Mi coche, me lo reparo yo... con tu ayuda
?Y si nos reparamos nosotros mismos no s¨®lo los triciclos cojeantes y las bicis descascarilladas sino que nos atrevemos incluso con las cuatro ruedas? La pregunta se la formularon un par de j¨®venes franceses all¨¢ por los a?os 80 del siglo pasado. Acababan de visitar un taller mec¨¢nico asociativo en Toulouse (sur de Francia) y se dijeron que bien pod¨ªan implantar la iniciativa en su ciudad natal, Clermont-Ferrand (Auvernia) en el centro del Hex¨¢gono. As¨ª fue c¨®mo naci¨® en 1983 la APIMA, una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que hoy agrupa unos 450 socios, quienes reparan ellos mismos sus coches a pesar de no tener formaci¨®n mec¨¢nica previa. Cuenta con 4 personas contratadas, mec¨¢nicos profesionales ellos s¨ª, quienes echan una mano al socio en un aprieto. Pero la reparaci¨®n propiamente dicha la hace el socio. Pagar por trabajar y no para que te hagan el trabajo.
Pagar por trabajar y tambi¨¦n por aprender. APIMA es la sigla de ¡°Asociaci¨®n Popular de Iniciaci¨®n a la Mec¨¢nica del Autom¨®vil¡±. Adem¨¢s de reparar autos -y tambi¨¦n caravanas, camionetas, e incluso cortac¨¦spedes y motosierras- la asociaci¨®n propone talleres pr¨¢cticos para que los socios descubran todos los secretos sobre el mundo del coche. Cuando visit¨¦ sus instalaciones propon¨ªan sesiones sobre el motor de 4 tiempos, el de 2 tiempos y el di¨¦sel.
Tan importante es para este taller asociativo que cada uno aprenda a conocer su veh¨ªculo, la parte m¨¢s mec¨¢nica, como la dimensi¨®n social y solidaria de la vida asociativa. En este sentido, cada d¨ªa un socio es el encargado de cocinar para todos los que est¨¢n trabajando en el taller al mediod¨ªa. Cada comensal contribuye al almuerzo con 4 €. Las comidas comunitarias permiten, como explica el fundador, Roger Berry, encuentros ins¨®litos. ¡°Recuerdo una vez que coincidieron a la mesa y estuvieron conversando unas dos horas un joven que viv¨ªa en su cami¨®n ¨C es decir, casi un homeless- y un directivo de una empresa metal¨²rgica. Esto no puede pasar en ning¨²n sitio, excepto aqu¨ª, donde se mezclan personas de diferente esfera social y econ¨®mica, uniformados todos por el mono de trabajo.¡± Los socios son invitados a proponer actividades, al margen de las propiamente mec¨¢nicas, para potenciar el encuentro y la vida social en el local. Por ejemplo, en su web se anuncian exposiciones art¨ªsticas e iniciaciones a la guitarra, al viol¨ªn y a la danza.
Los socios de la APIMA no s¨®lo trabajan sobre su veh¨ªculo sino que deben poner su tiempo y sus habilidades al servicio de la asociaci¨®n de manera voluntaria. Cuando se integran en la APIMA se les invita a unirse a alguno de los grupos de trabajo: el administrativo, el t¨¦cnico, el de comunicaci¨®n, el de la web, el de acogida. Este ¨²ltimo, por ejemplo, es el encargado de garantizar que haya un socio en el local de la asociaci¨®n los s¨¢bados por la ma?ana, a las 11h, para atender a potenciales nuevos socios que vienen a informarse.
Existen diferentes modalidades de cotizaci¨®n. Desde los 111 € al a?o, que permite s¨®lo que el mec¨¢nico haga un diagn¨®stico sobre tu veh¨ªculo pero no incluye el desmontaje, pasando por los 444 € al a?o, que da acceso a la formaci¨®n y a todo tipo de intervenci¨®n necesaria en tu veh¨ªculo, hasta los 666 €, que es la tarifa completa para 3 personas de un mismo hogar. Al margen de la tarifa de adhesi¨®n, cada socio debe abonar en el momento de la inscripci¨®n 10 € suplementarios destinados a un fondo solidario com¨²n. Esta cantidad sirve para que la APIMA pueda hacer peque?os pr¨¦stamos ¨C hasta un m¨¢ximo de 500 €- a los socios que pasan por apuros financieros. Seg¨²n el fundador, Roger Berry, al principio los nuevos socios se sienten atra¨ªdos por las ventajas econ¨®micas del taller asociativo pero se quedan por lo m¨¢s intangible: la vida social, la solidaridad y la posibilidad de conocer m¨¢s y mejor su auto, de pasar de simple consumidor a ciudadano empoderado. ?Se anima a alguien a montar algo parecido en Espa?a?
V¨ªdeo sobre l'APIMA (en franc¨¦s)
Fotos: APIMA
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