Castigo a Hollande
Las elecciones municipales francesas confirman el desgaste del Gobierno socialista
Ha sido la primera vuelta, pero las elecciones municipales celebradas en Francia este domingo han dejado dos conclusiones claras. La primera es el hartazgo de los votantes con el Gobierno de Fran?ois Hollande, que se ha traducido en un severo castigo para los socialistas y en la remontada de sus rivales del centroderecha. La segunda es la escalada del Frente Nacional.
En conjunto, la izquierda (desde el Partido Socialista hasta los comunistas) ha logrado un 37% ¡ª10 puntos porcentuales menos que en las municipales de 2008¡ª, mientras que los partidos de derecha ¡ªsin el FN¡ª obtienen el 46%. La formaci¨®n de Marine Le Pen ha cosechado un 4,6% en promedio nacional, pero ese dato es enga?oso: solo se presentaba en unos 600 municipios (de los 36.000 en juego), ha multiplicado por siete su caudal de votos, gana en primera vuelta la alcald¨ªa de H¨¦nin-Beaumont (norte) y llega en cabeza en varias ciudades, especialmente en el sureste (Perpi?¨¢n, Avi?¨®n, Fr¨¦jus o B¨¦ziers). Resultados, en suma, hist¨®ricos, que le convierten en bisagra de la segunda vuelta.
Los socialistas, por su parte, podr¨ªan perder importantes enclaves, como Amiens, Pau, Toulouse o Reims. En contra de sus pron¨®sticos, han naufragado en Marsella y llegan en segundo lugar en su basti¨®n parisiense, si bien lo m¨¢s probable es que el pacto con Los Verdes le abra las puertas de la alcald¨ªa a Anne Hidalgo el pr¨®ximo domingo. La abstenci¨®n r¨¦cord (38,7%) ha propiciado los malos resultados.
Editoriales anteriores
La primera vuelta no determina, est¨¢ claro, el desenlace final, de la misma forma que estas elecciones locales, e incluso los comicios europeos de mayo, no prefiguran la pauta de las generales de 2017. Pero la votaci¨®n del domingo en Francia ofrece una fotograf¨ªa muy definida del estado de ¨¢nimo de la ciudadan¨ªa. La decepci¨®n se ha apoderado de los franceses a los dos a?os de la llegada al poder de Hollande, cuya popularidad no rebasa el 17% ¡ªla m¨¢s baja que se recuerda a mitad de un mandato¡ª.
Se trata, b¨¢sicamente, de un problema de credibilidad. La fr¨¢gil econom¨ªa francesa ¡ªlastrada por el d¨¦ficit presupuestario, con el desempleo al alza y con una previsi¨®n de crecimiento para este a?o que no supera el 1%¡ª necesitaba unas respuestas que Hollande no ha sido capaz de dar.
Que asegurase, como hizo en enero, que hab¨ªa subestimado la profundidad de la crisis no contribuy¨® a mejorar su imagen. Pero ni siquiera las medidas anunciadas entonces (un gran pacto de responsabilidad que implicaba un giro radical a su discurso, al proponer reducci¨®n de impuestos y recortes del gasto p¨²blico) acaban de aterrizar, y la sensaci¨®n dominante es que la econom¨ªa sigue sin rumbo. Es posible que el descalabro municipal acelere una esperada remodelaci¨®n del Gabinete (el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, es a¨²n m¨¢s impopular). Sus correligionarios, en todo caso, esperan una respuesta.
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