"Se acab¨® el dar f¨®rmulas: Hay que ponerse manos a la obra"
Asegura que la felicidad es contagiosa y que cualquiera, por pobre que sea, puede ayudar. Solo hace falta transmitir ganas de luchar. Vencer el desencanto es la nueva misi¨®n
Lleva meses en el centro de la pol¨¦mica. Luc¨ªa Caram ha salido de su vida contemplativa para transmitir sus opiniones y sus duras cr¨ªticas al Gobierno y a una sociedad ap¨¢tica en programas de televisi¨®n, de radio y en distintas universidades a lo largo y ancho de la geograf¨ªa espa?ola. En este tiempo, esta religiosa ha dado titulares como: ¡°Antes ped¨ªa a Dios y ahora a todo dios¡± o ¡°Se acab¨® el dar f¨®rmulas: hay que ponerse manos a la obra¡±, lo que le ha elevado a la fama. Carism¨¢tica, vitalista, inquieta y cr¨ªtica con el entorno, se ha convertido adem¨¢s en un fen¨®meno de las redes sociales, con m¨¢s de 48.000 seguidores en Facebook y 60.000 en Twitter.
En este tiempo, se ha enfrentado a existencialistas y ateos, sin eludir ning¨²n tipo de pol¨¦mica ideol¨®gica ni religiosa. Su lema: convencer de que ¡°el secreto de la felicidad es saber compartir los bienes que son de todos¡± y de que ¡°hay que recuperar la fe en la humanidad¡±. Desde uno de sus proyectos, la Fundaci¨®n Rosa Oriol, que cuenta con 250 voluntarios y llega a miles de personas, trabaja con la gente para ¡°crear un nuevo modelo de sociedad¡± y ofrecer recursos de emergencia ¨Ccomida, albergues, programas de reinserci¨®n a trav¨¦s de huertos ecol¨®gicos y talleres de confecci¨®n¨C a miles de personas que lo necesitan. Es la perfecta personificaci¨®n del ¡°si se quiere, se puede¡±.
PREGUNTA ?Realmente se puede ayudar sin dinero? Suena ut¨®pico¡
Muchos piensan que la crisis es un retroceso. En mi opini¨®n, estamos ganando en humanidad"
RESPUESTA. Yo creo que nadie es tan pobre como para no poder aportar algo a la humanidad. Por ejemplo, regalar una sonrisa, dar consuelo en medio del sufrimiento o transmitir paciencia y esperanza, esa capacidad de luchar porque creemos en la humanidad, son gestos suficientes. No cuestan dinero y funcionan. Pero hay que cre¨¦rselo. El problema es que la sociedad est¨¢ desilusionada, triste, porque nos hemos dado cuenta de que nos han robado algo que es esencial: la posibilidad de tener una vida digna y feliz. Y eso provoca apat¨ªa y hace que recemos demasiado a menudo el cl¨¢sico ¡°Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy...¡±. Pero hay que dar un paso hacia adelante. El cambio viene del compromiso. En Espa?a necesitamos cambiar el chip, tenemos que convencernos de que hay que preguntarse qu¨¦ podemos hacer por nuestro pa¨ªs y nuestra gente, darnos cuenta de que debemos luchar por nuestra vida y por la de los dem¨¢s, de que hay que implicarse con las empresas en las que trabajamos, formar parte de su engranaje y comprometernos con su beneficio porque ser¨¢ el de todos. La caridad no es dar lo que a uno le sobra, sino compartir lo que es de todos.
P. ?Qui¨¦n o qu¨¦ tiene la culpa de este desencanto?
Cinco actitudes para una vida feliz
-Compartir
Una sonrisa o un gesto son suficientes para ayudar.
-Trabajar
A nivel local y crear comunidades de vida.
-Cooperar
No competir para destruir al pr¨®jimo. Poner lo mejor de nosotros en algo m¨¢s humano.
-Bienestar
Equilibrar la realidad f¨ªsica, psicol¨®gica y espiritual.
-Espiritualidad
La capacidad de poder entrar en la realidad que nos habita.
R. Nosotros mismos. La vida digna debe entenderse como el equilibrio entre realidad f¨ªsica y material, psicol¨®gica y espiritual. Si uno no tiene las necesidades cubiertas de salud, comida, educaci¨®n y cualquier otra que haga que nos desarrollemos como personas, sea la que sea, se sumerge en una situaci¨®n de estr¨¦s y angustia que le impide desplegar su potencial y ser feliz. Hemos perdido la calidad de vida por el estr¨¦s con el que vivimos, pero tambi¨¦n por ciertas exigencias que hemos permitido que nos imponga la sociedad. Desgraciadamente hemos deambulado en el convencimiento de que la felicidad se consegu¨ªa a trav¨¦s de lo material, teniendo m¨¢s, aunque por dentro estuvi¨¦ramos vac¨ªos. De esta forma, hemos vivido exiliados de nosotros mismos, dando cosas y tapando agujeros. La crisis ha acentuado las carencias y muchos nos hemos dado cuenta ahora de que, si no nos agarramos a aquello que nos convierte en mejores personas y trabajamos desde all¨ª, realmente no nos queda nada.
P. ?Eso significa que la crisis ha tra¨ªdo algo bueno?
R. La crisis est¨¢ despertando otra manera de vivir. Estamos recuperando la humanidad y devolvi¨¦ndoles la importancia a los afectos. Muchos ya se est¨¢n dando cuenta de la importancia que estos tienen: las buenas relaciones con la tierra comienzan t¨ªmidamente a retomarse. Hasta hace bien poco, la gente hu¨ªa del campo y se iba a las ciudades, pero ahora empieza a hacer el camino contrario. La comida basura era un men¨² habitual por la falta de tiempo y ahora estamos volviendo al cultivo natural, a la comida de la abuela, a la sobremesa¡ Parece como si estuvi¨¦ramos descubriendo algo nuevo. A¨²n as¨ª, hay muchos que todav¨ªa se sienten tristes y frustrados porque piensan que esta crisis supone un retroceso, una p¨¦rdida de lo que hab¨ªamos ganado. Pero en mi opini¨®n la mayor¨ªa vemos que, en realidad, estamos ganando en humanidad y quien gana en humanidad gana en bienestar, en serenidad y en armon¨ªa.
Biograf¨ªa
* Luc¨ªa Caram naci¨® en Tucum¨¢n (Argentina) en 1966.
Es religiosa contemplativa de la Orden de las Dominicas.
* Reside en Manresa (Barcelona) desde los 19 a?os y dice haber conseguido, desde el silencio del convento, ¡°escuchar el gemido de la gente que sufr¨ªa y darle una oportunidad¡±.
* Se atreve con todo: ha escrito varios libros, entre los que se encuentran ¡®Mi claustro es el mundo¡¯ y ¡®A Dios rogando¡¯ (Plataforma Editorial) y ha presentado un programa de cocina en un canal tem¨¢tico.
P. ?C¨®mo podemos luchar contra la actual situaci¨®n?
R. Se pueden hacer dos cosas: actuar como los macropoderes econ¨®micos, los que mandan en la pol¨ªtica y en la econom¨ªa, mirando para otro lado y haciendo que la pobreza y la falta de bienestar se vuelvan invisibles o, como yo propongo, humanizarnos y luchar a muerte por la vida de todos. Tenemos que priorizar lo que realmente es importante para nosotros: respetar nuestra propia escala de valores. Y ser capaces de reconstruir nuestra manera de relacionarnos en el trabajo, en la vida familiar, en la convivencia con los dem¨¢s y en nuestras relaciones afectivas de forma que estas sean m¨¢s duraderas. Yo no soy la que voy a ganar dinero para que mi familia est¨¦ bien: yo soy la que tiene que estar bien para que mi familia sea feliz. Y debemos construir un espacio que nos ayude a serenarnos y a encontrar el equilibrio. Si llego a casa y vuelco all¨ª toda la tensi¨®n y presi¨®n del trabajo, destruir¨¦ la convivencia. Si, por el contrario, soy capaz de compartir con los que quiero mis preocupaciones, mis tristezas y esperanzas, podr¨¦ tener un entorno en el que abrir mi coraz¨®n y descansar. Podr¨¦ disfrutar de otros momentos que compensen mis sufrimientos.
P. ?Y qu¨¦ hay del pr¨®jimo?
R. La felicidad llega cuando amas tu vida y la compartes con los otros. No se puede ser feliz sin compartir. La crisis ha despertado una nueva conciencia, hace que nos sintamos corresponsables y solidarios con la causa de otros. Antes, la lucha contra la pobreza era el 0,7% del Tercer Mundo, pero ahora esa realidad est¨¢ muy cerca de nosotros. Somos protagonistas. El objetivo es generar espacios de paz, de convivencia, y construir nuestro entorno a nivel local, eso que so?amos para todos. El gran reto que tenemos es crear comunidades de vida, porque nos llevan a cambiar los conceptos que han envenenado nuestras relaciones. Hasta ahora las relaciones humanas se han basado en relaciones econ¨®micas y, cuando la cuesti¨®n monetaria ha desaparecido, tambi¨¦n lo han hecho las relaciones humanas. Cuando es al rev¨¦s no desaparece la relaci¨®n. Si estamos en peque?as comunidades, poniendo los bienes en com¨²n, respetando la vida de los otros, descubrimos que es mucho m¨¢s importante la cooperaci¨®n que la competici¨®n. Somos muchos los que estamos luchando ahora mismo por la cooperatitividad, lo que significa que no vamos a competir para destrozar al otro, vamos a poner lo mejor de nosotros y vamos a cooperar para poder ofrecer un producto m¨¢s humano.
P. Ahora son muchos los que necesitan ayuda¡
R. Efectivamente, es as¨ª, pero no tenemos que esperar que el cambio venga desde arriba, sino que debemos ser capaces de generar complicidades. Hay que recordar que nada cambia tanto el mundo como el cambio de uno mismo. Se trata de empezar a crear oportunidades, unas oportunidades que se construyen de una forma muy humilde pero que pueden llegar a ser muy fuertes. Si yo me comprometo a hacer que una persona de mi entorno est¨¦ feliz simplemente compartiendo lo que soy y lo que tengo y este otro hace lo mismo, esto se va contagiando. Y poco a poco cada vez seremos m¨¢s.
P. ?Qu¨¦ papel tiene la espiritualidad en todo esto?
R. Espiritualidad y fe no van de la mano del concepto de Iglesia. La espiritualidad es la capacidad de poder entrar en el misterio que nos habita, nos rodea y nos trasciende. Es el espacio de serenidad para poder vivir positivamente la nostalgia entre lo que podemos ser y lo que somos y as¨ª poder ser lo que queremos ser. Dentro de nosotros hay semillas de bondad y solidaridad. La espiritualidad nos da el espacio para regarlas y que se desarrollen. Y la fe recupera palabras como amor y ternura que, hoy por hoy, son fundamentales.
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