Matisyahu: vuelve el ¡®hipster¡¯ jud¨ªo
El rapero estadounidense que se hizo famoso con su 'look' y el contenido jas¨ªdico de sus temas regresa a sus ra¨ªces tras casi tres a?os militando como cantante pop
¡°Se acab¨® la superestrella jas¨ªdica del reggae. Lo siento, amigos. Todo lo que ten¨¦is soy yo¡ sin alias¡±. Corr¨ªa el mes de diciembre de 2011 cuando Matisyahu, el jud¨ªo ultraortodoxo que rapeaba con ¨¦xito por los escenarios de medio mundo, mostraba en Twitter su nuevo rostro: sin barba, sin peyot (tirabuzones), sin abrigo negro, sin sombrero, hasta sin kip¨¢, el tradicional casquete. Abandonaba la corriente jas¨ªdica del juda¨ªsmo, una de las m¨¢s rigoristas, para ¡°reclamarse¡± a s¨ª mismo. Anunciaba temas frescos, la ¡°m¨²sica del renacimiento¡±. Pero su nueva vida provoc¨® una ola de desolaci¨®n entre sus seguidores m¨¢s ac¨¦rrimos, entre otros, en Israel.
Aqu¨ª lleg¨® a haber cinco clubes de fans del cantante estadounidense (West Chester, Pensilvania; 1979) y todos se cerraron tras su cambio vital, que acab¨® tambi¨¦n siendo un giro musical, m¨¢s popular. Ahora, cuando se espera su nuevo disco para primavera, cuando ha seleccionado letras de honda ra¨ªz jud¨ªa, cuando insiste en que su fe se mantiene, aunque transformada, poco a poco recupera el apoyo perdido. Tres de aquellos clubes acaban de reabrir. Y hay ya pelea de productores para traerlo de gira.
¡°Por favor, ?podemos mirar a su coraz¨®n, no al pelo de su cara o a la ropa que viste?¡±, ruega Ruthie Rubin, una de las impulsoras del club de Haifa. Aunque ahora entiende que el cambio de Matisyahu es solo ¡°una evoluci¨®n espiritual que no lo ha apartado del juda¨ªsmo¡±, en su momento se enfureci¨® con su ruptura con 10 a?os de pertenencia a los jas¨ªdicos. Rubin no lo es, pero admiraba su ¡°fortaleza y sacrificio¡± al entrar en una comunidad entregada al estudio de las sagradas escrituras. Fue una ¡°decepci¨®n¡± que alguien que difund¨ªa ese mundo y sus ¡°valores¡± cerrase la puerta y m¨¢s, dice, el temor a que iniciase ¡°una vida no religiosa¡±.
La est¨¦tica especial de Matisyahu cambi¨® por completo. Su pelo, cort¨ªsimo ahora, se ti?¨® de rubio. De su armario solo saca cazadoras de cuero y pantalones multibolsillos. En sus pies, botas militares. Sus letras trascendentes, como ese Jerusalem que ten¨ªa por estribillo el salmo 137, se vieron sustituidas por relatos sencillos de la vida cotidiana, con reflexiones m¨¢s new-age que religiosas. En este tiempo ha cantado con artistas musulmanes como Akon o cristianos, como P.O.D. ¡°Su barba era falsa. Era eso que se llama ahora un hipster. Sin fondo. Sin verdad¡±, denuncia el rabino Simon Abramson, que en su sinagoga de Ramot ¨Cuna colonia ilegal en el norte de Jerusal¨¦n- usaba sus temas para ense?ar a los m¨¢s j¨®venes. Hasta reportajes le hicieron en la televisi¨®n local, en los que dejaba clara su adoraci¨®n por el cantante. ¡°Hay demasiadas sombras sobre su comportamiento como para recuperarlo a¨²n. Hace falta m¨¢s tiempo¡±, insiste ahora.
Rubin, por el contrario, desgrana las declaraciones de Matthew Paul Miller ¨Cque es como se llama realmente el artista-, que en los ¨²ltimos meses sustentan su apuesta por el juda¨ªsmo como gu¨ªa esencial de vida. Su nuevo disco, Akeda, ya es un gui?o, pues hace referencia al sacrificio de Isaac por parte de su padre, Abraham. ¡°Este ¨¢lbum estar¨¢ lleno de temas jud¨ªos. Lo que la gente quiere son referencias obvias para no tener que pensar, frente a referencias m¨¢s profundas, de los jas¨ªdicos o la c¨¢bala, que requieren ir m¨¢s all¨¢. Todas las etiquetas de religioso, ortodoxo¡ no son para m¨ª ya. Busco una idea esencial¡±, dijo la pasada semana en una entrevista a The Jewish Journal.
Su estilo musical, inclasificable, mezcla de reggae, rap, hip hop, ska, punk y acordes jas¨ªdicos, tambi¨¦n vir¨® hacia el pop, con ¨¦xitos como el pegadizo Sunshine, que a¨²n manten¨ªa lazos con su pasado: un videoclip con citas del ?xodo y paseo en moto por Jerusal¨¦n. ¡°No era suficiente. En estos meses s¨ª ha mostrado de nuevo inter¨¦s por su fe. Lo vemos en las redes sociales [tiene casi 1,2 millones de seguidores en Facebook y 1,7 en Twitter], donde se deja ver con su sidur ¨Clibro de oraci¨®n-o rezando con sus hijos; en que no act¨²a en shabat; en la reivindicaci¨®n de sus ra¨ªces que hace en cada concierto; en que emplea cada vez m¨¢s el hebreo y el yidish¡±, explica otro de sus aficionados israel¨ªes, Dror Margalit, que llena las calles con citas de sus canciones, a base de spray y plantillas, en Tel Aviv.
Pese a que el joven habla de ¡°ra¨ªces¡±, Matisyahu en realidad proviene de una familia no especialmente religiosa. El cantante se interes¨® por el juda¨ªsmo tras una serie de encuentros con j¨®venes en Estados Unidos e Israel, una tabla de n¨¢ufrago en un momento de crisis postadolescente. Hoy dice que no necesita tantas ¡°reglas¡± a las que agarrarse para no ¡°desmoronarse¡±.
Tampoco la puridad que se le reclama est¨¢ en la ra¨ªz musical del que Esquire llama ¡°el artista de reggae m¨¢s intrigante del mundo¡±, pues sus acordes son hijos del mestizaje y nacen de unos sones eminentemente negros. ¡°La base de su arte es la mezcla, s¨ª. Pero lo que nos interesa es que no se pierda la esencia de su pensamiento, suene con el fondo que suene. Y parece que lo estamos recuperando¡±, concluye Margalit.
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