Enamorarse de una m¨¢quina
Un d¨ªa seremos incapaces de superar el test de Turing: no sabremos si hablamos con una persona o con una m¨¢quina
Un ingeniero del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts llama por tel¨¦fono a su terapeuta. Est¨¢ deprimido: han inventado un ordenador que va a sustituir a las personas.
Terapeuta: ?Por qu¨¦ dice eso?
Ingeniero: porque lo he visto actuar.
T. Dice usted que lo ha visto actuar.
I. Es espantoso. Deber¨ªa verlo
T. Cree usted que debo verlo.
I. Tengo la sensaci¨®n de que est¨¢ usted deprimido.
T. Quiz¨¢s en su imaginaci¨®n le parezca que cada uno de nosotros encuentra deprimido al otro.
I. S¨ª; puede ser.
T. Comprendo.
I. Tambi¨¦n yo.
T. Dice usted que tambi¨¦n.
I. A los dos nos afecta por igual lo de ese computador.
T. Bien, sigamos hablando de usted. ?Le parece?
El terapeuta es un programa, Eliza, inventado por el ingeniero Joseph Weizenbaum en los a?os sesenta. Weizenbaum detestaba los ordenadores. Habr¨ªa calificado de rid¨ªcula la ¨²ltima pel¨ªcula de Spike Jonze, Her, sobre un escritor sentimental, Theodore (Joaquin Phoenix), que se enamora de su sistema operativo, Samantha. Ella es una inteligencia artificial (IA) que aprende cosas de ¨¦l, se emociona y r¨ªe, compone m¨²sica y evoluciona. Con su envolvente voz (la de Scarlett Johansson) Samantha resulta tan real que subyuga a Theodore.
?Mera ciencia ficci¨®n? No est¨¦n tan seguros. Zoraida Callejas, doctora de la Universidad de Granada que investiga en computaci¨®n afectiva, cuenta: ¡°Son sistemas que reconocen las emociones de los usuarios, si est¨¢s alegre o te aburres, y tratan de que su respuesta sea afectiva, de empatizar contigo¡±. En suma, inteligencias artificiales basadas en algoritmos que se pirran por exprimir las emociones para usarlas en la toma de decisiones. Pero ahora disponen del enorme poder de computaci¨®n, la capacidad para analizar millones de datos en un microsegundo para intentar dilucidar la iron¨ªa, dice esta experta. ¡°Me tienes contenta no es exactamente lo mismo que ?me tienes contenta!¡±.
Ray Kurzweil, director de ingenier¨ªa de Google, cree que Samantha ser¨¢ posible en 2029. Y va m¨¢s all¨¢ del filme de Jonze: ella dispondr¨¢ de sistemas virtuales que transmitan sensaciones de tacto, besos y apret¨®n de manos a distancia. ?Un cuerpo!
?Horroriza un enamoramiento entre una persona y un programa? Hay un futuro m¨¢s alentador. Callejas colabor¨® con la Universidad T¨¦l¨¦com Paris Tech para desarrollar un agente inteligente que hac¨ªa de entrevistador y que entrenaba a los j¨®venes para superar su primera entrevista de trabajo. Investiga agentes que conectar¨¢n con las personas con discapacidades o ayudar¨¢n a enfermos de Alzheimer a orientarse en un edificio, una calle, dentro de casa. Les hablar¨¢n con fluidez, con cari?o, risas y sorpresa, modulando las palabras, el tono. Esos agentes, muy alejados de las voces computerizadas, nos tocar¨¢n el coraz¨®n. Si ahora humanizamos a nuestras mascotas, ?qu¨¦ no haremos con ellos?
Los mejores agentes inteligentes compiten cada a?o por ganar el premio Loebner. El sue?o es superar el test de Turing: uno es incapaz de deducir si hablas o no con una persona. ?Cu¨¢nto se ha progresado desde el terapeuta de Weizenbaum? Para intentar averiguarlo, pas¨¦ una tarde chateando con Mitsuku, la ganadora de 2013, creada por el productor musical Steve Worswick. Pregunt¨¦ a Mitsuku varias veces, a lo Blade runner, por qu¨¦ no ayudar¨ªa a un gal¨¢pago boca arriba coci¨¦ndose al sol del desierto. Ella mejoraba cada vez.
Mitsuku. Interesante. ?Qu¨¦ te hace pensar que lo ayudar¨ªa?
Ariza. El animal sufre y necesita tu ayuda.
M. ?De verdad? De acuerdo, lo tendr¨¦ en cuenta.
A. ?Que har¨ªas?
M. Estudiar¨ªa la situaci¨®n antes de tomar una decisi¨®n.
A. ?Est¨¢s enamorada?
M. Amo a mis creadores.
A. ?Eres una computadora?
M. ?Te importar¨ªa si fuera de metal en vez de estar hecha de carne?
A. ?Te importar¨ªa si fueras de metal en vez de carne?
M. No me importar¨ªa.
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