Vida
No es nada terror¨ªfico que un espermatozoide penetre en el ¨®vulo. La imagen es hermosa por su propia belleza
En la l¨ªnea de seguir jugando con la imaginaci¨®n y con todo el respeto al se?or Mill¨¢s y al fot¨®grafo David Phillips, le dar¨ªa otro enfoque a La Imagen de El Pa¨ªs Semanal del 1 de junio.
Desde mi punto de vista no es nada terror¨ªfico que un espermatozoide penetre en el ¨®vulo. La imagen es hermosa por su propia belleza y porque evoca todo un orden establecido y creado por la naturaleza del individuo. Causa de terror ser¨ªan: que este pr¨ªncipe azul, debido a su vagancia, no sea capaz de abrir la puerta donde ocultan a la princesa; que este engendro azul proceda de una violaci¨®n; que sea portador en su gen¨¦tica de una malformaci¨®n; que tenga que penetrar forzosamente en el castillo de la princesa, porque un ser villano, ajeno a ¨¦l, ha decidido en otro mundo establecer una ley que dispone que este proceso no es libre, que ya hay vida que no se puede interrumpir y que este protervo ser haya elegido el mismo color del esperma para representar las ideas de su reino; por ¨²ltimo lo que de verdad ser¨ªa espantoso es que esta imagen represente la invasi¨®n de un virus mortal (¨¦bola, VIH, etc¨¦tera) en una c¨¦lula llena de vida.
Mi nevera no es divina
Por Antonio Nadal, (correo electr¨®nico)
No sucede en mi casa lo que escribe Juan Jos¨¦ Mill¨¢s en su art¨ªculo ?Cuidado!¡¯(n¨²mero 1.965 de El Pa¨ªs Semanal), en el que viene a decir que la luz que surge del frigor¨ªfico de la fotograf¨ªa, al abrirlo, es tan potente que sugiere m¨¢s que la existencia de una bombilla, la de una divinidad. Desde que cambi¨¦ la cocina y sus electrodom¨¦sticos, hace ya unos cuantos a?os, nunca ha funcionado la bombilla del frigor¨ªfico, sospecho que es porque nos vendieron un aparato tarado, con lo que yo no cuento en casa con esa fuente de aparente divinidad. La divinidad entra en mi casa cuando nos visita nuestra nieta Jara, que es una luz potente de felicidad para sus abuelos.
Reivindicando mi sitio
Francisco Uriarte, (Colominas. Correo electr¨®nico)
Estimado se?or Carri¨®n, he le¨ªdo detenidamente su columna en la que describ¨ªa lo que para usted es Marina D¡¯Or. Yo tengo un apartamento all¨ª y voy de vacaciones. S¨¦ que efectivamente no es ni Marbella, ni Ibiza, ni la Costa Brava, pero me gusta. Me gusta porque no me puedo gastar 2.000 euros para irme de vacaciones con mi familia, me gusta porque aunque la playa tiene piedras est¨¢ muy cerca de los apartamentos y no hace falta que me pase horas buscando donde aparcar. Me gusta porque tiene todas las comodidades de cualquier lugar de vacaciones, pero a todo se puede ir andando.
Me gusta porque es muy f¨¢cil pasar unas vacaciones con ni?os peque?os y descansar cuando tu econom¨ªa (como la de millones de espa?oles) no te permite irte m¨¢s lejos. Suena a demag¨®gico, pero es real como la vida.
Si no ha vuelto, usted se lo pierde. Se pierde a la gente que trabaja all¨ª y se desvive por hacer un espect¨¢culo, aunque seas el ¨²nico espectador; siempre con una sonrisa en la cara. Efectivamente est¨¢ lleno de jubilados y ya sabe que nuestros mayores no se van de vacaciones a cualquier lugar. Me alegro que usted pueda elegir otros magn¨ªficos sitios, pero los que no podemos, nos gusta descansar y pasar nuestros ratos libres de la mejor manera, y all¨ª se puede y muy bien.
Cambio de idea
Luisa F. Sucasas, (Pontevedra)
Otra vez m¨¢s Javier Mar¨ªas borda su art¨ªculo semanal. Y, como siempre, dice en voz alta lo que yo siento y no s¨¦ expresar. En El gesto m¨¢s suicida (25 de mayo) me ha hecho cambiar de idea. No pensaba ir a votar, pero despu¨¦s de leer su magn¨ªfico art¨ªculo me di cuenta de que ser¨ªa un error no acudir, aunque, como ¨¦l dice, nos d¨¦ casi asco elegir el que menos arcada nos d¨¦.
Lo que sent¨ª al votar
Susana Viar, (correo electr¨®nico)
Estimado Javier Mar¨ªas, ha vuelto a saber plasmar con elegantes palabras lo que sent¨ª al votar en las elecciones europeas. Como tantos buenos escritores que saben expresar con belleza sentimientos con los que muchas veces me identifico.
Exactamente fue para m¨ª un hast¨ªo ir a votar, fui a las ocho menos cuarto de la tarde y porque un amigo me record¨® que deb¨ªa apresurarme a votar. Luego anim¨¦ a una amiga que me dec¨ªa que no sab¨ªa si hacerlo ni a quien. Le dije: ¡°Yo tampoco, pero a alguien de izquierdas para por lo menos dar mi voto en contra de la derecha¡±.
Llevaba 23 a?os trabajando en una empresa que cerr¨® y a pesar del dineral que generaba para ella, como Rajoy cambi¨® las leyes, ni me indemnizaron. Qu¨¦ quiere que le diga, con lo que he luchado en 23 a?os por ir consiguiendo que respeten mis derechos y ahora solo queda desaz¨®n, impotencia¡ Las leyes han amparado al empresario.
Una sociedad enquistada
Mar¨ªa Jos¨¦ Casas, (Barcelona)
Gracias. Gracias por el fant¨¢stico art¨ªculo El gesto m¨¢s suicida. Yo era una de esas personas que jam¨¢s hab¨ªa dudado ni de mi voto ni de la necesidad de votar. A m¨ª estos comicios me daban asco, no porque sea antieurope¨ªsta, no¡ M¨¢s bien porque nadie es capaz de representarme como ciudadana. Soy catalana, he vivido en el extranjero 10 a?os. S¨¦ lo que es vivir en un pa¨ªs con ventajas sociales, educativas, familiares, y el contraste con nuestro pa¨ªs en que la casta pol¨ªtica vive de sus prebendas. Da asco. Enfrente de un nacionalismo conservador espa?ol pensaba incluso en una alternativa independentista catalana; pero tambi¨¦n, este independentismo sirve para mantener los mismos patrones en que lo importante no es construir sino mantener modelos pol¨ªticos y sociales copiados de otros que no aceptamos y que adem¨¢s criticamos¡ La pandereta que vend¨ªamos hace a?os, se ha cambiado por otros t¨®picos nacionalistas que pretenden enaltecer a la base popular para enfrentarse al centralismo m¨¢s reaccionario jam¨¢s vivido.
Dudaba, s¨ª, dudaba de votar, de ir al colegio electoral para hacer el pamplinas una vez m¨¢s. Pero le¨ª a Javier Mar¨ªas y constat¨¦ que este sentimiento de desgaste y decepci¨®n existe en nuestra sociedad. Necesitamos un nuevo modelo pol¨ªtico, de pa¨ªs, del concepto de naci¨®n y de autonom¨ªa (las actuales difieren del significado etimol¨®gico de su palabra), pero dudo que estos cambios sean viables en nuestra sociedad tan enquistada. Hoy, dos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, creo que algo puede cambiar. Quiz¨¢s mis nietos lo vivan.
Nunca descalificar
Dionisio Rodr¨ªguez Castro, (Madrid)
Siempre he apreciado los art¨ªculos de Javier Mar¨ªas. He le¨ªdo con atenci¨®n El gesto m¨¢s suicida, en el cual me ha sorprendido algo que no esperaba del escritor. Como ¨¦l sabe bien, puesto que es acad¨¦mico de la lengua, est¨²pido es un ser notablemente torpe y falto de inteligencia. Yo no he votado en las elecciones al Parlamento Europeo, y no me siento est¨²pido por ello, aunque el columnista as¨ª me catalogue. Es posible que Arias Ca?ete no sea el ¨²nico que se considera superior intelectualmente, olvidando que la humildad es sin¨®nimo de inteligencia, y ello le permite faltar al respeto expresamente a los que no coincidimos con su modo de entender el voto ciudadano. Yo podr¨ªa enumerar las razones, aseguro que nada fr¨ªvolas, que me llevan a no votar, pero lo que no har¨ªa nunca es descalificar, rayando en el insulto, a aquellos que no coinciden con mi interpretaci¨®n de las cosas.
Empobrecimiento
Joaquina Fern¨¢ndez, (Pedrera, Sevilla)
Estoy leyendo a Javier Mar¨ªas en El Pa¨ªs Semanal del 11 de mayo y una conexi¨®n interna inmediata se establece entre nosotros. ?l habla de lo que yo vivo. Vivo en un pueblo de la sierra sur sevillana, un pueblo gobernado por IU, partido de izquierdas si es que esta palabra a¨²n tiene sentido. Una ley impera amenazadora, invasora en el ambiente social de mi comunidad, ¡°o conmigo o contra m¨ª¡±, dichosa ley; y a¨²n m¨¢s dichosa cuando es la moneda de cambio para gozar de favores laborales de un Ayuntamiento que administra el dinero de todos los vecinos. Y siguiendo con el proceso anal¨ªtico del autor, que estemos en un punto en el que alguien ¨Cno importa qui¨¦n¨C deba esconder su opini¨®n ¨Cno importa cu¨¢l¨C es cualquier cosa menos tranquilizador en el siglo de la democracia madura. Tiene toda la raz¨®n Javier Mar¨ªas al afirmar que el rechazo de plano de quien no coincida con nosotros en todo supone el mayor empobrecimiento y embrutecimiento imaginable en el trato con nuestros iguales. Las diferencias siempre ser¨¢n un recurso enriquecedor, es ley de vida, ¨¦stas estimulan el potencial creativo humano, ?no te parece? Acepto de buen grado que no te lo parezca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.