Colombia y Venezuela, conflictos cruzados
Las divisiones en ambos pa¨ªses aumentan la tensi¨®n en la zona
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Se?or ministro de Defensa! ?mu¨¦vame 10 batallones hacia la frontera con Colombia!, ?de inmediato!, ?batallones de tanques!, ?la aviaci¨®n militar que se despliegue!¡±. ?sas eran las ¨®rdenes que el fallecido coronel Hugo Ch¨¢vez dio a su ministro de Defensa el 3 de marzo de 2008, al tiempo que tambi¨¦n instru¨ªa retirar a todo el personal de la Embajada de Colombia. El motivo fue una incursi¨®n de fuerzas militares colombianas en territorio ecuatoriano para atacar un campamento de las FARC. La presi¨®n militar hizo perder estabilidad y territorios a las FARC dentro de Colombia y esto las empuj¨® a utilizar a Ecuador y Venezuela como santuarios provocando una crisis regional de grandes proporciones.
En Centroam¨¦rica el di¨¢logo y las soluciones negociadas fueron el ¨²nico camino para resolver conflictos que dejaron m¨¢s de 400.000 muertos
Se realizaron reuniones de emergencia de la OEA, Ecuador abri¨® un juicio a Juan Manuel Santos, entonces ministro de Defensa de Colombia, se cerraron fronteras, se afect¨® severamente el comercio entre los pa¨ªses y Colombia tuvo que sopesar las capacidades de sus Fuerzas Armadas, que estaban concentradas en la guerra irregular, frente al hecho de que Venezuela hab¨ªa multiplicado su poder de fuego convencional. En marzo de este a?o el Gobierno de Venezuela rompi¨® relaciones con Panam¨¢ a ra¨ªz de que el Gobierno paname?o dio espacio en la OEA a un representante de la oposici¨®n venezolana; esto ocurri¨® en el momento en que el Gobierno de Maduro enfrentaba violentas protestas callejeras.
Cualquier pa¨ªs es altamente sensible frente a acciones desestabilizadoras originadas en sus pa¨ªses vecinos. Centroam¨¦rica vivi¨® 10 a?os con guerras en Guatemala, El Salvador y Nicaragua que convirtieron las fronteras de Honduras y Costa Rica en zonas de guerra y campos de refugiados, mientras Estados Unidos estableci¨® bases militares en Honduras, min¨® los puertos de Nicaragua y termin¨® invadiendo Panam¨¢. Los guerrilleros salvadore?os operaron en territorio hondure?o y las tropas nicarag¨¹enses realizaron una incursi¨®n militar a gran escala contra los campamentos de la Contra en Honduras. Respaldar a los opositores de un pa¨ªs vecino cuando ¨¦ste padece una crisis es algo muy peligroso.
En los ¨²ltimos cuatro a?os el escenario regional Colombia-Venezuela-Ecuador ha sido modificado sustancialmente por una pol¨ªtica de cooperaci¨®n y paz entre los pa¨ªses basada en el respeto a la pol¨ªtica interna de todos. La seguridad y el comercio han mejorado. Colombia hizo las paces con sus vecinos e inici¨® negociaciones con las guerrillas de las FARC y el ELN. Los Gobiernos de Venezuela, Ecuador y Cuba han apoyado seriamente estos esfuerzos de paz y su cooperaci¨®n ha resultado vital para obtener progresos extraordinarios en las conversaciones de La Habana.
La oposici¨®n venezolana est¨¢ dividida entre quienes est¨¢n a favor del di¨¢logo y el camino electoral y los radicales que quieren ¡°la salida¡± inmediata de Maduro. ¡°La salida¡± supone una divisi¨®n de los militares. Luego de 15 a?os de chavismo, una divisi¨®n en la milicia podr¨ªa derivar en un enfrentamiento armado que instalar¨ªa la violencia pol¨ªtica en el pa¨ªs durante muchos a?os. Paralelamente, en Colombia el proceso electoral ha dividido al pa¨ªs entre quienes est¨¢n a favor de una negociaci¨®n con las guerrillas y quienes piensan que es el momento de derrotarlas por considerar que una negociaci¨®n entregar¨ªa al pa¨ªs a lo que llaman ¡°castro-chavismo¡±. En esta situaci¨®n tambi¨¦n han comenzado a intervenir los intereses de grupos radicales anticastristas de la Florida que, frente a la posibilidad de una transici¨®n suave del r¨¦gimen cubano, prefieren su colapso. De nuevo la confrontaci¨®n, en vez de la pacificaci¨®n, amenazan con tomar control de las relaciones regionales. Si los extremismos cobran fuerza, los interesados empezar¨¢n a usar los territorios de un pa¨ªs para atacar al Gobierno de otro y de all¨ª a perder el control se estar¨¢ a un paso.
Si EE UU pacta con los talibanes ?por qu¨¦ no negocia en la crisis de Caracas?
La idea de que Colombia no tiene un conflicto sino una amenaza terrorista est¨¢ coincidiendo con la idea de que Venezuela es una dictadura y no un pa¨ªs que ha tenido 15 elecciones en 15 a?os. A esto se suma la creencia de que en este momento en Cuba son m¨¢s importantes los cambios democr¨¢ticos que la profunda e irreversible transformaci¨®n social que est¨¢n dejando los cambios econ¨®micos. A la fecha existen en la isla casi 500.000 peque?os empresarios. Impaciencia, ret¨®rica y emociones contra paciencia, pragmatismo y racionalidad.
Los avances en las negociaciones con las FARC no tienen precedentes. Las FARC ya aceptaron dejar las armas y las drogas y transformarse en partido pol¨ªtico. El Gobierno por su parte acept¨® implementar un programa de paz territorial con una reforma agraria integral que llevar¨ªa por fin el desarrollo y el Estado a la Colombia rural, profunda y salvaje. Ambas partes priorizar¨¢n los derechos de las v¨ªctimas y no har¨¢n intercambio de impunidades. Tirar todo esto a la basura ser¨ªa una locura. La idea de que Venezuela es una dictadura que debe ser derrocada tiene escasos adeptos en el continente y en los Estados Unidos. Los comparativos frente a los 30.000 desaparecidos en Argentina, los escuadrones de la muerte de Brasil, el genocidio en Guatemala y los miles de descuartizados que aparec¨ªan en las calles de El Salvador dejan poco espacio para pensar a Venezuela como dictadura.
Un cambio de correlaci¨®n en la oposici¨®n venezolana y en la pol¨ªtica colombiana implicar¨ªa, en principio, un cambio hacia una ret¨®rica m¨¢s agresiva. Dice el profesor David Apter que ¡°el discurso de la violencia como pol¨ªtica y la violencia pol¨ªtica como discurso constituyen una intervenci¨®n perturbadora que da por sentadas las causas, los efectos y las probabilidades. Es en ese momento que las palabras pueden matar¡±. Las palabras crean actitudes, las actitudes generan hechos y los hechos desencadenan procesos; si la ret¨®rica es de confrontaci¨®n el resultado es la guerra. Es cierto que hay paranoias en Cuba y Venezuela, pero los errores de la invasi¨®n de Bah¨ªa Cochinos a Cuba en abril de 1961 y el intento de golpe de Estado contra Ch¨¢vez en abril del 2002 dieron credenciales de verdad a todo lo que estos reg¨ªmenes dijeran despu¨¦s. Hay una relaci¨®n entre hechos hist¨®ricos, creencias, ret¨®rica y violencia.
En Centroam¨¦rica el di¨¢logo y las soluciones negociadas fueron el ¨²nico camino para resolver conflictos que dejaron m¨¢s de 400.000 muertos. Esto fue posible porque M¨¦xico, Colombia, Panam¨¢ y Venezuela, apoyados por Europa, respaldaron el di¨¢logo contra la voluntad de guerra de los Estados Unidos. Si en la nueva realidad Estados Unidos dialoga y negocia con los talibanes, ?por qu¨¦ no debe entonces negociarse con las FARC? ?Por qu¨¦ no debe ser el dialogo la salida a la crisis venezolana? La comunidad internacional debe persistir, como lo hizo en Centroam¨¦rica, para que el di¨¢logo y la negociaci¨®n prevalezcan sobre la violencia.
Venezuela lleva 15 a?os bajo una polarizaci¨®n pol¨ªtica extrema con un r¨¦gimen que ha limitado las libertades democr¨¢ticas y creado un desastre econ¨®mico. Esto ha terminado en una crisis de violencia callejera que ha dejado 32 civiles y 9 polic¨ªas muertos en los enfrentamientos. Colombia tiene 54 a?os viviendo un conflicto que ha dejado 4.744.000 desplazados junto a 178.220 civiles y 41.000 militares y polic¨ªas muertos. Los colombianos necesitan terminar su conflicto y los venezolanos deben ahorrarse el de ellos.
Joaqu¨ªn Villalobos fue guerrillero salvadore?o y es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales
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