Tontos malos

Que no hay tonto bueno nos lo dice la experiencia. Que una empresa importante tenga tantos tontos en su n¨®mina, en su cadena de mando, puede decirnos que este pa¨ªs est¨¢ condenado al fracaso, la miseria y la indecencia.

Anaya, una de las m¨¢s importantes editoriales de libros educativos, ha decidido retirar de la venta al p¨²blico un manual en el que se habla, por ejemplo, de Antonio Machado y Federico Garc¨ªa Lorca. Unas sucintas biograf¨ªas en las que se cuenta que el poeta granadino muri¨® cerca de su pueblo, y que Machado se fue a Francia una temporadita con su familia, y all¨ª muri¨®.

No hay que dedicarle mucho tiempo a poner de manifiesto la estupidez y la maldad que anidan en ambos textos.

Lo preocupante es que llevaban en las librer¨ªas mucho tiempo y que, hasta ahora, nadie hab¨ªa reaccionado. Ni la comunidad educativa, ni el Ministerio de Educaci¨®n hab¨ªan hecho nada para cargarse semejante desbarre. Los responsables de la editorial dejaron pasar ese texto como bueno, no le dieron importancia, y en el chiringuito de Wert no se produjo ninguna conmoci¨®n.

Nos sobran tontos y malvados con trabajo. En todos los ¨¢mbitos. No digamos en la Iglesia, que tiene empleado a un cura que explica a sus feligreses de Ja¨¦n que los hombres, hasta hace 30 a?os, pod¨ªan pegar una paliza a sus mujeres, pero que no las mataban porque entonces hab¨ªa moral.

Y encuentran apoyo social, como el imb¨¦cil que le tir¨® un pl¨¢tano a Alves en un partido de Primera Divisi¨®n. Los castigos a estos disminuidos morales suelen ser leves, o quedarse en nada.

Vivimos con demasiada naturalidad hechos como esos.

Yo mismo, en una ocasi¨®n, ejerciendo de librero, entend¨ª a una se?ora que pidi¨® ¡°el libro del subnormal ese¡±. A la primera supe que se refer¨ªa a Stephen Hawking y su Big Bang.