Sexo en pareja o masturbaci¨®n, ?qu¨¦ prueban antes las mujeres?
Las encuestas sugieren que no se inician en el autoplacer hasta que activan su sexualidad con una pareja, pero hay expertos que no lo tienen tan claro
Hacer el amor con una misma es uno de los secretos femeninos m¨¢s inconfesables. Si ni siquiera la mano izquierda sabe lo que hace la derecha, ?c¨®mo podr¨ªamos confirmar que, tal y como sugieren las encuestas, las mujeres inician sus primeras relaciones de pareja sin haber conocido la masturbaci¨®n? ?De verdad la sexualidad de la mujer se mantiene aletargada hasta que llega un hombre a despertarla? Que el hombre inicia su vida sexual con la masturbaci¨®n y llega a las relaciones de pareja algo m¨¢s tarde est¨¢ claro, pero con respecto a la mujer, hay mucho que decir.
Las huellas de 'La Bella Durmiente'
Los datos que podemos manejar son contradictorios, si bien todos confluyen en una teor¨ªa que confirma la terapeuta sexual estadounidense Betty Dodson: "Desde la infancia hasta la madurez, la masturbaci¨®n le produce a la mujer un sentimiento de verg¨¹enza y culpabilidad". El psic¨®logo Ra¨²l Padilla dice que es cierto que, por norma general los varones inician su vida sexual con la masturbaci¨®n y las mujeres en pareja. Tambi¨¦n afirma que "detr¨¢s de esta realidad podr¨ªa estar el mito no superado a¨²n de la bella durmiente, seg¨²n el cual, cuando la ni?a alcance la edad adecuada, aparecer¨¢ un pr¨ªncipe que la despertar¨¢ con un beso de amor a la sexualidad". Son, dice, las huellas de la educaci¨®n patriarcal, que relega la sexualidad femenina a la pareja, dej¨¢ndola despose¨ªda de su propia b¨²squeda de placer.
Realmente la masturbaci¨®n espont¨¢nea ocurre por igual en ambos sexos, pero la b¨²squeda sistem¨¢tica del orgasmo a trav¨¦s de la estimulaci¨®n estereotipada de los genitales se inicia, seg¨²n Padilla, antes en el var¨®n, "quiz¨¢s por la represi¨®n selectiva de los adultos de referencia". Un metaan¨¢lisis llevado a cabo por la Universidad de Utrecht en colaboraci¨®n con el Instituto Psiqui¨¢trico de Nueva York asegura que la raz¨®n de su estreno sexual, tanto en hombres como en mujeres, es porque sus amigos e iguales lo hacen. Los investigadores analizaron 58 estudios de 15 pa¨ªses sobre la conducta sexual de casi 70.000 adolescentes y comprobaron que lo habitual es actuar por imitaci¨®n y bajo la presi¨®n del grupo.
"La ni?a -se?ala Padilla- descubre su genitalidad parcialmente al encontrarse su vagina oculta, pero la respuesta ante la manipulaci¨®n genital puede ser mucho m¨¢s cr¨ªtica debido a la educaci¨®n castrante por parte de los adultos. Si el sexo es concebido como una forma de entrega y de placer mutuo, es l¨®gico hasta cierto punto que la joven pueda darse a una relaci¨®n de pareja con m¨¢s libertad que a una investigaci¨®n en solitario". Por otra parte, la elecci¨®n de chicos mayores como objetos de deseo perpetuar¨ªa esta asincron¨ªa.
No deber¨ªa sorprendernos este fen¨®meno, de acuerdo con el psic¨®logo. Frente a la veda femenina, "el var¨®n lleva jugando con sus genitales externos desde que era un feto, midiendo sus erecciones, estimulando selectivamente el pene con fines placenteros o como simple higiene con la aprobaci¨®n social, y bajo el ¨²nico l¨ªmite de la intimidad y alg¨²n moralista m¨¢s educastrante". Tenemos casos como el de Salvador Dal¨ª, cuya vida sexual casi qued¨® restringida a este h¨¢bito, que puede llegar a ser la soluci¨®n a un d¨ªa gris. Seg¨²n su bi¨®grafo Ian Gibson, pint¨® El Gran Masturbador siendo virgen. Tambi¨¦n hay excepciones c¨¦lebres, como la de Camilo Jos¨¦ Cela, que siempre alarde¨® de no tener que recurrir a tal pr¨¢ctica, "indigna de un macho".
La masturbaci¨®n como puerta al placer sexual
El psiquiatra Jes¨²s Ramos, autor de libros como Un encuentro con el placer, recoge en sus p¨¢ginas testimonios de mujeres que durante a?os creyeron que eran las ¨²nicas que hab¨ªa hecho semejante descubrimiento porque ninguna m¨¢s hablaba de ello. A ¨¦l, sin embargo, no le cabe ninguna duda de que la masturbaci¨®n es la verdadera iniciaci¨®n sexual para la gran mayor¨ªa de las mujeres. Y dice que casi todas siguen haci¨¦ndolo en la edad adulta por una raz¨®n muy simple: con ninguna otra pr¨¢ctica sexual se alcanza un 96% de probabilidades de llegar al cl¨ªmax (para algunas incluso es la ¨²nica). Adem¨¢s, biol¨®gicamente, el glande y el cl¨ªtoris son estructuras an¨¢logas y se excitan y se estimulan de la misma manera.
Seg¨²n Ramos, la mayor¨ªa de las mujeres tienen su primer contacto con el placer en la infancia, explorando su cl¨ªtoris. "Cuando la ni?a comienza a masturbarse ignora hasta qu¨¦ punto act¨²a como las dem¨¢s. Pese a su cotidianeidad, se practica en secreto, en una completa orfandad interior y un desamparo social a¨²n mayor". Como explica en sus libros, el autoerotismo le suscita muchas reservas mentales que hacen que lo viva con disimulo y en un silencio solo comparable al que guardan los hombres con sus propios orgasmos fingidos. Aunque las cosas van cambiando, esas reservas se reflejan en las encuestas.
Lo que ha comprobado la terapeuta Dodson a lo largo de 50 a?os, en sus famosos talleres sexuales de Manhattan, es que, a una edad u otra, la mujer aprende a llegar al orgasmo masturb¨¢ndose y solo despu¨¦s empieza a disfrutar del sexo con su pareja. El autoerotismo le permite conocer mejor su cuerpo y reconciliarse con ella misma. Una vez que acepta esta forma primaria y natural de sexo, cambia para siempre su vida. Muchos se llevan las manos a la cabeza con sus terapias, igual que ocurri¨® cuando Shere Hite anunci¨®, en El informe Hite (1975), que el pene no era indispensable para que la mujer alcanzase el cenit del placer. Hoy se sabe que pr¨¢cticamente todas se masturban estimul¨¢ndose el cl¨ªtoris y solo un 2% lo hace mediante penetraci¨®n vaginal.
?Qui¨¦n tiene pareja no necesita masturbarse? Un mito
Uno de los ¨²ltimos estudios, realizado por la marca de preservativos Trojan y el Consejo de Educaci¨®n e Informaci¨®n Sexual de Canad¨¢, ha descubierto, adem¨¢s, que los hombres de 18 a 24 a?os se masturban con m¨¢s frecuencia, pero el resultado de la experiencia es m¨¢s placentero para las mujeres (38% frente al 29% en ellos).
A pesar de que contin¨²a vigente una corriente moralista apegada al mito de la bella durmiente del que habla Padilla, cada vez es menos importante. "Gracias a la educaci¨®n sexual -explica- se est¨¢ consiguiendo desacralizar la sexualidad y convertirla en otra dimensi¨®n de la persona que requiere su desarrollo y su exploraci¨®n para descubrir todas sus posibilidades. El empoderamiento sexual femenino a¨²n no es un hecho global, pero est¨¢ en camino". Por otra parte, Padilla recuerda que el descubrimiento del propio placer, no ya solo genital sino de cada terminaci¨®n nerviosa de nuestra piel, es un requisito b¨¢sico para nuestro crecimiento sexual y eso es algo que no puede dar nadie salvo una misma.
Al psic¨®logo le resulta curioso que, habiendo quedado obsoletos los tab¨²s unisex educastrantes que amenazaban la salud f¨ªsica o mental (por ejemplo, privando de la visi¨®n, licuando el cerebro o haciendo que salgan pelos en la palma de las manos), sigan grabados a fuego prejuicios exclusivamente femeninos. Pone por caso las expresiones "no podr¨¢s parar y te convertir¨¢s en una chica f¨¢cil" o "quien tiene pareja no necesita masturbarse". Afortunadamente, prevalece la nueva filosof¨ªa femenina que ¨¦l resume en "nuestro sexo es nuestro y lo compartimos con quien queremos, pero apropiarnos de ¨¦l es b¨¢sico para saber lo que queremos y, sobre todo, cu¨¢ndo lo queremos".
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