Sevilla, para¨ªso de las dos ruedas
La capital andaluza fue declarada en 2013 la cuarta mejor ciudad del mundo para ir en bicicleta Recorremos sus carriles en busca de las claves de esta conquista ciudadana y pol¨ªtica
Media urbe asomaba las tripas. El subsuelo en carne viva. En el verano de 2006, Sevilla empezaba a construir su carril bici. En aquel momento, cuatro peque?as l¨ªneas desperdigadas por el mapa era todo con lo que contaba: 12 kil¨®metros. En 2010 llegaron a los 120. Ahora la red se expande como una telara?a a lo largo de 170,828 kil¨®metros de hormig¨®n de color verde. Segregados. Conectados. Llanos. Ocho a?os despu¨¦s, la urbe se puede recorrer de punta a punta subido a un sill¨ªn. El ¨¦xito provoc¨® que las v¨ªas ciclistas ni siquiera pudieran inaugurarse en 2007. A¨²n con las vallas de obra puestas, las se?ales luminosas rojas y la pintura fresca, los sevillanos empezaron a dar pedales ocupando los carriles. Y las bicicletas se apoderaron de la ciudad.
Cada d¨ªa se llevan a cabo 68.000 desplazamientos en una localidad de 704.980 habitantes. Uno de ellos ser¨¢ hoy el de Iram Mart¨ªnez, que espera a la sombra de los ¨¢rboles de la avenida de Jos¨¦ Laguillo. Acaba de cumplir los 30 a?os y lleva 13 en Espa?a, desde que baj¨® de un avi¨®n que lo trajo de M¨¦xico. ¡°Empec¨¦ a usarla aqu¨ª como transporte y enseguida lleg¨® el SEVici, las p¨²blicas. No hab¨ªa excusa para no moverte en ellas. Hab¨ªa carriles y bicis¡±. Se inaugur¨® en julio de 2007. El Ayuntamiento lo adjudic¨® a la multinacional JCDecaux, que no accede a dar cifras sobre el rendimiento econ¨®mico de las 544 localizaciones para publicidad que tiene en su poder hasta 2026 a cambio de la instalaci¨®n, gesti¨®n y mantenimiento diario de 2.600 robustas bicicletas repartidas en 260 estaciones. Esther Anaya, investigadora de movilidad en bicicleta, explica que uno de los grandes problemas de los veh¨ªculos p¨²blicos es ¡°la falta de transparencia cuando el acuerdo est¨¢ ligado a la publicidad en el mobiliario urbano¡±. No se da informaci¨®n. El Ayuntamiento tampoco facilita el contrato con la multinacional. Seg¨²n estimaciones del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE), un sistema p¨²blico cuesta entre 1.300 y 3.900 euros por bicicleta y a?o.
Uso la bici para ir a trabajar, a comprar, a tomar algo; incluso para ir de viaje, me voy hasta la estaci¨®n con la mochila en la cesta
Estos veh¨ªculos est¨¢n disponibles 24 horas al d¨ªa todo el a?o. ¡°Menos en Semana Santa, que cierran algunas¡±, dice Iram mientras se sube a la suya, amarilla y destartalada, y enfila la calle de la Resolana. Hace a?os que ¨¦l dej¨® de usar el SEVici, cuando olvid¨® renovar el abono anual, que ahora cuesta 33,33 euros y que empez¨® por 10. En 2013, 44.797 usuarios sacaron los pesados veh¨ªculos de las bornetas. M¨¢s de cuatro millones de servicios.
Sevilla lo hizo todo bien. Eso al menos es lo que dice el ¨ªndice de 2013 de Copenhagenize, una asesor¨ªa urbanista que elige las 20 mejores ciudades para moverse sobre dos ruedas. Desde el a?o pasado, la andaluza es la cuarta del mundo, por detr¨¢s de ?msterdam, Copenhague y Utrecht, con un 30% m¨ªnimo de movilidad; la ni?a bonita del desarrollo ciclista moderno seg¨²n el informe tras el que est¨¢ Mikael Colville-Andersen, experto urbanista. En 2014 tiene un 9% de movilidad ¨Ccontando los trayectos mecanizados, en 2006 no pasaba del 0,5%¨C, un crecimiento vertiginoso que la pone en el top. ¡°Eso demuestra al mundo lo mucho que Sevilla ha logrado y, m¨¢s importante, que otras ciudades pueden hacer lo mismo¡±, insiste Colville-Andersen.
Barcelona es la otra espa?ola en este ¨ªndice, en decimotercera posici¨®n. Pedro Bravo, autor de Biciosos (Debate) y enganchado al manillar, asegura que Sevilla y Barcelona ¡°son un ejemplo de visi¨®n a la hora de introducir el veh¨ªculo y hacer el trazado. En Barcelona llevan m¨¢s tiempo y parecen m¨¢s integradas en la rutina diaria, aunque Sevilla es m¨¢s llana¡±. Hoy forman parte de su skyline. Las almohades Torre del Oro y Giralda, los Reales Alc¨¢zares, el no tan centenario puente del Alamillo¡ Y como un ciempi¨¦s, ese invento revolucionario que el herrero parisiense Pierre Michaux fabric¨® en 1861.
A las cinco y media de la tarde, en la estaci¨®n n¨²mero 218 de la plaza del Altozano solo hay tres bicis libres en las 14 plazas disponibles. Los sillines arden. El empleado de la Consejer¨ªa de Econom¨ªa de la Junta de Andaluc¨ªa Roberto Casti?eira desencaja la suya y se coloca en el sem¨¢foro hacia el puente de Triana. Casti?eira la recoge en esa misma estaci¨®n cada d¨ªa para ir a trabajar, ¡°y a comprar, a tomar algo; incluso para ir de viaje, voy hasta la estaci¨®n con la mochila en la cesta¡±. Cruza el puente y gira a la izquierda para bajar hasta la ribera del Guadalquivir, moteado de dorado. En un embarcadero, una docena de bicicletas esperan el final de una excursi¨®n. ¡°Da igual donde mires. Est¨¢n por todos lados¡±, dice rodando sobre el pavimento agujereado en ciertos tramos. P¨²blicas (18.000 desplazamientos diarios) o privadas (50.000).
En el sem¨¢foro de la calle de Arjona para cruzar a la plaza de Armas, los veh¨ªculos esperan, con la luz ya en verde, a que terminen de pasar ciclistas. En el carril, dos estudiantes invaden la v¨ªa cantando a todo volumen Ni?a Pastori y una octogenaria camina arrastrando un carrito de la compra. No se puede avanzar. ¡°El conflicto entre peatones y ciclistas es la leche¡±, espeta este argentino que lleg¨® a Espa?a hace 25 a?os, ¡°a¨²n no se sabe c¨®mo dirimir cu¨¢l es el espacio de unos y el de otros¡±.
La realidad de la bici en Sevilla es algo a lo que no se le puede dar la vuelta. Eso es casi imposible
El conflicto se acent¨²a en las zonas de uso com¨²n, donde el espacio se comparte a medias con los peatones, que tienen preferencia. Est¨¢n delimitados con carteles o con unas tachuelas met¨¢licas que lo hilvanan. La avenida de la Constituci¨®n, que bordea la catedral y es una arteria principal del centro, es la m¨¢s problem¨¢tica. ¡°El paseo del Rey Juan Carlos I o las aceras de los puentes son otras¡±, dicen desde el Ayuntamiento. 12,296 kil¨®metros de v¨ªas comunes que se convierten en un puzle de fintas para esquivar al que viene de frente. ¡°Los mayores problemas se dan con los peatones porque convivimos con ellos¡±, concluye Casti?eira mientras encaja el veh¨ªculo en la estaci¨®n de autobuses de la plaza de Armas.
No pasan ni tres minutos cuando Carlos Mart¨ªn, que llega cinco antes de la cita, se acerca y elige esa misma bici. Es un feligr¨¦s del sill¨ªn p¨²blico, veintea?ero alto y desgarbado con el pelo largo y las suelas gastadas. ¡°El SEVici tiene muchas ventajas. No tengo que comprar una, ni guardarla, no tengo que aparcar, no me la pueden robar¡ Sobre todo, que no me la pueden robar¡±. Hurtos que generan un negocio sumergido en los mercadillos del ¨¢rea metropolitana. ¡°Sobre todo en el de los jueves, en la calle de Feria¡±, explica Mart¨ªn. ¡°Puedes incluso encontrar la tuya y recomprarla por unos 30 euros¡±. Seg¨²n la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento, de la que depende el registro de bicicletas, ¡°durante 2013 hubo 178 denuncias por robo. Pero es imposible saber la cifra exacta. No todos denuncian¡±. El sol ha empezado a caer y una r¨¢faga trae la fragancia del azahar naciente. Mart¨ªn va hasta la Alameda, una plaza que fue descampado, aparcamiento, zona de trapicheos y prostitutas¡ Ahora es un gran espacio donde la vida bulle cuando el calor se va. ¡°Mucho moderno, y mucho pedal¡±.
Mart¨ªn sac¨® su abono con el Sibus, el Sistema Integral de la Bicicleta de la Universidad de Sevilla, que empez¨® a funcionar en 2007. Entonces se cobraba una fianza de 150 euros al comprar el abono anual. ¡°No todos los estudiantes pod¨ªan tener ese dinero retenido y la universidad se hizo fiadora solidaria de los casi 20.000 j¨®venes que lo pidieron¡±, cuenta Ricardo Marqu¨¦s en la plaza Nueva, frente al Ayuntamiento. Va camino del campus Reina Mercedes, a casi cuatro kil¨®metros de aqu¨ª. Es catedr¨¢tico de Electromagnetismo en la Facultad de F¨ªsica, uno de los impulsores del carril, responsable del Sibus y vicepresidente de la asociaci¨®n A Contramano, defensora de las dos ruedas como transporte cotidiano.
A las diez de la ma?ana, las bornetas del SEVici del campus est¨¢n a rebosar. Marqu¨¦s aparca en un bicicletero de la Facultad de Matem¨¢ticas, uno de los 477 que hay en la ciudad, con 2.598 aros de enganche. Por el campus van y vienen peque?os ciclos de color granate. ¡°Es el parque de veh¨ªculos que damos en pr¨¦stamo a los estudiantes. Las 400 son plegables, para facilitar el transporte p¨²blico y para que las puedan guardar en casa¡±. La gran victoria de los sillines fue fruto de una amalgama de circunstancias: que Izquierda Unida entrara como coalici¨®n del PSOE en 2003 con la bici en su programa, que los socialistas estuvieran de acuerdo, que el Plan General de Ordenaci¨®n Urban¨ªstica se encontrara en revisi¨®n¡ ¡°Tuvieron huevos. Ahora la realidad de la bici es algo a lo que no se le puede dar la vuelta¡±, sentencia Marqu¨¦s. El carril cost¨® 35 millones de euros. Y abri¨® una ofensiva donde comerciantes, taxistas, vecinos y Partido Popular, entonces en la oposici¨®n, se lanzaron contra la idea de quitarle el trono al coche. El conflicto pas¨® a los medios, con el diario Abc como corifeo del ataque conservador. El art¨ªculo m¨¢s recordado es ¡®El muy in¨²til carril bici¡¯, que el periodista Antonio Burgos public¨® en ese peri¨®dico el 11 de noviembre de 2006: ¡°Con las pocas bicicletas que hay, m¨¢s barato nos habr¨ªa salido ponerle a cada ciclista un coche con ch¨®fer¡±.
Marqu¨¦s recuerda el circo alrededor de Antonio Torrijos, primer teniente de alcalde por IU (2007-2011) e impulsor del proyecto. Torrijos lo cuenta en primera persona mientras intenta escabullirse del sol de mediod¨ªa en una terraza: ¡°Fue la rehostia. Era un conflicto de ideas. No pod¨ªan estar c¨®modos con que unos rojos que no salen en Semana Santa fueran a cambiar el modelo de urbe basado en la sostenibilidad¡±. Las cr¨ªticas furibundas quedaron diluidas por un ¡°movimiento del carajo que apoy¨® la bici¡±, enfatiza el exconcejal. ¡°Luego todos dijeron: ¡®Esta ni?a es m¨ªa¡±. Y la ni?a s¨ª que era de todos. El Plan Director de la Bicicleta sali¨® adelante con una mayor¨ªa amplia en los presupuestos participativos. Una comisi¨®n c¨ªvica particip¨® en el dise?o del proyecto. Y naci¨® un negocio paralelo que tambi¨¦n proporcionar¨ªa beneficios. Talleres, tiendas especializadas, servicios de alquiler, recorridos tur¨ªsticos¡
En una de las calles empedradas del distrito de Macarena hay un gran escaparate acristalado impoluto. Detr¨¢s, unos ejemplares modelo fixer de colores suaves reposan sobre unos fardos de paja con aire retro. Es Santa Cleta, una cooperativa mezcla de tienda, taller, servicio de alquiler¡ y cualquier cosa que se les ocurra a sus tres socios. Isabel Porras, treinta?era con sudadera y coleta, explica que Santa Cleta quiere ¡°fomentar el uso de este transporte como una forma de vida m¨¢s sostenible y pac¨ªfica. Y m¨¢s segura¡±.
A pocos metros de este local, frente a la bas¨ªlica de La Macarena, las ramas de un ¨¢rbol sostienen una bici ba?ada en blanco en homenaje a Sergio Lozano, ciclista al que atropell¨® un conductor borracho el 28 de febrero de 2013. Sergio ten¨ªa 25 a?os. De los 319 atestados que la Polic¨ªa Local registr¨® en 2013 relacionados con ciclistas, fue el ¨²nico muerto. ¡°La bici genera una transformaci¨®n social que todav¨ªa necesita tiempo de adaptaci¨®n por parte de ciclistas, peatones y conductores¡±, dice Porras. Lo saben tambi¨¦n Enrique Postigo, Sebasti¨¢n Miranda y Araceli Urdambidelus. Inform¨¢tico, fil¨®loga alemana y bi¨®logo, son los socios de Veloces, un servicio de mensajer¨ªa a dos ruedas que funciona desde hace dos a?os. Empezaron el proyecto con una inversi¨®n de 6.000 euros. ¡°Hab¨ªa tiendas, talleres¡ pero, curiosamente, ning¨²n servicio de mensajer¨ªa¡±.
Santa Cleta o Veloces son solo un ejemplo del negocio que nace alrededor de este veh¨ªcu?lo sostenible. Y aunque no hay una cifra exacta, se aproximan aqu¨ª a la media centena. En 2013 se vendieron en Espa?a m¨¢s bicicletas (780.000) que coches (700.000), seg¨²n los datos de ambas industrias. La influencia va mucho m¨¢s all¨¢ del propio sector: la bici aumenta el consumo en comercios urbanos, seg¨²n estudios de la Universidad de Portland, el Departamento de Transporte de Nueva York y la ciudad de Seattle, donde los ingresos de las tiendas de las calles donde se construyeron carriles bici aumentaron un 400%. En Sevilla, los comerciantes creyeron que los casi 8.000 aparcamientos que desaparecieron por el carril bici les perjudicaba. El presidente de la Federaci¨®n Provincial de Comerciantes, Tom¨¢s Gonz¨¢lez, argumenta hoy: ¡°Antes, la relaci¨®n entre los peatones y el tr¨¢fico era mejor. Pero no estamos en contra de ninguna medida de movilidad si no impide la convivencia¡±.
Nuevos h¨¢bitos que para algunos siguen siendo raros. Manuel Calvo, bi¨®logo inmerso en el mundo de la sostenibilidad desde los noventa, sabe que Sevilla ha cambiado y que no todo es perfecto. Particip¨® en el trabajo de dise?o de la red. ¡°Se hicieron muchas cosas bien, la homogeneidad, la segregaci¨®n, la continuidad¡ pero se pueden mejorar muchas otras¡±. Calvo se refiere a ampliar espacios, mejorar intersecciones, agrandar el radio de algunas curvas¡ ¡°Quedan asignaturas pendientes. La limitaci¨®n en la circulaci¨®n, la pacificaci¨®n del tr¨¢fico y la conjugaci¨®n de la bici con el transporte p¨²blico son temas importantes¡±.
El conflicto entre peatones y ciclistas es la leche. A¨²n no se sabe c¨®mo dirimir cu¨¢l es el espacio de unos y el de otros
La ¡°intermodalidad¡±, como la llaman los entendidos, ya ha empezado. Se est¨¢ estudiando la forma de instalar bicicleteros dentro de las estaciones de metro. ¡°Y el servicio de Bus-bici funciona desde 2006. Los vecinos del ¨¢rea metropolitana tienen acceso a una flota p¨²blica y gratuita durante todo el d¨ªa con la tarjeta del Consorcio de Transportes¡±. Lo cuenta el rostro del ¨²ltimo anuncio de las bicicletas BMW, Ram¨®n Pic¨®, mientras pone el candado a una de monta?a de colores estridentes y camina hacia la sombra en la c¨¦ntrica Puerta de Jerez. Este profesor de Arquitectura tiene claro que una buena parte de los vecinos han adquirido la conciencia de otro tipo de ciudad. ¡°Cuando los coches desaparecen, el peat¨®n puede tomar el espacio p¨²blico, que es de lo que trata la convivencia. Ahora vivimos de la inercia del trabajo de hace a?os; si el Ayuntamiento no se mueve m¨¢s, acabar¨¢ par¨¢ndose¡±.
Cuando el Partido Popular gan¨® las elecciones en 2011, la media de desplazamientos supon¨ªan demasiados votos para tomar medidas en contra: 70.000 (2.000 m¨¢s de media que en la actualidad, algo que algunos, como Ricardo Marqu¨¦s, achacan a dos posibles causas: la reducci¨®n de desplazamientos para ir al trabajo por el paro y el aumento de la bici privada). Incluso con esas cifras, el Gobierno local conservador elimin¨® el Plan Centro, que restring¨ªa el acceso de coches al casco hist¨®rico, y cerr¨® la Oficina de la Bicicleta. El fomento y la promoci¨®n se cortaron de ra¨ªz. Una declaraci¨®n de intenciones. Desde entonces, una inacci¨®n a medias ha sido la pol¨ªtica a seguir. Juan Ignacio Zoido responde por e-mail que la postura del Ayuntamiento, ¡°por supuesto¡±, es la de potenciar la movilidad sostenible. ¡°Lo demostramos con hechos. En su d¨ªa fui cr¨ªtico no con la implantaci¨®n en s¨ª del carril bici, sino con algunos errores cometidos¡±.
Vivimos de la inercia del trabajo de hace unos a?os, pero si el Ayuntamiento no se mueve m¨¢s, acabar¨¢ par¨¢ndose
Clac, clac, clac, clac, clac. Las traviesas de madera del muelle de la Sal tabletean acompa?ando al rumor del Guadalquivir entre los puentes de San Telmo y de Triana. El sol sestero lo cubre todo. Clac, clac, clac, clac, clac. Son bicicletas. El tiempo m¨¢ximo que transcurre sin que pase una es de 23 segundos. No paran de rodar sobre el muelle que el ingeniero Pastor y Landero empez¨® a construir en 1863. Siglo y medio despu¨¦s, la estructura ya no soporta sacos de sal, sino centenas de rodadas a las que arrulla el r¨ªo de una ciudad ¡°legendaria¡±.
As¨ª la llama el gur¨² del manillar Mikael Colville-Andersen: ¡°Una ciudad que ha pasado de menos del 0,5% de movilidad ciclista al 9% en solo unos pocos a?os es una ciudad legendaria¡±. A pesar de las voces cr¨ªticas de algunos comerciantes y taxistas, del vandalismo que sufri¨® el servicio p¨²blico durante los primeros a?os, de la indiferencia del Gobierno local de hoy¡, ¡°Sevilla representa a una nueva liga que est¨¢ mostrando al mundo lo que es posible a corto plazo¡±, sentencia Colville-Andersen. ¡°Vio el futuro y fue hacia ¨¦l. Las semillas se han sembrado y el jard¨ªn est¨¢ creciendo en Andaluc¨ªa. D¨¦jenlo crecer. Denle agua y luz. Solo puede llegar a ser m¨¢s hermoso. Sevilla es un l¨ªder ahora. Los l¨ªderes tienen que ser responsables y aceptar su rol¡±.
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