Para evitar una d¨¦cada perdida
Europa parece haber reaccionado a la crisis m¨¢s r¨¢pidamente que Jap¨®n, aunque con m¨¢s lentitud que Estados Unidos. Pero no est¨¢ haciendo la inversi¨®n en capital necesaria para mejorar su productividad
?Tras el colapso del sector inmobiliario y del mercado de valores de 1991, la econom¨ªa japonesa, durante d¨¦cadas la envidia del mundo, entr¨® en un periodo de relativo estancamiento conocido como las d¨¦cadas perdidas. Estamos en el sexto a?o de la recuperaci¨®n de la Gran Recesi¨®n del 2007-2009 en Estados Unidos y Europa. La subsecuente crisis del euro de 2011-2013 y la timidez de los ¨²ltimos datos positivos del ¨²ltimo a?o hacen pensar que Europa tambi¨¦n va a tener su d¨¦cada perdida, pero con un declive m¨¢s traum¨¢tico que el japon¨¦s.
Una forma de ver este panorama poco halag¨¹e?o es comparando el crecimiento del PIB de estas econom¨ªas desde el inicio de la recesi¨®n: 1991 para Jap¨®n y 2007 para EE UU y Europa (UE28). La tasa de crecimiento de Jap¨®n se desaceler¨® dr¨¢sticamente en el comienzo de su d¨¦cada perdida ¡ªel PIB aument¨® s¨®lo el 10% en los primeros seis a?os y luego se estanc¨®. Europa, en cambio, cay¨® el 6% en los primeros seis trimestres y luego se estanc¨® a un nivel 3% por debajo de su punto ¨¢lgido inicial. En EE UU, el crecimiento del PIB se parece mucho al crecimiento bastante an¨¦mico de Jap¨®n ¡ªdespu¨¦s de haber ca¨ªdo en casi un 4% en los primeros seis trimestres, el crecimiento de EE UU ha mejorado, aunque a un ritmo ligeramente menor que antes de la crisis.
Recientemente la recuperaci¨®n aparece m¨¢s s¨®lida en las tres ¨¢reas ¡ªpor ejemplo, las ¨²ltimas predicciones del FMI para 2014 son de un crecimiento del 2,8% en EE UU, 1,4% en Jap¨®n, 1,6% para Europa y 1,2% en Espa?a. Pero estos datos positivos desafortunadamente no despejan la inc¨®gnita sobre la d¨¦cada perdida de Europa. Es m¨¢s, como es bien sabido, la p¨¦rdida no se distribuye de manera uniforme en Europa. El norte de Europa y Reino Unido tienden a parecerse m¨¢s a EE UU, mientras que, a pesar de los buenos datos recientes, la periferia del sur se aleja de la Europa del norte, de EE UU y de Jap¨®n. Esto tambi¨¦n quiere decir que aunque los datos fueran mejores ¡ªcomo lo son las previsiones del FMI para a?os sucesivos¡ª y la Europa del sur creciese como la del norte, las diferencias de renta se mantendr¨ªan y la brecha heredada de la recesi¨®n (reflejo en gran parte de una brecha hist¨®rica anterior al euro) se consolidar¨ªa. En otras palabras, la periferia no s¨®lo debe crecer sino que debe hacerlo m¨¢s r¨¢pido que el norte, si queremos una Europa m¨¢s equilibrada, como parec¨ªa que iba a ser en la exitosa primera d¨¦cada del euro.
Los bancos de la UE a¨²n tienen problemas de descapitalizaci¨®n y de exceso deuda soberana
Los economistas ofrecen distintas razones para explicar la d¨¦cada perdida de Jap¨®n. El Gobierno no pudo hacer frente a los bancos descapitalizados que fueron autorizados a tener pr¨¦stamos zombis en sus libros, resultando incapaces de financiar nuevas inversiones, agudizando un problema de baja inversi¨®n, ya de por s¨ª baja dada la reducida productividad. La respuesta de la pol¨ªtica monetaria fue demasiado t¨ªmida y las perspectivas de Jap¨®n para la recuperaci¨®n se han visto seriamente obstaculizadas por la persistente deflaci¨®n. Si bien es cierto que Jap¨®n no ha experimentado una fuerte p¨¦rdida de empleo, el creciente envejecimiento de la poblaci¨®n junto a su alto nivel de deuda p¨²blica (134% de deuda neta sobre el PIB; la eurozona tiene el 72%) es una espada de Damocles sobre unas finanzas p¨²blicas reacias a la reforma. Todos estos elementos, sin duda, han jugado un cierto papel, y todos ellos ocupan un lugar preponderante en la experiencia europea actual.
La productividad en algunas partes de Europa era baja antes de las crisis, pero cay¨® con ellas y a¨²n no se ha recuperado, excepto en Alemania. A diferencia de Jap¨®n, en la periferia la p¨¦rdida ha sido sobre todo de empleo. Adem¨¢s, Europa no parece estar haciendo la inversi¨®n en capital humano que deber¨ªa hacer para mejorar su productividad. Si nos fijamos en los resultados m¨¢s recientes de PISA, en los pa¨ªses de la periferia de Europa los quincea?eros tienen resultados bajos en habilidades matem¨¢ticas y cient¨ªficas, mientras que para sus hermanos mayores el paro y la temporalidad en el empleo no son escuelas alternativas. En pocas palabras, la mayor p¨¦rdida de la d¨¦cada perdida en la periferia europea va a ser su generaci¨®n perdida, en una Europa que, como Jap¨®n, envejece y necesita de ella para crecer.
Pero Europa se ha construido a partir de crisis y guerras o, mejor dicho, de aprender las lecciones necesarias de sus crisis y guerras. As¨ª naci¨® la Uni¨®n Europea. ?Estamos aprendiendo las lecciones necesarias de esta d¨¦cada casi perdida?
Jap¨®n finalmente ha reaccionado a sus d¨¦cadas perdidas con las pol¨ªticas econ¨®micas del primer ministro Shinz? Abe ¡ªconocidas por Abenomics¡ª entre las que se encuentra una pol¨ªtica m¨¢s agresiva del banco central para facilitar el cr¨¦dito (credit easing) y afrontar los peligros de la deflaci¨®n. Sin embargo, estas medidas a¨²n tienen que dar sus frutos y no eliminan su espada de Damocles. En comparaci¨®n con Jap¨®n, Europa est¨¢ reaccionando m¨¢s deprisa. Mario Draghi (el corredor solitario) ha logrado bajar las primas de riesgo, primero diciendo que el Banco Central Europeo (BCE) har¨ªa lo que hiciese falta para mantener el euro, ahora lanzando un programa de credit easing para las peque?as y medianas empresas (pymes); pero en comparaci¨®n con EE UU ¡ªdonde esto se hizo a gran escala al inicio de la crisis¡ª, con m¨¢s timidez y lentitud.
El mayor perjuicio? en la periferia europea va a ser su ¡®generaci¨®n perdida¡¯
Al igual que en Jap¨®n, los bancos europeos han tenido, y a¨²n tienen, problemas de descapitalizaci¨®n y de exceso de riesgos y deuda soberana en sus balances. Aunque los problemas de la deuda p¨²blica y el envejecimiento no son tan graves en Europa como en Jap¨®n, ¨¦stos s¨®lo son una parte de su propia espada de Damocles; la otra es la debilidad de su arquitectura como uni¨®n econ¨®mica y monetaria. En este dise?o arquitect¨®nico se han dado pasos importantes en los ¨²ltimos a?os, siguiendo la hoja de ruta del Informe Van Rompuy (2012): el Pacto Fiscal, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, los Mecanismos de Vigilancia y resoluci¨®n de la incipiente Uni¨®n Bancaria, etc¨¦tera. Pero para crecer no es suficiente dar unos primeros pasos. El edificio tiene que ser estable: estos mecanismos deben funcionar sin trabas o complejidades pol¨ªticas y burocr¨¢ticas, con cofianza entre norte y periferia; hay que saber compartir riesgos sin crear transferencias permanentes entre estados (un mecanismo de crisis, como el MEDE, no es suficiente); hace falta una mayor coordinaci¨®n o capacidad fiscal en la eurozona para no dejar al BCE en solitario. El suelo no puede ser movedizo. Los estados sociales europeos ni deben desaparecer ni ser fuentes de endeudamiento.
En la crisis del euro, como en otras crisis y guerras, se han roto muchas promesas y expectativas: de puestos de trabajo destruidos, de deudas que no se deb¨ªan haber contra¨ªdo, de servicios sociales que se han recortado, de frustraci¨®n que f¨¢cilmente se transforma en populismo, euroescepticismo o nacionalismo. Es f¨¢cil decir que ¨¦sta no es la soluci¨®n, pero es dif¨ªcil aprender esta lecci¨®n: ?qu¨¦ promesas se pueden hacer y c¨®mo se van a satisfacer? No basta decir que ya tenemos los mecanismos y ya hemos salido de la crisis (hay que correr), ni es cre¨ªble decir que estos mecanismos no hacen falta ¡ªpor ejemplo el pacto fiscal¡ª porque vamos a crecer (muchas reformas quedan por hacer).
Estas tres posiciones ¡ªpopulismo, continuismo y ret¨®rica del crecimiento¡ª dominan y van a estar bien representadas en el nuevo parlamento europeo. Europa a¨²n est¨¢ a tiempo de evitar una d¨¦cada perdida y sobre todo que, como Jap¨®n, sean dos d¨¦cadas perdidas. El discurso de Renzi, al inaugurar el semestre de la presidencia italiana, va en la buena direcci¨®n al priorizar crecimiento y reformas, pero ni el Renzinomics se puede quedar en ret¨®rica ni la respuesta a la revisi¨®n al alza de las previsiones del FMI para Espa?a ser motivo de complacencia.
Thomas Cooley es profesor y fue Dean de New York University, Stern School of Business. Ramon Marimon es profesor del European University Insitute y de la Universitat Pompeu Fabra
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