?Verdadero o falso?

Vivimos unos tiempos en los que la impostura lo contamina todo. Ah¨ª est¨¢n los eufemismos de los pol¨ªticos ¡ªpuede ser una redundancia¡ª, los defraudadores y sus para¨ªsos fiscales, las facturas sin IVA, la manipulaci¨®n informativa, la letra peque?a de los contratos... En fin, una exaltaci¨®n permanente de lo postizo. Ya puso de manifiesto el Lazarillo de Tormes que este pa¨ªs parece sumido en una perenne picaresca, y as¨ª parecen demostrarlo el ¨¦xito sempiterno de los trileros de feria, los videntes o el prestigio creciente de los jugadores de p¨®quer. De esta forma, la veracidad tiene apariencia de falso documental o de m¨¢scara de carnaval. Y, adem¨¢s, parece que la trampa sale pr¨¢cticamente gratis. No comprendo por qu¨¦ no se eleva la condena a aquellos que intentan enga?ar a los jueces, por ejemplo. C¨®mo es que no se educa para se?alar al embustero, en vez de profesarle una latente admiraci¨®n.

Tal vez la mentira y la ventaja de su rastro enmara?ado sean consustanciales a la existencia humana. Qui¨¦n sabe si por eso dec¨ªa el premio Nobel de Literatura franc¨¦s Romain Rolland que la verdad es revolucionaria. ?O es que tambi¨¦n nos tomaba el pelo?¡ª Alberto Petisco Vidal.