2025: a?o de la mujer ind¨ªgena
Al expresidente L¨®pez Obrador lo atravesaba la historia. En contraste, el a?o uno del presente Gobierno le habla al futuro. El 2025 ser¨¢, para Claudia Sheinbaum, bandera. Una declaraci¨®n de principios
2019: Emiliano Zapata
2020: Leona Vicario
2021: la Independencia y la Grandeza de M¨¦xico
2022: Ricardo Flores Mag¨®n
2023: Francisco Villa
2024: Felipe Carrillo Puerto
Esos fueron los nombres que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador eligi¨® para bautizar cada a?o de su mandato. Semillas que desenterr¨® del pasado para plantar en el presente. Al expresidente lo atravesaba la historia.
En contraste, el a?o uno del presente Gobierno le habla al futuro. El 2025 ser¨¢, para Claudia Sheinbaum, bandera. Una declaraci¨®n de principios: el a?o de la mujer ind¨ªgena.
Con ello, Sheinbaum Pardo asienta la primera vuelta al sol de su gobierno en la confluencia de dos fuerzas que han definido la opresi¨®n nacional. La intersecci¨®n entre el g¨¦nero y la etnicidad.
Dedicar el a?o que arranca a la mujer ind¨ªgena es ¡ªni duda¡ª una forma de recuperar aquello que el feminismo hab¨ªa perdido en el camino: su vocaci¨®n colectiva y su mirada hacia abajo. El bautizo del 2025 es un corte limpio, un divorcio del feminismo individual hasta hace poco venerado. Ese que romp¨ªa techos de cristal en el refinado mundo corporativo mientras abajo ¡ªbien abajo¡ª todo permanec¨ªa intacto.
Lo que esta administraci¨®n comenz¨® con el paquete de reformas constitucionales para garantizar la igualdad sustantiva de las mujeres, la creaci¨®n de la Secretar¨ªa que encabeza Citlalli Hern¨¢ndez y la entrega de la pensi¨®n para mujeres de 60 a 64 a?os, se corona con el nombramiento del a?o naciente.
Sheinbaum insiste en dejarlo claro: el feminismo que germina no es elitista. Es ind¨ªgena. O como lo nombra Perla Valero, un feminismo plebeyo: el de las humildes, a ras del suelo, un feminismo profano y popular. Feminismo con justicia social.
¡ªA veces me preguntan que por qu¨¦ solo las mujeres ¡ªse?al¨® Sheinbaum Pardo, en diciembre, al entregar mil 855 hect¨¢reas restituidas a la comunidad rar¨¢muri en Chihuahua.
¡ª?Qui¨¦nes son las que principalmente cuidamos de los hijos? ?Qui¨¦nes somos las que cuidamos del hogar? ?Qui¨¦nes, incluso, cuidamos de los maridos? ¡ªpregunt¨® la mandataria en tono ret¨®rico.
La respuesta fue un¨¢nime y femenina.
La deuda hist¨®rica con los pueblos originarios en M¨¦xico es tambi¨¦n herida abierta que hoy sigue supurando. Hace exactamente 31 a?os, una combinaci¨®n de ind¨ªgenas tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales, junto con religiosos y luchadores sociales, se alzaron bajo la bandera del EZLN para poner en el mapa nacional la causa ind¨ªgena.
¡ªTrabajo, tierra, techo, alimentaci¨®n, salud, independencia, libertad, democracia, justicia y paz ¡ªexig¨ªa la Primera Declaraci¨®n de la Selva Lacandona dirigida al pueblo de M¨¦xico.
Para apaciguarlos, el Estado mexicano celebr¨® los Acuerdos de San Andr¨¦s Larr¨¢inzar en una cancha de basquetbol perdida en la selva. En esos acuerdos se reconoci¨® lo innegable: los pueblos ind¨ªgenas hab¨ªan sido hist¨®ricamente sometidos. Atrapados en una estructura de pobreza, explotaci¨®n y exclusi¨®n pol¨ªtica.
Se les reconoci¨® entonces como sujetos de derecho y se asumi¨® el compromiso de plasmarlo en la Constituci¨®n.
El Estado mexicano no solo incumpli¨® los acuerdos. Rompi¨® las negociaciones y, en las sombras, financi¨® operaciones clandestinas para silenciar a los combatientes. Ocurri¨® Acteal.
En el a?o 2000, cuando Fox lleg¨® a la presidencia, cumpli¨® su promesa de campa?a. Present¨® ante el Congreso la iniciativa de ley elaborada por la Comisi¨®n de Concordia y Pacificaci¨®n (COCOPA), basada en los Acuerdos de San Andr¨¦s, para modificar el art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n. Pero lo que se aprob¨® no fue lo prometido. La reforma, lejos de honrar los acuerdos, fue en¨¦rgicamente rechazada por el Congreso Nacional Ind¨ªgena: era una burla.
Primero, porque reduc¨ªa a las comunidades ind¨ªgenas a entidades de derecho p¨²blico, coloc¨¢ndolas bajo la tutela del Estado, en lugar de reconocerlas como sujetos de derecho. Segundo, porque ignoraba sus reclamos esenciales: tierra, autogobierno, control sobre su territorio y la gesti¨®n de sus recursos.
Hasta que lleg¨® Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ¡ªquien en 1977 dirigi¨® el Instituto Indigenista de Tabasco, volcando sus esfuerzos en los chontales¡ª y emprendi¨® tres tareas clave.
La primera: encargar a Adelfo Regino, exasesor del EZLN durante los Di¨¢logos de San Andr¨¦s, la direcci¨®n del Instituto Nacional de los Pueblos Ind¨ªgenas y la tarea de redactar la hist¨®rica reforma. Una que reconociera a los pueblos y comunidades ind¨ªgenas ¡ªsetenta naciones originarias y el pueblo afromexicano, es decir, 25 millones de personas¡ª como sujetos de derecho p¨²blico con personalidad jur¨ªdica y patrimonio propio y que asegura el respeto de sus derechos colectivos.
Dicha reforma ¡ªno exenta de cr¨ªticas por parte de algunas comunidades originarias¡ª fue propuesta el pasado cinco de febrero y aprobada diez meses despu¨¦s.
La segunda: caminos artesanales, un m¨¦todo de construcci¨®n en que las propias comunidades hacen caminos de concreto, asegurando que tanto el empleo como la obra permanezcan en sus manos.
La tercera: los Planes de Justicia y Desarrollo Integral de los Pueblos y Comunidades Ind¨ªgenas, documentos que recogen diagn¨®sticos y demandas concretas para el desarrollo de cada pueblo originario como restituci¨®n de tierras, acceso a servicios y la implementaci¨®n de mejora urbana, drenaje, vivienda, unidades m¨¦dicas, etc. Estos planes comenzaron con el pueblo yaqui y se extendieron a un total de diecisiete comunidades.
Claudia Sheinbaum ha caminado la misma l¨ªnea. El mes pasado comenz¨® con la restituci¨®n de algunas de las tierras previstas en el Plan de Justicia de la Sierra Tarahumara.
Pero har¨¢ falta m¨¢s. Honrar el nombre de su primer a?o de gobierno no solo implicar¨¢ para Sheinbaum continuidad con las pol¨ªticas de L¨®pez Obrador; le exigir¨¢ enfrentar la tarea urgente de detener la violencia que afecta a estas comunidades.
En septiembre del a?o pasado, m¨¢s de 300 personas de comunidades rar¨¢muri fueron desplazadas forzosamente por grupos criminales, lo que afecta de manera desproporcionada a mujeres y ni?as.
De eso tambi¨¦n habr¨¢ de tratar el 2025: a?o de la mujer ind¨ªgena.
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