ECOS de humanidad
Este post ha sido escrito por Eva Garrido, Periodista y comunicadora especializada en Cooperaci¨®n y Desarrollo. Su exposici¨®n fotogr¨¢fica, ECOS, est¨¢ abierta hasta el 24 de mayo en Madrid.
Muchos me preguntan qu¨¦ supone haber realizado este trabajo. Sin titubear, respondo que haber cumplido un sue?o de los que sue?o despierta. Despu¨¦s de haber conocido en primera persona sus realidades, me sent¨ªa en deuda con los uigures, los ni?os y ni?as et¨ªopes y las mujeres indias. Realidades de las que apenas se habla cuando China, Etiop¨ªa y la India alcanzan el protagonismo de las conversaciones en Occidente. S¨®lo nos llegan sus ECOS. Esta muestra, con la fuerza de m¨¢s de 40 mecenas, pretende que retumben.
Uigur en una peluquer¨ªa ambulante en Kashgar. Oeste de Xinjiang. Junio 2010.
Xinjiang es puerta de Asia Central y rica en oro, uranio, gas y petr¨®leo. Una mina de relaciones comerciales y recursos que el Gobierno est¨¢ aprovechando con mano de obra han. Empresas estatales, en la que hablar chino es imprescindible, son las que explotan estos recursos. La regi¨®n se enriquece, pero el beneficio no se reparte por igual y tiene un coste cultural. Movimientos y representantes prouigures denuncian que los han tienen m¨¢s posibilidades de desarrollo econ¨®mico y que el legado cultural uigur se est¨¢ diluyendo
Un paseo por Kashgar se resume en escombros. Oeste de Xinjiang. Junio 2010.
Su lengua queda en un segundo plano tras el mandar¨ªn y se pierden s¨ªmbolos como la ciudad cuna de su cultura, Kashgar, que est¨¢ siendo derrumbada por el Gobierno con la excusa de levantar viviendas que soporten terremotos y en su lugar construyen avenidas al puro estilo pekin¨¦s. Lo hacen para controlarlos, aseguran los uigures. A este sentir se a?ade la existencia de un colectivo que a¨²n sue?a recuperar la independencia. Para conseguirla, algunos grupos han cometido atentados terroristas, unas veces reivindicados y otras acusados por el Gobierno. Esto genera desconfianza en los han, inc¨®modos tambi¨¦n con las supuestas ventajas que tienen los uigures por ser minor¨ªa, como poder tener m¨¢s de un hijo. En consecuencia, se ha generado una tensi¨®n inter¨¦tnica que ha llegado a estallar en conflictos como el de 2009, en el que, seg¨²n cifras oficiales, murieron 197 personas de ambas etnias en Xinjiang.
Tolosa en la escuela de verano de la ONG The Good Samaritan. Holeta, Etiop¨ªa. Agosto 2011.
Tiene las botas manchadas de barro. La tierra dibuja infinitos surcos rebosantes de agua. Agosto. ?poca de lluvias. Uno de esos surcos se pierde en forma de cascada en un peque?o desnivel de la tierra. Perfecto para limpiar sus botas. Quiere ir limpio a la escuela. En realidad, el estado de sus botas, las manchas y los rotos de la ropa que viste a diario son imperceptibles. Les hace sombra la sonrisa con la que acude a la escuela. Porque lo que quiere es simplemente eso, ir a la escuela. No m¨¢s. Tolosa tendr¨¢ ahora unos once a?os. Cuando limpi¨® sus botas en el charco quiz¨¢ ocho. A lo mejor era m¨¢s mayor. Los ni?os del pueblo de Holeta suelen parecer m¨¢s peque?os. Cuesti¨®n de alimentaci¨®n. No, no est¨¢n fam¨¦licos. Y s¨ª, son et¨ªopes.
Ni?os de Holeta juegan en una gran explanada del kebele. Holeta, Etiop¨ªa. Agosto 2011.
Ya hace 30 a?os de esas im¨¢genes en Etiop¨ªa de peque?os desnutridos con est¨®magos hinchados y rodeados de moscas a causa de la sequ¨ªa que afect¨® al pa¨ªs y que deriv¨® en una hambruna por la que murieron un mill¨®n de personas. A finales de los noventa y comienzos del siglo XXI sucedi¨® algo similar. Etiop¨ªa sigue sufriendo sequ¨ªa, es el segundo pa¨ªs m¨¢s pobre del mundo seg¨²n el ?ndice de Pobreza Multidimensional (IPM) de 2013 y tiene que hacer frente a otros problemas como el VIH, pero sus ni?os quedan lejos de esa imagen de los noventa. Sin embargo, nuestro imaginario colectivo no evoluciona. Lo cierto es que les sobra energ¨ªa de vivir. S¨®lo hay que cruzarse con sus ojos.
Mujeres de la tribu ind¨ªgena chenchu. Bosque de Srisailam, India. Agosto 2013.
Amanat fue violada por seis hombres dentro de un autob¨²s en Nueva Delhi. Le introdujeron una barra de metal en la vagina que le perfor¨® los intestinos. Muri¨® dos semanas despu¨¦s a causa de la m¨²ltiple agresi¨®n. Era diciembre de 2012. Sucesivas protestas se produjeron en la India en contra de las continuas violaciones que se cometen en el pa¨ªs. All¨ª, seg¨²n fuentes oficiales, una mujer es violada cada 20 minutos. Un registro que s¨®lo refleja las mujeres que se atreven a denunciarlo. El caso de esta joven india de 23 a?os dio la vuelta al mundo y puso sobre la mesa el debate de la situaci¨®n de la mujer en este pa¨ªs.
Vendedora en el mercado de verduras de Anantapur. India. Abril 2013.
La India ocupa el puesto 132 de 148 en el ?ndice de Desigualdad de G¨¦nero del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Una desigualdad que sufren desde antes de nacer. En 1994, el gobierno indio prohibi¨® revelar el sexo del feto a causa de los abortos selectivos. Naciones Unidas tambi¨¦n calcula que unos 50 millones de ni?as han desaparecido en el pa¨ªs por feticidios e infanticidios femeninos. A pesar de medidas como ¨¦sta, la desigualdad no desaparece, ya que sus ra¨ªces son culturales, fruto principalmente de la falta de educaci¨®n. Ellas crecen creyendo que esta es su ¨²nica realidad. Ellos tambi¨¦n. A¨²n son pocas y pocos quienes se lo cuestionan. La agresi¨®n a Amanat abri¨® la caja de pandora, y no s¨®lo de las violaciones.
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