L¨¦xico, correcciones y fe de errores
L¨¦xico
Americanismos. Santiago Iglesias, en una carta, citaba dos t¨¦rminos (permisada y mercadeo) y se?alaba que mercadeo me consta que se utiliza muy a menudo en Venezuela con el significado de mercadotecnia. Sin embargo, desconozco la existencia del verbo permisar. Y conclu¨ªa con una pregunta: ?Cu¨¢l es la regla de uso de palabras en el peri¨®dico (estoy accediendo desde la Edici¨®n Espa?a) que no pertenecen al espa?ol de Espa?a, o cuya acepci¨®n difiere entre aquella del pa¨ªs de origen y aquella que se usa en Espa?a?. Traslad¨¦ su consulta a ?lex Grijelmo, responsable de la nueva edici¨®n del Libro de Estilo. Seg¨²n Grijelmo, permisar no est¨¢ registrado por la Academia, pero su uso se halla extendido por varios pa¨ªses americanos. He encontrado usos en Venezuela, M¨¦xico y Per¨². En todos ellos equivale a dar permiso. (Por tanto, se trata de un verbo que no a?ade nada frente a permitir). Sin embargo, no se encuentra ni un solo caso en los bancos de datos de la Academia (CORDE y CREA, espa?ol de siempre y espa?ol actual), que contienen millones y millones de registros. En el corpus del siglo XXI aparece un solo caso, de un peri¨®dico de Venezuela. Sobre mercadeo, adjunt¨® la entrada marketing del Libro de Estilo que explica que la Academia ha aceptado la graf¨ªa m¨¢rquetin. En EL PA?S se prefieren mercadotecnia y mercadeo. Y tambi¨¦n el adjetivo mercadot¨¦cnico frente a marquetiniano. Con respecto al uso de americanismos, el criterio del diario es respetar los que sean f¨¢ciles de entender en el ¨¢mbito general del espa?ol, sobre todo si se emplean en contextos americanos. El nuevo Libro de Estilo ha incorporado m¨¢s de veinte americanismos aceptados.
A favor de la historia. Hace tiempo que ya no leo las noticias de EL PA?S, las descifro, escribe V¨ªctor Ovies a prop¨®sito de las erratas que albergan las noticias del diario. Y se?ala una expresi¨®n que considera inexistente. En el subt¨ªtulo de un art¨ªculo se afirma que el Madrid juega a favor de la historia. En el texto se emplea correctamente la expresi¨®n la historia juega en contra del Atl¨¦tico". Y el lector se pregunta: ?Es que acaso es bueno para la historia que el Madrid gane la copa de Europa? ?No ser¨¢ que la historia, repleta de finales jugadas y ganadas por el equipo, juega a favor del Madrid? Yo, jam¨¢s, antes, hasta ahora, hab¨ªa o¨ªdo nunca la expresi¨®n jugar a favor de la historia.
Anglicismos. Este es un cap¨ªtulo habitual en las quejas de los lectores. Recojo dos casos. Manuel Mart¨ªnez S¨¢nchez escribe que leyendo su diario desde Am¨¦rica, noto que, adem¨¢s de los anglicismos ya asentados en nuestro lenguaje, que por feos que sean ya no tienen remedio, hay ¨²ltimamente una carrera loca hacia el neologismo anglosonante que ustedes, como profesionales del lenguaje, debieran evitar y desaconsejar. Y cita running. Ser¨ªa perdonable si no tuvi¨¦ramos c¨®mo decirlo en castellano, como pasa con muchos t¨¦rmino cient¨ªficos y t¨¦cnicos que no inventamos aqu¨ª, pero esa explicaci¨®n no vale en muchos casos. Seg¨²n Fund¨¦u, en el caso de runner, la palabra corredor es una alternativa adecuada en la mayor¨ªa de los contextos, mientras que para running puede optarse, en funci¨®n de la frase, por correr, carrera (o carrera continua si se requiere m¨¢s precisi¨®n) o corrida, de uso m¨¢s habitual en algunas zonas hispanohablantes.Ana G¨®mez, por su parte, critica el empleo de ranking cuando, escribe, no hay necesidad porque existen palabras en espa?ol que transmiten el mismo concepto. Soy profesora de Lengua Espa?ola y de Oratoria y les pido que ayuden un poco en el cuidado de nuestro idioma. El Libro de Estilo establece que debe sustituirse por lista o clasificaci¨®n.
Direcci¨®n y sentido. Carlos Garc¨ªa Miralles apunta una confusi¨®n reiterada entre direcci¨®n y sentido como, por ejemplo la que refleja este titular: Deshielo de doble direcci¨®n entre Washington y La Habana. Y escribe: Imagino que la utilizaci¨®n de la palabra direcci¨®n para referirse al sentido , cuando se quiere indicar que toda direcci¨®n tiene un doble sentido, el de ida y el de vuelta, ha sido y ser¨¢ un cl¨¢sico dentro de las incorrecciones sem¨¢nticas m¨¢s extendidas a nivel general. Como persona dedicada a la educaci¨®n, tengo que explicar a mis alumnos todos los cursos ambos conceptos, direcci¨®n y sentido. Aprovecho esta ocasi¨®n para corregir y explicar nuevamente la diferencia que existe entre ambas palabras. La propia Real Academia define direcci¨®n como l¨ªnea sobre la que se mueve un punto, que puede ser recorrida en dos sentidos opuestos.
Errores y erratas
La serie de Almudena Grandes. En una noticia de Cultura sobre la jornada de Sant Jordi en Barcelona, subraya ?ngel Redondo, se afirma que la novela de Almudena Grandes Las tres bodas de Manolita es la cuarta entrega de su serie Episodios de una guerra interminable, cuando es la tercera. Efectivamente se trata de un error, aunque en cierta manera inducido por la propia informaci¨®n editorial que incluye en su web cuatro obras.
Pies de foto. Ricardo G¨¦nova llam¨® la atenci¨®n sobre un pie de foto publicado en la edici¨®n digital que identificaba una imagen como del r¨ªo San Juan, del que se dec¨ªa que posee una extensi¨®n casi tan grande como la isla de Puerto Rico, algo, subraya, que carece de l¨®gica. Y aclara: En el caso del r¨ªo San Juan su longitud es 192 km, la isla de Puerto Rico tiene un ¨¢rea de 9.104 km2, para que el r¨ªo San Juan tuviera esa ¨¢rea deber¨ªa tener una anchura media de 47,4 km en todo su curso, lo cual es claramente muy improbable La foto debe corresponder, como se?ala el lector, al lago Nicaragua que con sus 8.264 km2 de superficie es casi tan extenso como la isla de Puerto Rico. El pie es copia literal del suministrado con la foto por la agencia.
En el cap¨ªtulo de pies de foto err¨®neos, Bernardo Frau indica con acierto uno de la edici¨®n impresa del 13 de mayo en que aparece Felipe Gonz¨¢lez firmando el tratado de Adhesi¨®n a la Comunidad Europea. El pie dice El expresidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez¡. Frau se?ala que, en el momento de la firma, Gonz¨¢lez era presidente del Gobierno. El pie fue corregido en la edici¨®n digital.
M¨²sica. Ignacio Echevarrieta corrige un art¨ªculo de Cultura. Para empezar se habla del ¨®rgano del Emperador y " el Bergalonga...". En realidad se trata de un ¨®rgano construido por la familia de organeros Verdalonga que hizo el ¨®rgano del Evangelio (¡).Se sigue con el "Concerto para tres c¨¦mbalos en Do Mayor BWV de Bach". BWV es la abreviatura de Bach Werke Verzeichnis, es decir, el cat¨¢logo de las obras de Bach. Todas sus obras llevan el n¨²mero de cat¨¢logo que se expresa BWV 565, por poner un ejemplo. Decir BWV sin el n¨²mero es impresentable en el suplemento de cultura de un peri¨®dico europeo de la categor¨ªa de EL PA?S (¡) Tambi¨¦n se habla de afinaci¨®n "seg¨²n la escala Balotti". En realidad es Vallotti. Viene de Francesco Antonio Vallotti (1697-1780).
Jefa de Estado danesa. Cristina Buhigas se?al¨® que en la edici¨®n impresa del 7 de mayo, se afirma que en Dinamarca, que, como cualquier periodista debe saber, es un reino, ha sido elegida "jefa de Estado" la que en realidad es primera ministra, Helle Thorning-Schmidt. La jefa de Estado es, como saben todos los lectores del 'Hola', la reina Margarita. Llevo bastante tiempo encontrando errores de bulto en un peri¨®dico que comenz¨® siendo modelo de control de calidad y lo fue mucho tiempo. El error se corrigi¨® en la edici¨®n digital, no as¨ª en la impresa.
Fe de errores
Evitar todos los errores en un diario es imposible, pero ello no debe ser excusa para no reconocerlos. Como ya publiqu¨¦ en otra ocasi¨®n, la gesti¨®n de las fe de errores en este diario es deficiente. El tr¨¢mite de documentar y corregir los errores no est¨¢ suficientemente engrasado y funciona de forma muy irregular. Un fallo persistente es que una correcci¨®n de un error en la edici¨®n digital o la impresa no se traslada a la otra edici¨®n si ha sido publicada en ambas. Craig Silverman ha publicado recientemente un art¨ªculo, a prop¨®sito de un estudio sobre las correcciones en los diarios, donde afirma que no se comprende el potencial ¨¦tico de las correcciones. Existe, asegura, una cultura de la verg¨¹enza sobre los errores que conduce a ocultarlos cuando su correcci¨®n es un acto que genera confianza en el lector. El p¨²blico no espera que seamos perfectos. De hecho, una organizaci¨®n de noticias que nunca admite un error es sospechosa, escribe.
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