Un nuevo teatro espa?ol
Actores que se convierten en autores. Cercan¨ªa con el p¨²blico. Autogesti¨®n. Compromiso social, pero sin pancartas. Obras que hacen visibles a los invisibles. As¨ª es la generaci¨®n que conquista el patio de butacas y hoy acude a su fiesta: los Premios Max
Como Don Quijote, apelan a la ¨¦pica y el humor para reflejar una realidad de tonos grises y buscar ideales que cambien el mundo. Su armadura es la palabra; la emoci¨®n, su fiel escudero, y los ¡®gigantes¡¯, los recortes que acechan a la cultura. Un nuevo teatro espa?ol apuesta por los invisibles, por el compromiso social sin pancartas y por la cercan¨ªa con un p¨²blico que siente que le representa. As¨ª es la generaci¨®n que conquista el patio de butacas y cosecha los grandes premios de las artes esc¨¦nicas.
No llevan armadura ni lanza, tampoco montan el fam¨¦lico caballo del personaje de Cervantes, pero representan el esp¨ªritu entre ¨¦pico, tr¨¢gico y c¨®mico del hidalgo de La Mancha. Son seis actores, autores y directores de escena, nuevos quijotes del teatro espa?ol que, como la m¨ªtica novela del siglo XVII, rebuscan en la realidad m¨¢s cercana intentando encontrar ideales que muevan el mundo. Hacen visible lo que, consciente o inconscientemente, dejamos de lado para no tener que preocuparnos por ello, y exponen ante los ojos de los espectadores que van a ver sus obras un contexto social que no deja indiferente, que busca la reflexi¨®n y que invita a preguntarse qu¨¦ es lo m¨¢s cuerdo o lo menos loco.
Estas obras han merecido la
aprobaci¨®n del p¨²blico porque tratan temas
que escuecen"
Tambi¨¦n se enfrentan a sus propios gigantes, que en este caso no son imaginarios: el 21% de IVA que grava desde julio de 2012 cualquier producto cultural y la crisis econ¨®mica, que aleja a los espectadores de las salas y cercena las programaciones de tantos centros de cultura municipales construidos en tiempos de bonanza, son los poderosos molinos contra los que deben luchar para poder sacar adelante sus producciones. Pero creen en el teatro vivo y buscan alternativas. Salas m¨¢s peque?as, producciones ajustadas, la grandeza de la palabra frente a la fuerza visual de las escenograf¨ªas impactantes¡ Artima?as de titiriteros para encontrar las rendijas por las que colarse para seguir contando lo que quieren.
Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta, Trist¨¢n Ulloa, Esteve Soler, Juli Disla y Jaume P¨¦rez pertenecen a una misma generaci¨®n y, adem¨¢s de estar nominados a distintas categor¨ªas de los Premios Max 2014 ¨Clos m¨¢ximos galardones de las artes esc¨¦nicas en Espa?a¨C, comparten pasi¨®n por el teatro y una forma similar de entenderlo.
?Representan una nueva dram¨¢tica? Ellos opinan que no, que el teatro siempre ha hecho lo mismo, hablar de lo que percibe a su alrededor. Pero son conscientes de que no son tiempos de mensajes mesi¨¢nicos, de que el espectador no est¨¢ por la labor de espect¨¢culos que partan de la idea de ¡°yo te voy a dar las soluciones¡±, y por eso sus obras juegan con el humor, las emociones y la honestidad. Con la necesidad de los propios autores de decir, precisamente ahora: ¡°Esto no est¨¢ funcionando bien y entre todos debemos pensar c¨®mo podemos resolverlo¡±. El veh¨ªculo puede ser una trama de exilio y emigraci¨®n ¨CUn trozo invisible de este mundo¨C; una historia de amor de una pareja que huye del corralito argentino ¨CEn construcci¨®n¨C; una asamblea que debe decidir si apoya ¡°el concierto¡±, un acuerdo que nunca se termina por saber en qu¨¦ consiste porque es lo que menos interesa ¨CLa gente¨C, o una sucesi¨®n de escenas cortas que hablan de nuestros horrores contempor¨¢neos ¨Cla trilog¨ªa Contra el progreso, Contra el amor y Contra la democracia¨C¡ Lo que importa es que el espectador sienta, sufra y r¨ªa a partes iguales, y que cuando se cierre el tel¨®n tenga la necesidad de hablar de lo que ha visto y de pensar sobre ello. A veces, hasta de cambiar alguno de sus h¨¢bitos mec¨¢nicos de vida.
Los seis se reunieron en torno a una mesa en las instalaciones de la madrile?a Sala Mirador, cuya programaci¨®n dirige desde principio de temporada Juan Diego Botto, para charlar de lo que saben y les interesa: arte, teatro y vida.
Juan Diego Botto. No me siento descubridor de ning¨²n tipo de nueva forma de entender el teatro. Lo que hacemos es poner foco a aspectos de la vida que normalmente no se miran.
Trist¨¢n Ulloa. En mi caso, quer¨ªamos contar una historia de amor, pero es verdad que est¨¢ enmarcada en un contexto de dos inmigrantes que superan juntos las adversidades. El teatro siempre ha tenido que servir de reflexi¨®n y de espejo, m¨¢s all¨¢ del entretenimiento. Creo que nuestras obras lo hacen, utilizando recursos m¨¢s peque?os, echando mano de nuestro dinero, sin grandes montajes¡
Juli Disla. Una parte del teatro puede ser solo divertimento, pero otra parte puede ser esto, y la grata sorpresa es que ha conectado con el p¨²blico.
Jaume P¨¦rez. La realidad que estamos viviendo te est¨¢ pegando directamente una hostia y no puedes volver la mirada hacia otro lado. No somos diferentes del resto de la sociedad; nosotros tambi¨¦n somos invisibles. Antes lo social se atribu¨ªa mucho a la denuncia de lo que les pasaba a otros. Ahora el espectador se est¨¢ dando cuenta de que ese otros puede ser uno mismo.
Esteve Soler. Hoy d¨ªa, para no indignarse, deber¨ªamos no ser humanos. De hecho, la gente que no se indigna denota elementos de inhumanidad.
Sergio Peris-Mencheta. Las mismas nominaciones de nuestras obras reflejan un cambio y una apuesta por un tipo de teatro, que quiz¨¢ obedece a que los que han realizado la selecci¨®n se han mojado en cierto sentido. Creo que hay algo que entronca con hacer part¨ªcipe al p¨²blico desde otro lugar.
La visi¨®n de Antonio Onetti, presidente de la Fundaci¨®n SGAE y miembro del comit¨¦ de los Premios Max, a los que optan estos creadores, va por el mismo camino: ¡°El teatro responde a la necesidad del individuo cuando se hace preguntas. La dramaturgia espa?ola tiene una gran calidad desde hace a?os, pero ahora la oferta es m¨¢s variada que nunca porque la crisis genera encontrar nuevas formas de comunicaci¨®n y nuevos lugares donde hacerlas. La variedad y la calidad est¨¢n llevando a mucha gente a las salas, pero los profesionales no lo tienen f¨¢cil. El esfuerzo es tit¨¢nico¡±.
En Espa?a se producen unas mil obras de teatro todos los a?os, seg¨²n cuenta Jos¨¦ Luis Alonso, dramaturgo y presidente en funciones de la reci¨¦n estrenada Academia de las Artes Esc¨¦nicas de Espa?a. ¡°Una de las posibilidades del teatro es ser espejo y esp¨ªa¡±, apostilla, ¡°por eso estas obras han merecido la aprobaci¨®n del p¨²blico, porque tratan temas que escuecen y con ellos crean material dram¨¢tico. Tenemos que sacar a la luz esas cosas escondidas con las que, a pesar de su dureza, convivimos c¨®modamente¡±.
El autor Juan Mayorga meditaba al respecto a finales del mes pasado en la cadena SER y resum¨ªa con sus palabras la esencia de un tipo de arte en el que podr¨ªamos encuadrar a los seis protagonistas de este reportaje: ¡°Siempre digo que el teatro debe ser capaz de escuchar al mundo, pero no devolverle su ruido, sino poes¨ªa. Este g¨¦nero se ha redescubierto como la capacidad de encuentro entre un actor elocuente y un espectador que quiere ser c¨®mplice, y eso nos convierte en muy poderosos¡±.
Los ajustes en medios, incluso en personajes, que ha impuesto la crisis y los recortes p¨²blicos no son una buena noticia, pero han empujado a representar obras ¨Ccomo las cuatro que nos ocupan¨C en salas m¨¢s peque?as, donde los espectadores palpan la emoci¨®n de los actores y se sienten salpicados por sus reacciones, como si les hablaran solo y directamente a cada uno de ellos. Sergio Peris-Mencheta refuerza esta idea: ¡°En Un trozo invisible de este mundo, el p¨²blico es protagonista desde el principio. En nuestro caso, se le sienta en el lugar del emigrante; en el de La gente, se les sit¨²a en la asamblea¡ Hay una invitaci¨®n a tomar partido y no solo pasar un rato como voyeur. No se obliga, se invita a participar con humor, con mala baba, con sarcasmo. Y la realidad es que hay mucha demanda de querer decir: ¡®Yo formo parte del asunto¡±.
El teatro siempre ha tenido que servir de reflexi¨®n y espejo, m¨¢s all¨¢ del entretenimiento. Creo que nuestras
obras lo hacen"
Botto introduce en la conversaci¨®n una frase de Albert Camus que repite siempre que tiene oportunidad: ¡°Un personaje de La peste dice que hay ¨¦pocas en las que la indiferencia es criminal. Creo que esta es una de ellas. Y no nos referimos a crueldad intelectual, sino a la de un sistema que afecta a gente que t¨² conoces. Un colega que no tiene trabajo, un hijo que tiene que irse fuera a buscarse la vida, un conocido al que han repatriado por no tener papeles¡ No son cifras en un peri¨®dico. Ante esto es muy dif¨ªcil permanecer indiferente, y cuando uno escribe teatro habla de lo que le emociona y le interesa¡±.
Surge una pregunta casi obvia: ?por qu¨¦ ha sido el teatro precisamente el que m¨¢s se ha implicado en la batalla de servir de altavoz social?
Botto. El teatro es r¨¢pido y barato de hacer. En tres meses puedes tener la pieza terminada; otra cuesti¨®n es conseguir distribuirla, tener un espacio para representarla¡ En cine, por ejemplo, desde que escribes un guion hasta que consigues financiarlo pueden pasar cuatro a?os en el mejor de los casos.
Ulloa. Este medio aporta una libertad creativa muy importante. Yo no sab¨ªa de qu¨¦ manera ni d¨®nde, pero iba a hacer En construcci¨®n s¨ª o s¨ª, y adem¨¢s ten¨ªa claro c¨®mo lo quer¨ªamos. Es lo bueno de ser el mayor responsable; lo ¨²nico que te falta es un escaparate donde mostrarlo, y si no consigues sala, estamos dispuestos a hacerlo en el sal¨®n de nuestra casa. No es que la precariedad de medios estimule la imaginaci¨®n, es que es ya un estado de las cosas.
P¨¦rez. Los v¨ªnculos sociales estaban rotos por el individualismo de la masa y nos encontramos asistiendo a la necesidad de reconstruir lo que de alguna manera se est¨¢n cargando. Antes ganaba la autosuficiencia, ahora nos hemos dado cuenta de que no se sostiene en pie. Se ha realizado la utop¨ªa de este capitalismo con el que se supone que hab¨ªamos alcanzado los topes y mira d¨®nde hemos llegado.
Disla. Lo que no s¨¦ es cu¨¢nto se puede sostener esto en el tiempo. Con un proyecto como el nuestro, si te sale m¨¢s o menos bien, vas a un par de festivales, haces algo de gira¡ Pero, a no ser que tengas otra proyecci¨®n audiovisual, es dif¨ªcil mantenerse. A m¨ª me gustar¨ªa poder vivir de lo que s¨¦ hacer.
Juli ha metido el dedo en una herida abierta que afecta a todos, incluso a los profesionales m¨¢s famosos del grupo. Seg¨²n un reciente estudio de la Fundaci¨®n AISGE, la entidad que gestiona los derechos de propiedad intelectual de actores, dobladores, bailarines y directores de escena, casi el 73% de los actores y actrices espa?oles no logran vivir de su profesi¨®n y el 55% no alcanzan los 645 euros mensuales considerados como salario m¨ªnimo interprofesional. Jos¨¦ Luis Alonso recuerda una frase de los cl¨¢sicos: ¡°Da m¨¢s un duro que un desnudo¡±. O lo que es lo mismo, con dinero siempre se funciona mejor. ¡°En el arte, la buena voluntad no lo es todo¡±, explica, ¡°estamos en el agujero negro de una econom¨ªa empobrecida. En un teatro hace falta luz, t¨¦cnica, comer¡ Se est¨¢ produciendo un deterioro brutal, y no estoy diciendo que sea peor situaci¨®n que la del resto de la sociedad, pero la cultura es muy necesaria y hay que conseguir dignificarla y dimensionarla de nuevo. La pu?alada del IVA indignar¨ªa menos si no se hubiese impuesto a un mendigo al que ya le has quitado todas las ayudas, le has cerrado los circuitos y encima le est¨¢s diciendo como Administraci¨®n que te est¨¢s ocupando del problema y no haces nada. Es casi de risa¡±.
Que una peque?a o mediana compa?¨ªa se abra camino es pr¨¢cticamente imposible en las condiciones que ha puesto la Administraci¨®n"
¡°?Con la Iglesia hemos topado, Sancho!¡±, que dir¨ªa el hidalgo Don Quijote. Las voces se suceden para explicar los detalles del problema.
Botto. Lo que dec¨ªa antes Juli es muy cierto. Nuestros espect¨¢culos est¨¢n nominados a un premio importante, el nuestro en concreto ha ido muy bien, pero vivir de esto¡ Mantener ahora mismo una sala es casi imposible. Para sentarte a escribir una obra tiene que tener garantizadas otras cosas, la nevera llena, un poquito de agua caliente y calefacci¨®n¡, y eso te lo ponen muy dif¨ªcil.
Ulloa. La gente cree que se gana una pasta y no es as¨ª. A cada recaudaci¨®n hay que quitarle el 21% de IVA, el 10% de autores, otro 10% del porcentaje que se llevan las ventanas de ventas que cada uno utilice, m¨¢s luego la sala¡ Con el 15% restante hay que pagar a los empleados. Si tienes una buena gira, consigues amortizar, pero que una peque?a o mediana compa?¨ªa se abra camino es pr¨¢cticamente imposible en las condiciones que ha puesto la Administraci¨®n.
Soler. Pero ?es igual en otros pa¨ªses de Europa? La respuesta es no. En el modelo ingl¨¦s, el Estado da muy poco dinero para la cultura, pero existen medidas que permiten que las inversiones privadas desgraven. En Francia, las primeras 40 representaciones no pagan IVA, y luego existe un baremo bajo que permite subsistir. Otros modelos est¨¢n basados en la subvenci¨®n p¨²blica. En Espa?a, lo que ocurre es que alguien ha decidido que el modelo no deb¨ªa existir, y en ese silencio est¨¢ la perversidad absoluta.
Peris-Mencheta. Estamos hablando de los que gobiernan y del da?o que est¨¢n haciendo a la cultura. Pero el problema de verdad es ma?ana.
Botto. La cultura es una forma de aprendizaje social necesario; si no fuera ¨²til, habr¨ªa desaparecido. No entender eso y tratar de acomodar el espacio cultural y lo que significa a una cuesti¨®n monetaria no es algo ingenuo ni naif, tiene consecuencias dram¨¢ticas. Porque del mismo modo que se entiende as¨ª la cultura, se entiende la educaci¨®n, y los conceptos de utilidad terminan por eliminar la filosof¨ªa, el lat¨ªn o la m¨²sica y concebir la cultura y la educaci¨®n como algo que tiene que proporcionar un provecho econ¨®mico y no como lo que da riqueza e identidad a una sociedad.
Ulloa. El teatro, la cultura en general, es un proyecto de emancipaci¨®n de la sociedad, y eso a un Gobierno como este le da mucho miedo.
Soler. De hecho est¨¢n haciendo un control del lenguaje. Hay palabras que no se utilizan, personajes que no se exponen en p¨²blico. Acord¨¦monos de flexibilizaci¨®n, crecimiento negativo, desaceleraci¨®n¡
Acomodar la cultura a una cuesti¨®n monetaria tiene consecuencias dram¨¢ticas"
Ante estos eufemismos estallan las carcajadas. Y vuelve el optimismo porque deciden que los siempre visibles no son los protagonistas en sus obras. Sergio Peris-Mencheta nos devuelve al teatro, a ese lugar ¡°donde se abre el coraz¨®n de las personas y donde el humor es la manera que hemos encontrado para que el espectador empatice con lo que ocurre. Cuando nos podemos re¨ªr de lo que pasa, con lo que pasa y desde lo que pasa, nos sentimos parte del asunto¡±.
El lunes 26 de mayo, el Teatro Circo Price de Madrid se convertir¨¢ en un cabar¨¦ ¡°de cuero, carne y pinchos¡±, como lo define Mariano de Paco, el director de escena encargado este a?o de la gala de los Premios Max. Acr¨®batas, bailarines, actores y m¨²sica perseguir¨¢n que el p¨²blico presente en la sala y quienes sigan el espect¨¢culo por La 2 de TVE disfruten m¨¢s y tuiteen menos. Algunos de nuestros seis personajes se llevar¨¢n el galard¨®n a casa y otros esperar¨¢n, al menos, que la nominaci¨®n d¨¦ algo m¨¢s de vida a sus espect¨¢culos. Pero todos ya tienen un premio: la respuesta que han recibido de los espectadores; la posibilidad de generar peque?os cambios. Como les ocurri¨® a Juan Diego y a Sergio al finalizar la representaci¨®n de su obra en Matar¨® cuando una se?ora les dijo: ¡°Aqu¨ª tenemos m¨¢s de un 20% de inmigraci¨®n, pero yo a la gente de mi escalera que son negros nunca los he saludado. A partir de ma?ana les voy a decir: ¡®Hola, ?c¨®mo est¨¢s?¡±.
¡°No vamos a cambiar el mundo¡±, dice ?Botto, ¡°pero si consigues despertar una inquietud¡ No hacemos teatro para que venga a verlo el ministro de Hacienda, hacemos teatro para la se?ora de Matar¨® que ma?ana va a hablar por primera vez con sus vecinos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.