro no existe. La pertenencia de los flamencos a B¨¦lgica o de los crimeos a Ucrania no amenaza en absoluto su integridad f¨ªsica ni su libertad. Mejor dicho: ser¨ªa precisamente al dejar el regazo ucranio cuando algunos de los mencionados crimeos ¡ªy pienso en primer lugar en los t¨¢rtaros¡ª correr¨ªan el riesgo de ser asesinados ¡°hasta en sus propios retretes¡±, seg¨²n la elegante expresi¨®n del presidente ruso. Y nuestro deber, al mismo tiempo que nuestro inter¨¦s, es, por el contrario, hacer todo lo necesario para velar por el respeto de unas fronteras garantes del derecho de gentes.
S¨ª a la protecci¨®n de los pueblos.
No al proyecto imperialista putiniano de pegar fuego a la casa Europa.
Bernard-Henri L¨¦vy es fil¨®sofo.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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