La crisis de los salarios en Argentina
Al sostener retribuciones artificialmente altas, el pa¨ªs desalienta la inversi¨®n
Despu¨¦s de 10 a?os de constantes subidas de los salarios en t¨¦rminos reales en Argentina, es decir, por encima de la inflaci¨®n y del aumento de la productividad, los mismos llegaron a un punto donde no hay forma ¡ªni recursos¡ª para sostenerlos.
En consecuencia, el pa¨ªs se enfrenta a una brusca ca¨ªda en los ingresos de sus asalariados y pensionados, en torno al 10%, lo que est¨¢ provocando un clima de tensi¨®n social que culmin¨® en una huelga general la pasada semana liderada por los sindicatos opositores al Gobierno.
Debe admitirse que Argentina nunca vivi¨® un nivel de consumo como el que logr¨® en los ¨²ltimos 10 a?os de la mano del gobierno de los Kirchner.
Resultado de ello, hoy tiene el salario m¨¢s alto de Am¨¦rica Latina. Y simult¨¢neamente un muy alto nivel de empleo (producto principalmente de la masiva incorporaci¨®n de funcionarios en el sector p¨²blico). Ello deber¨ªa ser motivo de orgullo, sin embargo, all¨ª radica el meollo de la crisis.
Siendo el pa¨ªs con los salarios m¨¢s altos, su econom¨ªa aporta al mundo a trav¨¦s de sus exportaciones, semillas y aceites de soja, autopartes, minerales, algunos veh¨ªculos terminados ¡ªque son armados en el pa¨ªs¡ª, otros productos del agro y bienes industriales de mediana y baja complejidad, principalmente para el mercado brasile?o. Quiere decir que el pa¨ªs es competitivo en t¨¦rminos internacionales en esos pocos sectores. Existe entonces un desfase entre el nivel de ingresos de la poblaci¨®n y el valor econ¨®mico de lo que la sociedad produce. Esta instancia no es nueva en la vida de la Argentina. La ha repetido varias veces en las ¨²ltimas seis d¨¦cadas. Y cada vez que se llega a este punto cr¨ªtico, se acaba en un profundo ajuste de reducci¨®n de los ingresos de la poblaci¨®n con la consiguiente crisis pol¨ªtica y social que trae aparejado.
En los a?os 90, Argentina vivi¨® un proceso de despilfarro consumista
Sin ir muy lejos, en los a?os 90 el pa¨ªs vivi¨® un proceso similar de despilfarro consumista cuando el menemismo, para sustentar su ¨¦xito pol¨ªtico promovi¨® un nivel de gasto que no se compadec¨ªa con el valor de la producci¨®n. Financi¨® el desfase con deuda externa, la peor de las soluciones. La deuda externa para financiar consumo no se puede devolver, ya que no genera capacidad de repago. As¨ª el pa¨ªs, al no poder pagarla, protagoniz¨® el default m¨¢s voluminoso en la historia econ¨®mica moderna. Y acab¨® birl¨¢ndoles a los inversores que compraron t¨ªtulos de deuda argentina casi las tres cuartas partes de sus acreencias. De esa magnitud fue la quita que debieron aceptar. Siendo a la vez uno de los graneros del mundo y un pa¨ªs donde sus ciudadanos atesoraban en bancos internacionales un patrimonio estimado pr¨®ximo al monto total de su deuda externa. Y para colmo, llev¨® adelante el repudio de la deuda desde una posici¨®n de ¡°v¨ªctima¡±. V¨ªctima de la usura y de las garras del perverso sistema financiero internacional. Incluso hoy d¨ªa, un sector de la izquierda pol¨ªtica ¡ªaunque minoritario¡ª aboga por desconocer la cuarta parte de aquella deuda que el pa¨ªs se avino a pagar en c¨®modas cuotas anuales. Cuestiona el origen de esos cr¨¦ditos, aduce que son meros registros contables, que el dinero nunca entr¨® en el pa¨ªs.
A¨²n a pesar del boom de consumo de la ¨²ltima d¨¦cada y antes de la fuerte contracci¨®n de ingresos que est¨¢ en proceso, la sociedad en general se sent¨ªa subretribuida. Imaginaba que los ingresos que corresponder¨ªan a un pa¨ªs con tanta riqueza y con tanto talento individual deber¨ªan estar en l¨ªnea con los de los pa¨ªses desarrollados.
Probablemente el mayor desaf¨ªo para la dirigencia pol¨ªtica del pa¨ªs ¡ªsobre todo la que tomar¨¢ el control a finales del a?o pr¨®ximo¡ª sea hacerle entender a la sociedad las limitaciones reales que tiene Argentina para pagar salarios que sean un obst¨¢culo en su camino hacia el desarrollo.
El coste salarial es un componente importante en los costes de producci¨®n de muchos sectores industriales, sobre todo en aquellos de bienes de mediana y baja complejidad como los que produce la industria argentina. Si los sueldos son elevados en comparaci¨®n con los de los pa¨ªses que producen bienes similares a Argentina, las empresas industriales pierden rentabilidad y por lo tanto, carecen de est¨ªmulo para hacer inversiones. La utilidad presente como la utilidad de expectativa es esencial para estimular la inversi¨®n. Si la carga impositiva es la m¨¢s alta ¡ªpor el excesivo gasto p¨²blico¡ª y la infraestructura del pa¨ªs no se moderniza ¡ªalgo que precisa la producci¨®n¡ª porque el Estado carece de los recursos para hacerlo o de los instrumentos para que lo haga el sector privado, el margen para la inversi¨®n se diluye.
En ese proceso, las industrias se rezagan con las de los otros pa¨ªses competidores de la Argentina y se tornan cada vez m¨¢s dependientes de barreras que les protejan el mercado. En consecuencia, los consumidores acaban pagando precios m¨¢s caros por productos tecnol¨®gicamente m¨¢s atrasados.
El pa¨ªs confunde y reniega de las leyes econ¨®micas m¨¢s elementales
En ese contexto, las empresas no pueden evolucionar a estadios m¨¢s elevados de desarrollo, y de la mano de ellas tampoco el pa¨ªs. Al desarrollo s¨®lo se llega a trav¨¦s de las empresas y por medio de la inversi¨®n. No hay atajos para ese destino. Se?alado esto con prescindencia de que el Estado deba ponerle l¨ªmites y controles a las corporaciones en todos aquellos aspectos donde corresponda.
No obstante, el pa¨ªs a¨²n mantiene una calidad de poblaci¨®n ¡ªpor instrucci¨®n, autonom¨ªa de criterio, iniciativa y aspiraci¨®n¡ª que est¨¢n por encima de la media de Am¨¦rica latina. Desde esta perspectiva, podr¨ªa justificarse que el pa¨ªs pague los salarios m¨¢s elevados de la regi¨®n. Dependiendo de la productividad general de la econom¨ªa, si uno ocupa a un ingeniero en un cargo de telefonista, lo que marca el nivel del salario no es el grado educativo sino la funci¨®n en la que se desempe?a y el aporte en que esa funci¨®n contribuye al bienestar general. Y en el caso argentino, su poblaci¨®n est¨¢ subocupada, es decir, realiza tareas que est¨¢n por debajo de su potencial. La ¨²nica forma de alcanzar su pleno potencial es a trav¨¦s de la inversi¨®n. Al sostener salarios artificialmente altos en relaci¨®n a la productividad, la Argentina desalienta la inversi¨®n y traba su proceso hacia el desarrollo.
Adem¨¢s del recurso humano, que es el factor m¨¢s importante, al pa¨ªs le sobran recursos naturales a¨²n por desarrollar: en agricultura, minerales, energ¨ªa, infraestructura¡ Es decir, el potencial sigue siendo a¨²n extraordinario.
Por eso, la gran tarea pol¨ªtica en Argentina es pedag¨®gica, mostrar a la sociedad como compaginar sus extraordinarias posibilidades. Esa es la gran deuda de la clase pol¨ªtica, la misma que le ha llenado la cabeza a la sociedad con soluciones demag¨®gicas y facilistas. La Argentina confunde y reniega de las leyes econ¨®micas m¨¢s elementales, a las que denosta bajo la car¨¢tula de ¡°neoliberales¡±. As¨ª, considera que la disciplina fiscal es una receta perversa y neoliberal del FMI. Si un club no respeta la disciplina fiscal, es decir, no ajusta sus gastos a los ingresos, podr¨ªa por un tiempo y en una proporci¨®n l¨®gica cubrir el faltante con cr¨¦dito. Pero si no encuentra un punto de equilibrio, acabar¨¢ yendo a la quiebra o estafando a sus acreedores no pag¨¢ndoles la deuda. Ning¨²n club ir¨¢ a la cima con esas estrategias. La Argentina tiene la cima al alcance de su mano, pero para llegar a ella debe aceptar los caminos y los tiempos que exigen los procesos para alcanzarla.
Ricardo Esteves es empresario argentino y cofundador del Foro Iberoam¨¦rica.
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