Esperanza en Ucrania
Putin ya no puede ignorar la incontestable legitimidad del presidente Poroshenko
Las elecciones que han dado la presidencia de Ucrania a Petro Poroshenko representan un hito para el atribulado pa¨ªs, y no solo porque hasta hace bien poco se pon¨ªa en duda su misma celebraci¨®n. La mayor¨ªa sin precedentes del multimillonario europe¨ªsta en primera vuelta, incluso en las zonas rus¨®fonas del sudeste donde se pudo votar, habla a las claras del anhelo de los ucranios por recuperar la paz y asegurar la supervivencia de su pa¨ªs.
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La clara victoria del oligarca Poroshenko, curtido exministro sin partido, con fama de pragm¨¢tico y moderado, otorga una incontestable legitimidad al Gobierno de Ucrania y exige la inmediata apertura de un di¨¢logo entre Mosc¨² y Kiev. Pero es solo un primer paso para devolver la estabilidad a un pa¨ªs sumido en su mayor crisis existencial en 23 a?os de independencia. El oblicuo respaldo de Vlad¨ªmir Putin a la elecci¨®n presidencial ha sido acompa?ado de exigencias de reformas constitucionales y nuevas advertencias a Kiev para que cese su ofensiva contra los separatistas prorrusos.
Poroshenko ha prometido tolerancia cero con la corrupci¨®n y construir una Ucrania moderna y eficiente, en la estela de la Uni¨®n Europea. Se trata de un empe?o hom¨¦rico aplicado a un pa¨ªs convulso, en libertad vigilada y donde una parte de su territorio ha sido cercenada y anexionada por Putin de un plumazo. El presidente Poroshenko debe abrir un cauce democr¨¢tico a los agravios de las regiones prorrusas, pero es imperativo que su autoridad no resulte menoscabada por el chantaje de Mosc¨², que exige de hecho la pasividad de Kiev ante lo que constituye una rebeli¨®n armada en el sudeste del pa¨ªs avivada por el Kremlin. En la ca¨®tica ciudad de Donetsk, los combates de los ¨²ltimos d¨ªas entre las fuerzas gubernamentales y las milicias prorrusas han dejado decenas de muertos.
El control de esa insurgencia sangrienta, que convoca fantasmas de guerra civil, es la prioridad absoluta de Kiev, y ya ser¨ªa tarea suficiente para un Gobierno balbuciente y con un Ej¨¦rcito m¨¢s que precario. Pero la crisis tiene adem¨¢s un grav¨ªsimo frente econ¨®mico. Ucrania no puede manejar en solitario esa ag¨®nica situaci¨®n sin un compromiso mucho m¨¢s activo por parte de la UE y Estados Unidos. Tanto como de ellos mismos despu¨¦s de las alentadoras elecciones del domingo, la suerte de los ucranios depende de confrontados poderes exteriores.
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