El doble riesgo de estar enfermo en una guerra
MSF alerta de los ataques a hospitales en Sud¨¢n del Sur que impiden que se preste asistencia sanitaria a la poblaci¨®n
Al menos 58 personas han sido asesinadas en los ataques a cuatro hospitales en Sud¨¢n del Sur, el pa¨ªs m¨¢s joven del mundo, creado hace tres a?os y sumido desde el pasado diciembre en una cruenta guerra civil. Ese el n¨²mero de v¨ªctimas mortales que ha contabilizado M¨¦dicos Sin Fronteras desde que comenz¨® el conflicto hasta el pasado 15 de junio y que revela en su informe Violencia contra la salud en Sud¨¢n del Sur. Pero podr¨ªan ser muchas m¨¢s. ¡°Estas cifras solo representan los incidentes de los que hemos tenido constancia¡±, avisa la ONG.
De las v¨ªctimas, 25 eran pacientes, otras 27 eran personas que se hab¨ªan refugiado en los centros m¨¦dicos pensando que eran lugares seguros, dos eran personal sanitario del ministerio de Sanidad del pa¨ªs y cuatro no pudieron ser identificados, seg¨²n detalla el documento. Ronyo Adwok, un profesor de Historia de 59 a?os, estaba en el Hospital Universitario de Malakal cuando fue atacado el pasado febrero. Los combates entre las fuerzas gubernamentales y de la oposici¨®n ese mes convirtieron Malakal, al norte del pa¨ªs y productora de petr¨®leo, en una ciudad fantasma. Aswok fue herido en una pierna y su casa qued¨® destruida. Entonces acudi¨® al centro m¨¦dico, del que no pod¨ªa huir debido a su dolencia. ¡°Cada d¨ªa, entraban diez o quince hombres armados en el hospital. Ped¨ªan m¨®viles y dinero a la gente. Si no les dabas nada, te disparaban. Tambi¨¦n a los que est¨¢bamos ingresados. Muchos fueron asesinados en la sala en la que yo estaba. Incluso se llevaron a varias mujeres¡±, relata en un comunicado publicado por MSF.
Cuando el personal de MSF regres¨® al centro despu¨¦s de que cesaran los ataques, encontraron a 11 pacientes asesinados a tiros en sus camillas. La misma situaci¨®n se produjo en los hospitales de Bor y Bentiu, en los que enfermos y personal murieron por los disparos de los violentos, que pertenecen a ambas partes en conflicto.
A los da?os personales hay que a?adir los materiales, que dificultan la labor del personal sanitario para seguir tratando a los enfermos. La ONG advierte de que los seis ataques que han contabilizado a hospitales ¡ªgestionados por ellos mismos y p¨²blicos¡ª, en los que han sido quemados y saqueados, afectan a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable ¡°en un momento en el que est¨¢ muy necesitada de atenci¨®n m¨¦dica¡±, alerta. Unos asaltos a los que hay que a?adir los robos de ambulancias y cl¨ªnicas. Llanos Ortiz, coordinadora de emergencias de MSF para Sud¨¢n del Sur, estima que podr¨ªa llevar meses, incluso un a?o, que los centros vuelvan a realizar una actividad similar a la previa al estallido del conflicto.
El hospital de Leer, administrado por la ONG en el sur del estado de Unidad, fue arrasado, incendiado y desvalijado el 23 de febrero. Los da?os, han impedido que se preste asistencia m¨¦dica durante meses, hasta el pasado mayo. Y todav¨ªa hoy, no pueden realizar vacunaciones rutinarias o cirug¨ªas de urgencia. ¡°Era el ¨²nico centro disponible en un ¨¢rea donde viven 270.000 personas. Proporcionaba atenci¨®n especializada, incluyendo operaciones y tratamiento para el VIH y tuberculosis. Edificios enteros fueron reducidos a cenizas y los equipos necesarios para las intervenciones quir¨²rgicas, el almacenamiento de vacunas y hacer transfusiones, as¨ª como materiales de laboratorio, fueron destruidos¡±, informa la organizaci¨®n.
Las consecuencias de la interrupci¨®n de los servicios de salud pueden ser ¡°devastadoras¡±, vaticina Ortiz. ¡°Hay pacientes con enfermedades mortales que han interrumpido su tratamiento. A lo que hay que a?adir que las condiciones de hacinamiento en las que se encuentran los desplazados en los campos facilitan la propagaci¨®n de epidemias como el sarampi¨®n o que se multipliquen los casos de diarreas¡±, advierte.
Por eso, MSF ha improvisado, seg¨²n Ortiz, hospitales de campa?a en los campamentos. Pero las condiciones en las que les pueden prestar asistencia son muy precarias. Al riesgo del incremento de dolencias altamente mortales y contagiosas en un contexto de falta de infraestructuras sanitarias, se suma la amenaza de la hambruna. ¡°La gente no ha podido cultivar sus tierras y esto anticipa que podemos tener una crisis alimentaria en los pr¨®ximos meses. Ya empezamos a ver casos de malnutrici¨®n importantes¡±, explica la responsable de emergencias de MSF en el pa¨ªs. Buen ejemplo de ello es que solo en las tres primeras semanas, tras reanudar su actividad en mayo, el hospital de Leer atendi¨® a m¨¢s de 1.600 ni?os con desnutrici¨®n, seg¨²n c¨¢lculos de la organizaci¨®n.
Por las consecuencias que estos ataques han tenido y provocar¨¢n previsiblemente en los pr¨®ximos meses, MSF hace un llamamiento a ¡°todas las partes¡± para que cesen los ataques, especialmente a los centros de salud.
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