La cultura

La cultura no tiene nada que ver con los famosos. La cultura no es un calendario de premios literarios, festivales de cine y temporadas de ¨®pera, que se pueda medir por los modelos de alta costura que se suceden sobre una alfombra roja. La cultura no es un nido de evasores de impuestos, g¨¢nsteres bien vestidos y millonarios indolentes que se forran gracias a la falta de criterio de sus ineptos seguidores. De todas las pol¨ªticas perversas que ha puesto en marcha el Gobierno de Rajoy, esta es una de las m¨¢s potencialmente nefastas.

La cultura tiene que ver con las canciones que cantan las madres a los hijos para que se duerman en sus brazos. La cultura es la lengua, ese inagotable tesoro de palabras que nos permite describir lo que sentimos, y cont¨¢rselo a los dem¨¢s. Es el conjunto de im¨¢genes, de escenarios, de paisajes de nuestra vida. Nuestra identidad personal se cimenta en un conjunto de historias, de sentimientos, de emociones que, unidas a muchas otras, distintas pero semejantes, definen la identidad de un pa¨ªs. Eso s¨ª es la cultura, y atacarla es lo mismo que bombardear la l¨ªnea de flotaci¨®n de un barco en el que viajamos todos, un barco que navegar¨ªa mucho mejor, y m¨¢s deprisa, si sus ocupantes remaran a una, siempre en la misma direcci¨®n.

Pasado ma?ana, los libros volver¨¢n a inundar las calles de Barcelona, las de toda Espa?a, para celebrar su d¨ªa al amparo de Sant Jordi y de Miguel de Cervantes. Ser¨¢, un a?o m¨¢s, la fiesta de todos, y de las canciones que nos cantaban nuestras madres, de las que nosotros hemos cantado a nuestros hijos, de las que nuestros nietos escuchar¨¢n alg¨²n d¨ªa. No poseemos nada mejor, m¨¢s valioso, pero este a?o no me atrevo a pedirles que salgan a la calle para comprar un libro. Me basta con que salgan a la calle, y sostengan el esp¨ªritu de esta fiesta mientras llegan tiempos mejores.