Aznar, el iluminado
En la foto de Aznar, esos ojos no ven lo que los dem¨¢s, es decir, el mundo natural que tienen delante. Son los ojos de un iluminado
De la entrevista a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar publicada el domingo 13 de abril me han sorprendido dos cosas: la primera, la propia entrevista en s¨ª, pues ten¨ªa entendido que el expresidente no quer¨ªa saber nada con este peri¨®dico desde hace tiempo; creo que debemos alegrarnos de que haya cambiado de opini¨®n. Y segundo, la casi total ausencia de im¨¢genes.
La ¨²nica concesi¨®n ¨Cal inicio de la entrevista¨C es una fotograf¨ªa tratada digitalmente en la que el rostro de Aznar es un poema. En atenci¨®n especialmente a los ojos, no he podido pasar por alto la sorprendente sinton¨ªa expresionista de ese rostro con el del emperador romano Constantino, en la cabeza que hoy guarda el Palacio de los Conservadores de Roma. La efigie se hizo despu¨¦s de su victoria sobre Majencio en la batalla de Puente Milvio, victoria que ¨¦l atribuy¨® a la visi¨®n del signum crucis. De ah¨ª sus ojos, como a punto de salirse de las ¨®rbitas. Al igual que ocurre en la foto de Aznar, esos ojos no ven lo que los dem¨¢s, es decir, el mundo natural que tienen delante. Son los ojos de un iluminado.
No quiero saber
Por Concha Fortea (Mislata, Valencia)
Hoy, como cada domingo, he ido a leer en mi sof¨¢ el magac¨ªn de EL PA?S como hago desde hace tanto tiempo y que tan buenos ratos me proporciona. Pero ante mi incredulidad descubro que el reportaje La reinvenci¨®n de un presidente (13-4-2014) se centra en un expresidente del Gobierno que solo vuelve a salir en los medios cuando acaba de publicar un libro y necesita decir alguna frase fuera de tono para autopromocionarse. Lo siento, pero no me interesa nada.
En mi opini¨®n, se trata de uno de los presidentes m¨¢s nefastos que recuerdo y no quiero saber si le gusta la poes¨ªa o corre 15 kil¨®metros diarios. Ya tuvimos bastante de ¨¦l en su momento. Creo que ya conocemos que despu¨¦s de dejar sus cargos, todos intentan beneficiarse con su p¨¢tina de expresidente.
Perd¨®nenme, pero hoy me quedo con la sensaci¨®n de que me han robado uno de los maravillosos reportajes de la revista y que en su lugar hay un texto sobre un personaje anacr¨®nico.
Ensimismado
Por Diego Moraleda (Membrilla, Ciudad Real)
Leo el reportaje sobre Aznar al cumplirse 10 a?os de su salida de La Moncloa y me quedo estupefacto al no hallar en ¨¦l ni un ¨¢pice, ni un atisbo de reconocimiento de errores. En ¨¦l se describe su car¨¢cter seco, duro, ¨¢spero para con los dem¨¢s, pero no hay ni un instante o momento en el que reconozca que se haya equivocado a lo largo de su etapa de gobierno. Agradezco que no hayan puesto fotos de su cara avinagrada y de perdonavidas.
Su vanidad, inmodestia y presuntuosidad le impiden ver m¨¢s all¨¢ de su egolatr¨ªa. Es un personaje ensimismado y endiosado por una deleznable cohorte de aduladores, que se cree en posesi¨®n de una misi¨®n mesi¨¢nica en este mundo: adoctrinar a todos con el evangelio de sus teor¨ªas ultramontanas y ultraliberales. Lo que m¨¢s me indigna es que diga que es duro salir adelante y lo mal que est¨¢ la econom¨ªa dom¨¦stica ganando la barbaridad que gana por decir las estupideces que dice.
Aznar habla de todo lo que se llev¨® de La Moncloa cuando se fue despu¨¦s de cometerse en este pa¨ªs el mayor atentado terrorista de su historia. Lo que no dice son las toneladas de rencor aderezadas de soberbia y prepotencia que se llev¨® consigo y a¨²n hoy posee para dar y tomar. Se ve que eso va con la persona, lo cual no le distingue como buen cristiano, si es que presume de serlo.
Juan Diego lo entendi¨®
Por C¨¦sar Moya Vilallante (Madrid)
He le¨ªdo la an¨¦cdota que narra Juan Diego, un gran actor, de c¨®mo le baj¨® el ego, en su llegada a Madrid, una chica crey¨¦ndose algo porque simplemente le miraba (El Pa¨ªs Semanal, 13 de abril). Y su decepci¨®n posterior. M¨¢s adelante leo un reportaje sobre Aznar que se cree un peque?o dios y me asombro de que a¨²n exista gente as¨ª cuando se tiene cierta edad. Juan Diego, muy joven entonces, lo entendi¨® pronto, pero otros, sobre todo en el espacio pol¨ªtico, se creen algo importante cuando no son m¨¢s que peque?as marionetas haciendo el trabajo sucio de aquellos que les dirigen desde monta?as lejanas. A mi tercera edad me da pena que exista gente que por ocupar un espacio laboral, ya sea pol¨ªtico o de otro tipo, se crean algo importante. La vida les har¨¢ convencerse de que nadie es superior, exceptuando a los que de verdad lo son, porque precisamente tienen la conciencia de no serlo. Y hablo principalmente de esos pol¨ªticos, tanto ellos como ellas, como ahora se dice, que nos quieren convencer de su verdad cuando esta est¨¢ en la mente de cada uno. No hay una verdad absoluta. Es la que cada cual se forja en su mente. Y nos deber¨ªamos empe?ar en saber respetar la del otro. Pero en este pa¨ªs es casi imposible¡
?Enfado o tristeza?
Por Raquel Errazquin (San Sebasti¨¢n)
Leyendo el art¨ªculo de Miriam Subirana sobre la gesti¨®n del sufrimiento, que explica muy acertadamente que no es tanto lo que nos acontece, sino c¨®mo interpretamos los hechos que nos afectan, me ha asaltado cierto desacuerdo consistente en que ella sentencia que al sufrir, tenemos m¨¢s preguntas que respuestas. Complementar¨ªa dicha afirmaci¨®n sugiriendo que lo que tenemos son respuestas poco constructivas y nos faltan preguntas que generen un cambio. Respuestas como ¡°no merezco esto que me pasa¡± es lo que sigue a ¡°?por qu¨¦ me sucede todo a m¨ª?¡±. Subyace una creencia muy limitante como ¡°soy un desgraciado¡± o ¡°todo lo bueno se consigue con much¨ªsimo esfuerzo y si no, no es para m¨ª¡±. El sufrimiento es opcional. Es el dolor el que es real, y el resto es lo que interpretamos al respecto. No es lo mismo el enfado que la tristeza, aunque el primero se utilice m¨¢s porque duele menos, el segundo se digiere antes y favorece un crecimiento.
Estadista venido a menos
Por Luis Fernando Crespo (Alcal¨¢ de Henares, Madrid)
Dice Aznar: ¡°Voy a ser perseverante en la defensa de los valores en los que creo¡±. Puede que esto suene a ejecutivo agresivo y moderno, a capit¨¢n de empresa visionario e imprescindible, pero seg¨²n quienes lo oigamos, puede dar mucho miedo. A saber: durante los ocho a?os de su responsabilidad de gobierno llev¨® a cabo una pol¨ªtica privatizadora que supuso la desaparici¨®n efectiva de todas aquellas empresas p¨²blicas cuya rentabilidad estaba asegurada; se abrieron oportunidades de negocio privado a costa de servicios p¨²blicos b¨¢sicos (educaci¨®n, sanidad, comunicaciones¡), aportando suelo e infraestructuras p¨²blicas para facilitar la gesti¨®n privada; participamos en una guerra ilegal e injusta para ocupar el lugar que nos corresponde en el mundo (de la infamia); la principal v¨ªctima del terrorismo no era la sociedad espa?ola, sino siempre el PP; el ¡°cerebro¡± del 11-M era alguien que quer¨ªa apartarles, precisamente a ellos, del poder.
Conviene recordarle que un Estado se debilita, y se hace menos viable, cuando se pone al servicio de intereses particulares y, sobre todo, cuando sus responsables pol¨ªticos gobiernan desde la ignorancia, imponiendo sus pretensiones, sin escuchar a la mayor¨ªa de los ciudadanos, que nos opon¨ªamos entonces. Resulta muy dif¨ªcil agradecerle los servicios prestados, pero los espa?oles de bien s¨ª le agradecer¨ªamos que guardase la discreci¨®n y el silencio debidos.
Una verdadera gozada
Por Manuel Cancio Meli¨¢ (Madrid)
Estimado Javier Cercas, como para muchos lectores de EL PA?S, creo, una de las pocas partes de inter¨¦s de la revista es para m¨ª habitualmente su art¨ªculo. Me han gustado muchos. Sin embargo, aun partiendo de que no necesariamente un literato est¨¢ especialmente cualificado para escribir sobre pol¨ªtica, lo cierto es que en esta ocasi¨®n usted se ha superado: se?ala, a mi juicio, con extraordinaria concisi¨®n que el actual ¡°problema ruso¡± no es ni independiente de la historia, ni independiente de la personalidad del presidente. Le podr¨ªa haber escrito en muchas otras ocasiones anteriores ponderando ¨Ca mi juicio, claro¨C la enorme calidad de sus piezas. Hoy me he animado a hacerlo, con el objetivo de transmitirle, como me imagino que har¨¢n muchos otros, que sus contribuciones semanales muchas veces son una verdadera gozada. Un cordial saludo.
Canto al cuerpo
Por Charo T¨¦bar (Barcelona)
Vengo de hacer pilates. Procedo a inaugurar ese momento delicioso de abrir El Pa¨ªs Semanal del 13 de abril. Paso el largo reportaje dedicado a Aznar. Me gusta el dise?o de A-Z-N-A-R porque me encantan las letras, pero no lo leo porque nunca me ha ca¨ªdo bien ese personaje. Y de repente llego al ¡®Canto al (super) cuerpo¡¯. Catorce p¨¢ginas de seis cuerpos maravillosos que no son el m¨ªo, ni el suyo, ni el de mis alumnas, ni el de ninguna de mis amigas. Suerte que despu¨¦s veo a un t¨ªo bueno en la playa, pero solo son tres p¨¢ginas y ¨²nicamente se le ve de espaldas. Estoy¡ estamos cansadas.
Tengo 50 a?os. Trato de educar a mis hijas y a mis alumnos en que lo importante no es el exterior. Sin embargo, el verano pasado sufr¨ª una hernia discal por machacarme en el gimnasio (esto servir¨ªa para que mis alumnos entendieran por fin lo que es la paradoja). Tambi¨¦n el verano pasado, una actriz sali¨® en la portada del suplemento con el pez¨®n insinuante bajo su camisa. Esper¨¦ pacientemente a que apareciera en otra portada un hombre luciendo parte de su sexo, pero no ocurri¨®.
Ahora me duele la espalda, tengo agujetas, pero, sobre todo, me duele el alma de mujer de 50 que tratar¨¢ de envejecer y sobrevivir en este mundo de cuerpos.
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