Rescatadas por la educaci¨®n
Miles de ni?as en Etiop¨ªa escapan de una vida de pobreza y sumisi¨®n gracias al apoyo recibido por una ONG estadounidense para su escolarizaci¨®n en 26 escuelas
¡°Cinco mil ni?as no se van a prostituir. Cinco mil ni?as no van a servir en casas de pa¨ªses ¨¢rabes. Cinco mil ni?as no van trabajar como peones de carga¡±. As¨ª es como la estadounidense Becky Kiser, fundadora de la ONG Trampled Rose, resum¨ªa emocionada sus 10 a?os de lucha por los derechos de la mujer en Etiop¨ªa. La organizaci¨®n, que comenz¨® su andadura atendiendo a mujeres con f¨ªstula obst¨¦trica y ahora, que ya est¨¢ casi erradicada, invierte toda su energ¨ªa en la prevenci¨®n, fundamentalmente con la escolarizaci¨®n de las ni?as. ¡°Cuantas m¨¢s ni?as consigamos que vayan a la escuela m¨¢s mejorar¨¢n sus vidas y la situaci¨®n del pa¨ªs¡±, dice Becky.
Durante estos a?os de trabajo exhaustivo, ha conseguido escolarizar a 5.294 ni?as de las zonas rurales del centro de Etiop¨ªa (North Showa) en 26 colegios de la zona. Cada una de las ni?as ha sido seleccionada por su dram¨¢tica situaci¨®n personal. Rescatadas de una muerte en vida y elegidas para dejar de ¡°sobrevivir¡± y empezar a ¡°vivir¡±.
Birtuken Ajeba tiene 18 a?os y est¨¢ en 9? grado (3? de la ESO). Va con retraso. Perdi¨® dos a?os de colegio porque no pod¨ªa pagar los 250 Birr (unos 10 euros) que cuesta el uniforme obligatorio. Birtuken tuvo que trabajar siete d¨ªas a la semana durante dos a?os de pe¨®n en la construcci¨®n de carreteras para poder ahorrar ese dinero y comprarse uno. Ahora recibe ayuda de Trampled Rose, tiene un flamante uniforme, libros y atenci¨®n m¨¦dica si la necesita. Tambi¨¦n le han alquilado una habitaci¨®n en el pueblo de Abdisa Aga, cerca del colegio, y as¨ª no tiene que caminar durante horas para llegar a clase.
¡°Cuando sea mayor quiero ser m¨¦dica y ayudar a muchas ni?as a que no tengan que trabajar para estudiar, como usted¡±, le dec¨ªa Birtuken a Becky con la voz rota por la emoci¨®n. Ahora puede dedicar todo su tiempo a estudiar, incluso a ser adolescente si le apetece, y a tratar de olvidar que tuvo que ser adulta durante su ni?ez.
Las distancias entre los 17 colegios que visit¨¦, salpicados por las monta?as de North Showa, conociendo a las ni?as de Trampled Rose, son cortas (unos 100 km en cada traslado). Sin embargo, los caminos laber¨ªnticos sin asfaltar ni se?alizar, en espiral, a casi 3.000 metros de altitud, los miles de baches, el polvo y las dos cajas de Biodramina que consum¨ª en tres semanas, me hicieron sentir que estaba embarcada en la expedici¨®n de la circunnavegaci¨®n fenicia de ?frica relatada por Herodoto, por lo menos.
La educaci¨®n en general y, en particular, la educaci¨®n de las ni?as, es una clave fundamental para la reducci¨®n de la pobreza. Educarlas multiplica sus posibilidades para obtener un empleo e ingresos en lugar de trabajar solo en la casa, tener mejor salud evitando enfermedades contagiosas, etc. Est¨¢ demostrado que tambi¨¦n tiene una gran incidencia en la salud de sus hijos y fomenta el crecimiento demogr¨¢fico sostenible. De hecho, el n¨²mero de hijos de las mujeres con educaci¨®n secundaria en ?frica Subsahariana es la mitad (tres ni?os) que el de las mujeres sin ninguna educaci¨®n (seis ni?os).
¡°Casi 800 mujeres mueren todos los d¨ªas por causas que hubieran podido evitarse con la prevenci¨®n, relacionadas con el embarazo y el parto. Si todas las mujeres terminaran el ciclo de la ense?anza primaria, la mortalidad materna disminuir¨ªa en un 66%, salv¨¢ndose as¨ª 189.000 vidas por a?o¡±, seg¨²n el ¨²ltimo informe publicado por Naciones Unidas sobre la ¡°Educaci¨®n para todos¡±.
En 2006, el Gobierno de Etiop¨ªa revis¨® la ley de la familia y se estableci¨® como edad m¨ªnima para contraer matrimonio los 18 a?os. Esto facilit¨® la labor de esta ONG en la escolarizaci¨®n de las ni?as ayudando a garantizar el cumplimiento de esta ley evitando el matrimonio precoz y los partos prematuros que derivan frecuentemente en tragedias como la f¨ªstula obst¨¦trica o la muerte del ni?o e incluso de la madre.
¡°Estas ni?as de familias tan pobres, si no fueran al colegio, estar¨ªan prostituy¨¦ndose o sirviendo en Sud¨¢frica o Arabia Saud¨ª o trabajando en sus granjas¡±, apunta Getu Mengistu, jefe de recursos externos y monitorizaci¨®n de fondos del Departamento de Educaci¨®n en el estado de Orom¨ªa.
Penzeb Habtamy, que vive en la remota localidad de Dera, es la alumna m¨¢s brillante de Bitotsa School, nos cuenta: ¡°Duermo tres horas al d¨ªa, el resto del d¨ªa estoy estudiando o en clase. No pod¨ªa ir a la escuela porque ten¨ªa que trabajar con mi padre en el campo. Cuando Trampled Rose me encontr¨®, no ten¨ªa esperanza. Ahora no tengo que preocuparme de encontrar comida, puedo estudiar. Siento que he vuelto a nacer¡±.
Penzeb ser¨¢ la primera estudiante de estas cinco mil ni?as en ir a la universidad. Ya tiene garantizado el acceso y estudiar¨¢ medicina. Gracias a Trampled Rose, algunas ni?as de Etiop¨ªa pueden cambiar su mirada de profunda tristeza a una de ilusi¨®n.
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