Llamarse Mandela sale rentable
Ndaba Mandela, nieto de ¡®Madiba¡¯, lo mismo apadrina una colecci¨®n de gafas de Etnia Barcelona que crea una red social con su ilustre apellido
Cuando Ndaba Mandela, uno de los diecisiete nietos de Nelson Mandela (1918-2013), vio por primera vez a su abuelo decidi¨® que de mayor quer¨ªa ingresar en prisi¨®n. El premio Nobel de la Paz pasaba los ¨²ltimos meses de su condena a cadena perpetua (de la que cumplir¨ªa 27 a?os) en el complejo penitenciario de Victor Verster, en Paarl, en una casa privada con jard¨ªn y piscina. Atr¨¢s quedaban los a?os grises y penosos de las c¨¢rceles de Pollsmoor o Robben Island. ¡°Me lo imaginaba entre barrotes y descubr¨ª que su casa era mejor que la m¨ªa¡±, cuenta ahora, entre risas, Ndaba, que por aquel entonces ten¨ªa siete a?os. Por fortuna, el cr¨ªo abandon¨® pronto las macabras figuraciones infantiles y se grab¨® a fuego en el cerebro la dedicatoria que Madiba, una vez liberado, plasm¨® en un diccionario que despu¨¦s le regal¨®: ¡°Si trabajas duro, te convertir¨¢s en un sudafricano famoso¡±.
C¨¦lebre y comprometido, Ndaba Mandela (Johanesburgo, 1983) est¨¢ en Madrid para presentar la colecci¨®n de gafas de sol Wild love in Africa, de la firma catalana Etnia Barcelona, parte de cuya venta (el 5%) ir¨¢ destinada a la fundaci¨®n que dirige, Africa Rising. Tiene el joven maneras de hombre seguro y descarado, tendencia a la carcajada poderosa y el porte del que parece haber nacido con el traje puesto. Ndaba se jacta de ser el ¨²nico descenciente de Mandela, junto con su primo Kweku, que ha heredado la vocaci¨®n pol¨ªtica del abuelo. ?Una obligaci¨®n? Lo niega: ¡°Desde luego, no por la fuerza de mi apellido. Mi abuelo nunca nos dijo: ¡®Haced pol¨ªtica¡¯. Solo nos anim¨® a estudiar mucho para llegar lejos. Lo dem¨¢s ha dependido de m¨ª. Quiero devolver a la comunidad lo que he recibido gracias a una posici¨®n privilegiada¡±. Ndaba ha lanzado incluso una red social, Mandela.is, donde los j¨®venes africanos est¨¢n invitados a publicar qu¨¦ esperan de su continente. ¡°Mi abuelo luch¨® por la libertad f¨ªsica y yo lo har¨¦ por la econ¨®mica. Debe existir un sue?o africano. Tenemos la poblaci¨®n m¨¢s joven del mundo: un tremendo potencial¡±, asevera. Am¨¦n de emplear herramientas filantr¨®picas, Ndaba ejerce la pol¨ªtica en el seno del mismo partido que lider¨® su abuelo, el Congreso Nacional Africano. El c¨¦lebre nieto del c¨¦lebre abuelo es consejero de la organizaci¨®n. ¡°Faltan buenos l¨ªderes en este mundo. Y si puedo hacer algo para remediarlo, lo har¨¦¡±, sentencia. Confianza en s¨ª mismo no le falta. Como tampoco le falt¨® a su abuelo.
¡°El mejor consejo que me dio Madiba fue que escuchara m¨¢s que hablara. Tambi¨¦n me pidi¨® que, si empezaba a ganar dinero, fuera humilde y no me comprara un Jaguar. Le hice caso. Conduzco un Jeep¡±, confiesa, jocoso. Y si el padre de la Sud¨¢frica democr¨¢tica levantara la cabeza, tendr¨ªa muy claro qu¨¦ hacer con ¨¦l: ¡°Lo llevar¨ªa de paseo por Eastern Cape, una de las provincias m¨¢s majestuosas de ?frica. Solo para relajarnos. A ¨¦l le encantaban las vacas de las granjas que pueblan sus colinas¡±, narra sin esconder una suerte de orgullo nacional. ¡°Me gustan los africanos, su sentimiento de comunidad. Todos cuidamos de todos, nadie abandona a los ancianos, se mantiene la tradici¨®n oral¡¡±, contin¨²a. Sobre aquel selfie tan cacareado de Obama en el funeral de su abuelo, tambi¨¦n tira Ndaba de tradici¨®n cultural: ¡°No entend¨ª el revuelo. En Sud¨¢frica, un funeral es una celebraci¨®n. ?Acaso no es lo m¨¢s normal del mundo tomar fotos cuando se est¨¢ en una fiesta?¡±, cuestiona.
El nieto del Mandela seguir¨¢ en su combate por la construcci¨®n de un sue?o africano en el que el desempleo no asfixie a las nuevas generaciones. Y si para ello tiene que asociarse con m¨¢s marcas de moda, no le temblar¨¢ el pulso. Porque no duda de que es esta una buena forma de honrar la memoria de su abuelo, ese que ilustra los billetes de Sud¨¢frica ante el gesto divertido de sus doce bisnietos. ¡°Mira, el bisa, ?qu¨¦ hace ah¨ª?¡±, exclaman con sorpresa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.