¡®Quej¨ªos¡¯

?ltimamente, y a costa de las muchas manifestaciones que se realizan en la capital del Reino, se est¨¢n oyendo propuestas que producir¨ªan hilaridad, si no salieran de altos responsables de la cosa p¨²blica.

La ¨²ltima viene de Ana Botella, que propone ¡°ordenar¡± las manifestaciones. Pero no se ha quedado sola. Al instante ha salido apoyando la idea el ministro de Interior, que ve ¡°muy atinada¡± la idea de habilitar un espacio espec¨ªfico para celebrar manifestaciones. Y a este paso no tardar¨¢n en proponer que, en lo sucesivo, los que quieran manifestarse lo hagan en el desierto de Tabernas, 30 kil¨®metros al norte de Almer¨ªa.

Hay que ser serios y tomarnos en serio a los de a pie. Nadie sale a manifestarse para dar un paseo, tomar el sol, saludar a los amigos y pasar la tarde. Una manifestaci¨®n es como un quej¨ªo flamenco, seg¨²n una definici¨®n encontrada hace tiempo: ¡°La profunda, fundamental y esencial pena y queja, que expresa el sufrimiento y el dolor de la vida y del ser humano¡±. Los estudiantes que han visto recortadas sus becas, los maestros, los m¨¦dicos, los estafados con las preferentes, los bomberos, los polic¨ªas¡­ ?Tanta gente hay en este pa¨ªs con necesidad de expresar su queja y su pena!¡ª Joaqu¨ªn Cos.