Retrato id¨ªlico
El escandaloso nivel de desempleo obliga a ?muchos jubilados a dedicar parte de su pensi¨®n a ayudar a sus hijos
Pertenezco al colectivo (17% de la poblaci¨®n) de los que ya han cumplido 65 a?os; al que se refiere el reportaje del 8 de junio La nueva edad de oro. En principio, es de agradecer la ?enternecedora y optimista visi¨®n que refleja su contenido y que transmiten los personajes elegidos que, de modo paradigm¨¢tico, aparecen en el mismo. Aunque realmente la situaci¨®n y modus vivendi de todos ellos es admirable y espl¨¦ndida, ser¨ªa una falacia creer que representan a la mayor¨ªa del colectivo. Y menos en la ¨¦poca actual, en donde la crisis, el escandaloso nivel de desempleo, que obliga a ?muchos jubilados a dedicar parte de su pensi¨®n ¨Cque a menudo es exigua¨C a ayudar a sus hijos y familiares, y los imparables y crecientes recortes en los sistemas de protecci¨®n social colocan a un inmenso ?porcentaje de ese colectivo a a?os luz del euf¨®rico y casi id¨ªlico panorama que presuntamente retrata el reportaje. Ojal¨¢ que la gerontolescencia a la que se alude fuera ¨Cadem¨¢s de una horrible palabra¨C algo m¨¢s que un iluso y fatuo concepto¡ Aunque est¨¢ muy bien aspirar a ella.
Prescindir de los mayores
Patricia Magee, (Sese?a, Toledo)
En una desafortunada coincidencia, la muerte de un matrimonio (79 y 80 a?os de edad), enfermos ambos, a manos de su hijo y el posterior suicidio de ¨¦ste en Barakaldo ocurri¨® el mismo d¨ªa en que El Pa¨ªs Semanal publicaba el reportaje: 70 = 30, la nueva edad de oro. Frente al id¨ªlico mundo de los protagonistas que retrata Quino Petit, me acord¨¦ de otros ¡°pactos suicidas¡± que ya hab¨ªan ocurrido antes en M¨¢laga, Morata de Taju?a, en Alcorc¨®n, en Aluche¡ Sin culpar a nadie, pero responsabilizando a todos, ¨¦stos no son solo desgraciados incidentes inexplicables; por el contrario, son s¨ªntomas cualificados de la situaci¨®n de impotencia en la que vivimos muchos familiares de personas dependientes y ellos mismos, y al parecer nadie puede hacer nada, excepto amenazarnos reiterativamente con la quiebra inevitable del sistema de protecci¨®n social. Aqu¨ª siempre sobramos los mismos: los m¨¢s fr¨¢giles.
Ante un d¨¦ficit social como es la falta de servicios p¨²blicos de atenci¨®n a la dependencia, y especialmente el cuidado de las personas mayores, la dedicaci¨®n familiar, cuando es posible, y a pesar del sacrificio personal que supone, es la ¨²nica alternativa viable, aunque obviamente insuficiente. El cuidado profesional y especializado de los mayores es un problema no asumido por los Gobiernos regionales competentes en la materia, ni por las otras Administraciones, central y europea, a las que tampoco parece importarles demasiado.
Para nuestros pol¨ªticos, el cuidado de los mayores sigue siendo un asunto familiar y privado, un problema casi vergonzante de conciencia filial, cuya prestaci¨®n p¨²blica resulta inviable, porque no reportar¨ªa los votos, ni el negocio, suficientes. ?Siento verg¨¹enza!
Solas, felices y contentas
Luis Fernando Crespo, (Correo electr¨®nico)
Leyendo el divertido y acertado art¨ªculo de Santiago Roncagliolo Clasificaci¨®n de los divorciados (1/6/2014), ya en las primeras l¨ªneas identifiqu¨¦ perfectamente las tres categor¨ªas en los hombres.
El caso es que yo pienso que tambi¨¦n se dan exactamente iguales en las mujeres, con la ¨²nica diferencia de que en nosotras hay una cuarta categor¨ªa: ¡°Felices y contentas ellas solicas¡±. Ya sea de manera inconsciente o por instinto de supervivencia, muchas mujeres hemos decidido tener amigos en lugar de amantes, lo que enlaza perfectamente con lo referido por Roncagliolo sobre la conversaci¨®n, nuestra mejor arma de comunicaci¨®n (masiva). La ¨²nica que convierte los pensamientos y emociones en palabras, y as¨ª entendernos mientras pensamos y sentimos a la vez. Comparado con esto, el amor, la conquista y el sexo tienen poco que hacer.
Olvidos en femenino
?Rosa M? Moreno, (Granada)
Cada domingo hay razones de peso para darle todo el peso de la raz¨®n al se?or Mar¨ªas. Pero especialmente este 8 de junio (Lo crucial y lo urgente). Y con m¨¢s justificaci¨®n si eres mujer. En primer lugar, agradecer su denuncia por las injusticias que sufrimos millones de mujeres en algunos lugares del mundo donde cada d¨ªa mueren, sufren esclavitud, son obligadas a la prostituci¨®n, extorsi¨®n, discriminaci¨®n en el trabajo y mil agravios m¨¢s. En segundo lugar, por ser un hombre el que tenga la valent¨ªa y la sensibilidad para tratar el tema.
Los casos m¨¢s recientes de escarnio lo sufren las 200 ni?as nigerianas que a¨²n permanecen secuestradas, pero cerca est¨¢ el caso de Malala, la ni?a paquistan¨ª; de lejos, los asesinatos de mujeres en Chiapas (M¨¦xico), por ejemplo. Pero no hay que salir de nuestra frontera para comprobar que uno de los miembros del Gobierno, que hoy nos representa en Europa, despreciaba en un plat¨® de televisi¨®n a su adversaria pol¨ªtica. Como no es menos cierto que este y otros Gobiernos siguen permitiendo que las mujeres cobremos el 30% menos de salario que nuestros compa?eros por el mismo trabajo. Como tampoco olvidamos c¨®mo este Gobierno proh¨ªbe a las mujeres decidir su maternidad y c¨®mo, a ra¨ªz de la poda de presupuestos, la ley contra la violencia de g¨¦nero est¨¢ estancada, mientras un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n mueren decenas de mujeres a manos de sus compa?eros o excompa?eros. Como tampoco oigo a la Iglesia denunciar esta situaci¨®n de discriminaci¨®n. Y me pregunto si alguna vez piensan los explotadores, los mafiosos, los asesinos, en suma, los mis¨®ginos del mundo, que han nacido de una mujer. Gracias, se?or Mar¨ªas, por este art¨ªculo.
Un mundo en equidad
Francisco Javier Barbado, (Madrid)
El sugestivo art¨ªculo de Javier Mar¨ªas (El Pa¨ªs Semanal, 9/6/2014) en el que separa la situaci¨®n de las mujeres entre nuestro ¨¢mbito occidental y el resto del mundo induce a una mezcla de inquietud y ?perplejidad.
En mi opini¨®n, se pueden a?adir los recientes datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).De los m¨¢s de 45 millones de personas refugiadas y desplazadas, el 80% son mujeres y menores. Miles de ellas sufren a diario matrimonio forzoso, cr¨ªmenes de honor, mutilaci¨®n genital, trata, esclavitud sexual, violencia dom¨¦stica y violencia por orientaci¨®n o identidad sexual. Es decir, como dice el fot¨®grafo Francisco Magall¨®n, ¡°las nadies entre las nadies¡±.
Dentro de nuestro ¨¢mbito, Mar¨ªas se?ala denuncias absurdas e in¨²tiles, como la escasez de mujeres cineastas, generalas o almirantas.
Pero es debido a nuestra injusta e intolerable visi¨®n androc¨¦ntrica. Se pueden a?adir otras situaciones como la presencia de solo dos mujeres entre los presidentes del Ibex. En el Museo del Prado, seg¨²n Judith Ara, de las aproximadamente 1.700 obras expuestas y 3.800 almacenadas, solo figuran 52 mujeres. La RAE, en tres siglos, solo ha admitido a nueve mujeres. Y en un ¨¢mbito m¨¢s desconocido, las mujeres con ep¨®nimos de un s¨ªndrome, enfermedad, o un signo f¨ªsico solo son 110 entre una letan¨ªa de 3.095 ep¨®nimos m¨¦dicos.
Sin embargo, si aplicamos a estas diferentes situaciones de la mujer, el protocolo o triaje de las urgencias de los hospitales, sin duda tienen prioridad ¨Clo crucial, lo urgente para Mar¨ªas¨C las v¨ªctimas de un verdadero feminicidio.
Parodiando al inolvidable Jos¨¦ Luis Sampedro, un mundo con equidad de g¨¦nero, m¨¢s justo e igualitario no es posible, es necesario.
A lo ¨²ltimo, como afirma la escritora Erika Mart¨ªnez, ¡°la emancipaci¨®n comienza con el descubrimiento del tirano que llevamos dentro¡±.
Apolog¨ªa del mal
Jerem¨ªas P¨¦rez, (Correo electr¨®nico)
No puedo dejar de elevar mi protesta formal como lector, jurista y humano sobre la celebraci¨®n de la guerra (crimen contra la humanidad) que albergan ustedes en su edici¨®n dominical (nota del New York Times de Roger Cohen) y compararla con la po¨¦tica oda recreacionista de Jorge Carri¨®n (quiz¨¢ uno de los ¨²ltimos infantes), que nos trae una ir¨®nica visi¨®n de la memoria b¨¦lica (Vestir la guerra, 8/6/2014).
Aqu¨ª abajo en el Sur, como dir¨ªa Benedetti y canta, a¨²n a Dios gracias, Serrat, las invasiones yanquis (o aliadas) nos ?escaldan la piel, metaf¨®ricamente y no tanto (que lo digan los cubanos, nicarag¨¹enses, salvadore?os, paname?os, colombianos, argentinos ¨Cque han sufrido otro desembarco ?hist¨®rico en Malvinas¨C y casi que venezolanos), as¨ª que la visi¨®n del se?or Cohen de la debilidad de Obama, seg¨²n dice repudiada por el pueblo americano que amar¨ªa, seg¨²n su visi¨®n, seguir muriendo heroicamente por el imperio en lejanos planetas, me suena a historieta del Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona visitado por Carri¨®n.
Abonan mi esc¨¢ndalo las notas sobre el genocidio en Siria, el golpe de Estado en Ucrania que motiva la reacci¨®n de Rusia, el de las poblaciones civiles de Normand¨ªa o el fraude de Irak, las revueltas de la primavera ¨¢rabe o venezolana y otras tropel¨ªas de halcones, agencias de inteligencia o multinacionales de la muerte, alojadas en los intersticios del poder.
Celebro la multiplicidad ?editorial de El Pa¨ªs, pero no puedo dejar pasar tama?a apolog¨ªa del mal.
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