Ya era hora
El BCE se moviliza contra la deflaci¨®n, afianza el cr¨¦dito y se prepara para comprar deuda privada
El BCE ha movilizado al fin parte de su arsenal. Lo ha hecho acertadamente, preocupado por esos riesgos de mercado y geopol¨ªticos que siguen haciendo de la eurozona el ¨¢rea monetaria m¨¢s vulnerable. Tambi¨¦n es significativa la unanimidad en el Consejo de Gobierno sobre los instrumentos para combatir la deflaci¨®n y la disposici¨®n a no dar por concluida su intervenci¨®n si la situaci¨®n no mejora. Ha reducido el tipo de intervenci¨®n hasta el 0,15% y ha situado en t¨¦rminos negativos el correspondiente a la facilidad de dep¨®sito, aquel con el que remunera los dep¨®sitos de liquidez que le sit¨²an los bancos privados, hasta el -0,10%.
Ambas referencias quedan en niveles hist¨®ricos: el primero es el m¨ªnimo desde que el BCE naci¨® y el segundo se convierte de hecho en una tasa que han de pagar los bancos por tener el dinero ocioso. De forma simult¨¢nea, el BCE ha anunciado decisiones de alcance sobre la cantidad de liquidez disponible para los bancos. Ha movilizado su programa de operaciones de refinanciaci¨®n a largo plazo asignado espec¨ªficamente a las empresas, ha puesto a disposici¨®n subastas de liquidez con asignaci¨®n completa de peticiones y se ha comprometido en la preparaci¨®n de compra de activos financieros representativos de deuda de las empresas. Todo ello por magnitudes significativas y con el prop¨®sito de que la pol¨ªtica monetaria estimule al cr¨¦dito y las peque?as empresas no se asfixien.
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Es una respuesta que se aproxima a las expectativas de los mercados y de las empresas. Es importante manejar la certeza de que los tipos se mantendr¨¢n en los niveles actuales durante un periodo largo de tiempo y de que el Consejo de Gobierno est¨¢ preparando medidas de quantitative easing. La econom¨ªa de la eurozona sigue creciendo muy poco y el paro es muy alto. Pero, adem¨¢s, la inflaci¨®n ha seguido movi¨¦ndose en un territorio peligroso, cercano a la deflaci¨®n. De hecho, en algunas econom¨ªas perif¨¦ricas, por debajo de cero.
Alejar el riesgo de deflaci¨®n favorecer¨¢ igualmente la depreciaci¨®n de un tipo de cambio del euro que est¨¢ erosionando la capacidad competitiva de empresas como las espa?olas que, habiendo hecho un esfuerzo de diversificaci¨®n de las exportaciones fuera de la eurozona, y una intensa devaluaci¨®n interna, observan cierta fatiga de esas ventas al exterior.
Estas decisiones pueden contribuir a reducir los problemas de racionamiento del cr¨¦dito y de fragmentaci¨®n financiera en el euro. El primero sigue en territorio negativo, m¨¢s intenso en algunas econom¨ªas perif¨¦ricas, y la discriminaci¨®n de tipos de inter¨¦s aplicados a prestatarios empresariales sigue vigente. La diferencia que pagan las espa?olas es de 1,2 puntos porcentuales frente a sus hom¨®logas alemanas o francesas.
Ahora es necesario que los bancos usen de forma responsable esas nuevas posibilidades para restablecer el cr¨¦dito. Y convendr¨ªa que la informaci¨®n del grado de cumplimiento de los bancos se trasladara a la opini¨®n p¨²blica.
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