Al servicio de Esquerra

El l¨ªder de Uni¨®, el partido democristiano federado con Converg¨¨ncia, se desmarca de la trepidante deriva separatista a la que Artur Mas lanza a los nacionalistas catalanes antes moderados. Para ello, Josep Antoni Duran Lleida ha dado a conocer, aunque sin anuncio oficial, un doble prop¨®sito. Por un lado, el de renunciar a dos de sus cargos (la secretar¨ªa general de CiU y la presidencia de la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso). Por otro, su disposici¨®n a encabezar lista propia contra el partido de Mas si este persiste en su plan de convocar unas elecciones ¡°plebiscitarias¡± a favor de la independencia: la candidatura democristiana abogar¨ªa en ese caso por una Espa?a confederal, que es su designio program¨¢tico, y no la secesi¨®n.

A fuer de m¨²ltiple, esta vez el envite no parece de f¨¢cil digesti¨®n mediante parches ret¨®ricos (el m¨¦todo habitual de sanar las pendencias internas de la federaci¨®n). Ya dio Duran recientemente un aviso al dimitir de la presidencia de la parte catalana de la Comisi¨®n Bilateral Gobierno-Generalitat. Ocurre que el democristiano, partidario de una tercera v¨ªa entre recentralizaci¨®n y separaci¨®n, ha encontrado en el fiasco de CiU de las elecciones europeas ¡ªen las que los nacionalistas fueron batidos por vez primera por los republicanos¡ª la demostraci¨®n de que la actual estrategia de Mas no solo traiciona sus fundamentos pactistas activados desde la Transici¨®n, sino que es un planteamiento perdedor, al servicio de su rival Esquerra Republicana. Al fotocopiarla, enaltece el original y deval¨²a la copia. Si esta es la raz¨®n de fondo, la ocasi¨®n desencadenante la presta la consigna de abstenerse en la votaci¨®n de la ley org¨¢nica que valida la abdicaci¨®n de don Juan Carlos como Rey. Nada m¨¢s absurdo para un partido de Gobierno, pues la abstenci¨®n en este caso equivale a la nada, ni a favor de la renuncia, ni de la continuidad. Hay otros modos m¨¢s sabios de reclamar atenci¨®n, y sobre todo, respeto, para las reivindicaciones catalanas.

Este episodio parece tener, si al l¨ªder de Uni¨® no le flaquean finalmente las piernas, dos consecuencias. Una es que obliga a Converg¨¨ncia a rebobinar su andadura aut¨¢rquica (en la que el ¨²nico lema es la monocorde consulta), pues Duran no dimite de portavoz parlamentario: alg¨²n entusiasta convergente ya ha planteado que hay que echarle de ese cargo tambi¨¦n, esa propensi¨®n de los fan¨¢ticos al error del solitario. La otra, a¨²n m¨¢s fundamental, es que deja el llamado plan b del presidente de CiU en agua de borrajas.

Si Artur Mas convoca elecciones plebiscitarias ¡ªuna contradicci¨®n pol¨ªtica, pues elegir no significa ratificar¡ª al no poder celebrar el refer¨¦ndum proindependentista, lo har¨¢ present¨¢ndose al frente de una formaci¨®n pol¨ªtica dividida y capitidisminuida, frente a un Duran al que apoyar¨¢ buena parte de las clases medias pactistas y del empresariado. A no ser que intente segarle la hierba bajo los pies y logre convertir a todos los cargos de Uni¨® en empleados propios.