Construir Europa como Rep¨²blica
Tenemos que alejarnos de la idea de unos Estados Unidos de Europa
La Uni¨®n Europea, y m¨¢s en particular la Eurozona, no sabe lo que es. No es s¨®lo una cuesti¨®n de nominalismo, sino sobre todo de significado del proyecto. Considerar a¨²n esta Europa como una ¡°federaci¨®n de Estados-naci¨®n¡±, como lo expres¨® Jacques Delors a?os atr¨¢s, es claramente insuficiente como descripci¨®n y como desider¨¢tum. Hoy tenemos que alejarnos de la idea de unos Estados Unidos de Europa, para pensar en la UE como una res publica, como una Rep¨²blica, para volver a poner a los ciudadanos y a la sociedad civil en su centro, que han abandonado. Considerarla como Rep¨²blica Europea significa poner la democracia como prioridad, especialmente en estos tiempos en que estamos vaciando la democracia nacional sin reemplazarla por una europea.
Los ciudadanos sienten que pueden elegir entre pol¨ªticos, pero mucho menos entre pol¨ªticas. O que, para marcar una diferencia real, necesitar¨ªan elegir entre pol¨ªticas europeas. Pero eso no es posible, pues el sistema electoral es una suma de elecciones nacionales; incluso, en algunos aspectos, de elecciones nacionalistas. Que Europa no tenga un demos (pueblo) sino una colecci¨®n de demoi (pueblos) no es el problema central. Un demos no es algo dado; se construye como resultado de procesos hist¨®ricos y de pol¨ªticas, de prop¨®sito. El problema es ver a Europa como una entidad formada exclusivamente por Estados ¡ªno ya Estados-naci¨®n sino Estados miembros¡ª y no por ciudadanos, aunque los tratados digan que es ambas cosas a la vez.
El problema de no poder elegir pol¨ªticas europeas es que la verdadera elecci¨®n es entre populismos y tecnocracia, algo que aliena a la gente y refuerza a los populismos de distintos tipos. La escapatoria a ese dilema es avanzar hacia opciones transnacionales que formar¨ªan la base de la Rep¨²blica Europea. Los ciudadanos en Europa no est¨¢n organizados en un marco transnacional. No tiene verdadera voz a trav¨¦s de sus representantes. La idea de una Rep¨²blica Europea deber¨ªa impulsar la emergencia de un nosotros pol¨ªtico, basado en cuerpos sociales. Una organizaci¨®n m¨¢s transnacional y republicana significar¨ªa tambi¨¦n superar una estructura vertical de la UE para avanzar hacia una horizontal que permitiera la construcci¨®n de coaliciones entre ciudadanos europeos.
Tambi¨¦n significa que hay una necesidad para una redistribuci¨®n de los poderes entre las instituciones de la UE. El Parlamento Europeo ha ganado nuevos poderes con cada nuevo tratado, salvo uno que desde una perspectiva democr¨¢tica deber¨ªa tener: el derecho de iniciativa que a¨²n es un monopolio de la Comisi¨®n Europea (y en algunos casos de los Estados miembros). Joachim Glauck, el presidente de Alemania, ha hecho uso del t¨¦rmino ¡°Res P¨²blica Europea¡± en un discurso en 2013. La idea de Rep¨²blica est¨¢ relacionada con la que ten¨ªa en la Edad Media europea, en los primeros escritos de pensadores modernos como Bodino, como un concepto jur¨ªdico de ejercicio de poderes soberanos a trav¨¦s de diversas naciones. Incluso como una manera de tener una democracia com¨²n entre ciudadanos, pero como sistemas y modos nacionales distintos. Algunas son monarqu¨ªas parlamentarias, otros parlamentarios, presidenciales semipresidenciales, etc...
Tambi¨¦n significa aspirar a un bien com¨²n europeo. Y esa idea de un bien com¨²n compartido por todos los ciudadanos europeos tambi¨¦n ser¨ªa una manera de superar las preocupantes divisiones que en los ¨²ltimos tiempos han surgido en Europa entre Norte y Sur, prestamistas y deudores, centro y periferia e incluso entre los ins y outs de la Eurozona, aunque el objetivo central para el que se debe construir la Rep¨²blica sea ¨¦sta ¨²ltima, abierta a todos los candidatos, por supuesto.
La Rep¨²blica se debe basar no tanto en igualdad como en solidaridad, incluso en plural, en solidaridades, como concepto y realidad no directamente relacionada a la solidaridad y a las fronteras nacionales sino en el concepto de ¡°econom¨ªa agregada¡± en la Eurozona, para romper con el enfoque de econom¨ªas nacionales en competencia en detrimento del inter¨¦s del ciudadano.
Tambi¨¦n tiene que ser solidaridad entre generaciones y especialmente hacia los j¨®venes que se han sentido abandonados en la ¨²ltima fase de la construcci¨®n de la UE y de la Eurozona, y que ha llevado a que m¨¢s gente entre 18 y 25 a?os de edad votaran por encima de la media a opciones populistas en la mayor parte de los pa¨ªses de la Uni¨®n. Al cabo, optar por la idea de Rep¨²blica Europea significa organizar la sociedad civil europea y dotarla de una voz en el sistema europeo. No hacerlo llevar¨¢ a muchos ciudadanos a optar por la salida, como Albert O. Hirschman lo habr¨ªa formulado. En este contexto, el debate espa?ol deber¨ªa ir m¨¢s all¨¢ del de Monarqu¨ªa o Rep¨²blica, para centrarse tambi¨¦n en la dimensi¨®n europea de la res p¨²blica.
Ulrike Gu¨¦rot es directora del Laboratorio sobre Democracia Europea de la Open Society Initiatve for Europe. Andr¨¦s Ortega, es fellow del Real Instituto Elcano y miembro del European Council on Foreign Relations. Su ¨²ltimo libro es Recomponer la democracia (RBA, 2014).
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