Pron¨®stico

Soy madrile?a, hija de madrile?os, nieta de madrile?os, aunque pocas veces he alardeado de esa condici¨®n. Hoy voy a hacerlo, porque Madrid es mi ciudad, porque me pertenece tanto como yo a ella. Porque mis padres apenas tuvieron la oportunidad de manifestarse en sus calles, pero mis abuelos y mis bisabuelos s¨ª lo hicieron. Y porque yo, que lo he hecho muchas veces, tengo la santa intenci¨®n de seguir saliendo a la calle a protestar mientras me sostengan las piernas.

Soy madrile?a. Tanto o m¨¢s que los comerciantes de la Puerta del Sol, que la se?ora alcaldesa, que sus concejales. Por eso padezco una ciudad sucia, unos transportes p¨²blicos muy caros, impuestos abusivos, obras superfluas e inacabables, unos servicios p¨²blicos degradados, las consecuencias del fara¨®nico endeudamiento del alcalde Gallard¨®n y las derivadas de los estruendosos fracasos ¡ªOlimpiadas, Eurovegas, etc¨¦tera¡ª en los que han naufragado de la mano el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

Soy madrile?a, pero invito a cualquier ciudadano espa?ol, dondequiera que haya nacido, a acompa?arme en el sonrojo universal que inspira la ¨²ltima ocurrencia de Botella, que ha sido secundada por todo un ministro del Interior. Fern¨¢ndez D¨ªaz ha apoyado el recorte del derecho de manifestaci¨®n, en defensa de los derechos de quienes no se manifiestan, aunque sabe que, y cito textualmente, ¡°probablemente su propuesta no concuerde con la lectura un¨¢nime de la legalidad que hacen los tribunales¡±. Esta ¨²ltima declaraci¨®n es bochornosa, pero bien mirada, da m¨¢s miedo que verg¨¹enza. ?Cu¨¢ntos violentos destrozando escaparates, cu¨¢ntos polic¨ªas indefensos, cu¨¢ntos operativos de seguridad defectuosos har¨¢n falta para destruir la unanimidad jur¨ªdica que contrar¨ªa la voluntad del ministro? Yo que ustedes, empezar¨ªa a entrenarme para correr el marat¨®n. Me temo que nos va a hacer falta.