La Gaviota levanta el vuelo
La actriz que hizo llorar a medio mundo abandon¨® su carrera por amor a Pe?a Nieto Ahora parece que Ang¨¦lica Rivera est¨¢ dispuesta a dar otro giro a su vida y salir del segundo plano Su primer movimiento: un posado todo glamur
Ang¨¦lica Rivera y Enrique Pe?a Nieto podr¨ªan haberse conocido en la escena de una telenovela y casi nadie se habr¨ªa dado cuenta. Cuando tuvieron su primera cita, all¨¢ en 2008 bajo las tenues luces del restaurante Philippe, en M¨¦xico DF, ambos viv¨ªan la espuma de sus d¨ªas. Ella era una bella y popular estrella de televisi¨®n reci¨¦n divorciada, y ¨¦l, un pujante y mujeriego gobernador que hac¨ªa un a?o hab¨ªa enviudado. Ella ten¨ªa hijos, y ¨¦l tambi¨¦n. Hab¨ªan quedado a las nueve de la noche y, conversando, se les hab¨ªa hecho ya la una de la madrugada. Hubo en esa secuencia eso que llaman qu¨ªmica, y aquello deriv¨® en noviazgo, matrimonio, campa?a electoral y, como guinda final, en la conversi¨®n de Ang¨¦lica Rivera en primera dama de M¨¦xico. Entraba as¨ª en la residencia oficial de Los Pinos la actriz que hab¨ªa hecho llorar a medio mundo con su interpretaci¨®n de La Gaviota en la irresumible telenovela Destilando amor.
El guion deber¨ªa haber terminado aqu¨ª. Y eso pareci¨® en un principio. Rivera, una mujer calificada por sus amigos de muy franca y transparente, era m¨¢s famosa que Pe?a Nieto cuando le conoci¨®, pero con el matrimonio abandon¨® su carrera, apost¨® por la familia y adopt¨® un segundo plano, con un perfil m¨¢s diluido que sus predecesoras. Durante largo tiempo, La Gaviota, como a¨²n se la llama en M¨¦xico, dej¨® de batir las alas. Pero algo parece que ha cambiado en esta sosegada agenda. A sus 44 a?os, Ang¨¦lica Rivera, como en sus mejores tiempos, ha protagonizado en las ¨²ltimas semanas algunos golpes de imagen; entre ellos, una comentada sesi¨®n de fotos en poses de cierta sensualidad que la han devuelto, aunque sin abandonar los tonos suaves, al primer plano de la escena.
Ya les ocurri¨®, con diversa fortuna y por otros motivos, a anteriores primeras damas. En la vida pol¨ªtica mexicana reciente a¨²n se agita la sombra de Marta Sahag¨²n, primero portavoz y luego esposa del presidente Vicente Fox (2000-2006). Sus ambiciones pol¨ªticas, destapadas al final del mandato, desencadenaron tal tormenta que desde entonces ninguna primera dama ha pisado ese jard¨ªn. ¡°Y menos que nadie Rivera, ella no tiene nada que ver con la vida de los partidos; era popular antes y lo ser¨¢ despu¨¦s, pero con una figura p¨²blica propia. No tiene ambici¨®n pol¨ªtica ninguna¡±, se?ala el especialista en comunicaci¨®n social y encuestas Roy Campos.
En la elaboraci¨®n de su imagen, Rivera ha adoptado una l¨ªnea neutra. En los grandes temas de debate, como el aborto o el matrimonio homosexual, no se le conoce opini¨®n propia. Tampoco se ha distinguido por entrar en la batalla de los partidos ni tener preferidos para la sucesi¨®n interna. Ella desempe?a su papel de artista retirada, que supone un activo para el presidente Pe?a Nieto. ¡°Le acerca a un segmento de la poblaci¨®n a la que no le gusta la pol¨ªtica, pero s¨ª el espect¨¢culo¡±, dice Roy.
Desde este prisma se interpreta en ambientes pol¨ªticos su aparici¨®n en la portada de la edici¨®n mexicana de la revista Marie Claire. Bajo el titular ¡°Redefiniendo el poder femenino¡±, la primera dama posa junto a su hija mayor, Sof¨ªa Castro, de 17 a?os. El reportaje, acompa?ado de una entrevista amigable, las muestra en el interior de la residencia presidencial de Los Pinos. A lo largo de 22 p¨¢ginas desfilan im¨¢genes en blanco y negro, con poses muy estereotipadas y algunas insinuantes: Rivera con los hombros y media espalda desnudos; sentada con gabardina de piel y zapatos de aguja mostrando una cimbreante pierna¡ Algo extraordinario en el recatado ramo de las primeras damas, donde los posados no salen del espectro que va de lo maternal a lo ejecutivo.
La sesi¨®n fotogr¨¢fica ha dado la vuelta al mundo. The Washington Post, por ejemplo, la utiliz¨® para lanzar una provocativa pregunta: ?por qu¨¦ no pueden ser sexis las primeras damas? En M¨¦xico, las poses de Rivera, bien conocida como actriz, han sido asumidas sin alharacas. Tampoco ha escandalizado la extrema brevedad de la falda de su hija, que est¨¢ arrancando su carrera de actriz. El aguij¨®n m¨¢s bien ha procedido del menoscabo que las im¨¢genes pueden infligir al trabajo social que, desde tiempos del virreinato, recae en la primera dama.
¡°Salir en portadas de revistas es normal. Pero sus poses no son de esposa de mandatario, con un trabajo social, sino de actriz. Le benefician a ella, no a la naci¨®n. Ah¨ª hay una contradicci¨®n¡±, afirma Sara Sefchovich, catedr¨¢tica de la UNAM y autora de La suerte de la consorte, una historia de las primeras damas mexicanas. ¡°Pero hay que reconocer que ha desarrollado a la perfecci¨®n su papel como acompa?ante oficial del presidente¡±, contin¨²a Sefchovich, ¡°tiene un gran manejo de la imagen; es popular y representa la historia de un ¨¦xito, casi de un cuento de hadas¡±.
Y es cierto que, a vista de p¨¢jaro, la vida de Ang¨¦lica Rivera, Angie para los amigos, dibuja una trayectoria ascendente. Nacida en 1969 en M¨¦xico DF en el seno de una familia de clase media, pronto su madre se qued¨® sola a cargo de los seis hijos. Y ella asumi¨® un papel motriz, hasta el punto de que acabar¨ªa pagando la carrera a sus hermanos.
¡°Era popular antes y lo ser¨¢ despu¨¦s, pero con una figura p¨²blica propia. No tiene ambici¨®n pol¨ªtica ninguna¡±
Su primera oportunidad le lleg¨® a los 17 a?os cuando, animada por la estrella absoluta de las telenovelas Ver¨®nica Castro, gan¨® el popular¨ªsimo certamen de belleza El rostro de El Heraldo, semillero de las grandes figuras de los culebrones. Su aparici¨®n ese a?o en un v¨ªdeo de un adolescente Luis Miguel (Ahora te puedes marchar) y su trabajo como presentadora en TNT le abrieron las puertas de la factor¨ªa Televisa y sus telenovelas. Ah¨ª debut¨® con Dulce desaf¨ªo en 1988. Luego vinieron 20 a?os de trabajo jalonado de t¨ªtulos de sonoridad fucsia como Hurac¨¢n, Sue?o de amor, ?ngela, Mariana de la noche, La due?a o Destilando amor. ¡°Es una actriz muy conocida, pero sin ser un icono nacional como Ver¨®nica Castro o Luc¨ªa M¨¦ndez¡±, indica el escritor Fabrizio Mej¨ªa Madrid.
Durante ese periodo se cas¨® con el productor Jos¨¦ Alberto Castro (hermano de la archiconocida Ver¨®nica), con quien tuvo tres hijas. La relaci¨®n acab¨® en divorcio en 2008. Fue poco despu¨¦s cuando ella, ¡°priista de coraz¨®n¡±, particip¨® como imagen en una campa?a de ¡°compromisos cumplidos¡± de la Administraci¨®n del Estado de M¨¦xico. En esa promoci¨®n conoci¨® al entonces gobernador Enrique Pe?a Nieto. Un pol¨ªtico que parec¨ªa haber tocado techo y al que un a?o antes se le hab¨ªa muerto su esposa, M¨®nica Pretelini S¨¢enz. Con ella hab¨ªa tenido dos ni?as, un ni?o y una relaci¨®n marcada por la infidelidad. El propio Pe?a Nieto reconocer¨ªa a?os despu¨¦s haber engendrado dos hijos fuera del matrimonio.
La divorciada y el viudo. La estrella y el gobernador. Dos figuras que, a tenor del relato de la propia Ang¨¦lica Rivera, sintieron una fulminante atracci¨®n hasta el punto de que a los cinco meses de salir, ¨¦l se declar¨®. As¨ª lo record¨® la actriz posteriormente: ¡°Se me qued¨® mirando a los ojos, me abraz¨® lentamente y me pregunt¨® si quer¨ªa ser su novia. Era la primera vez que alguien me lo preguntaba. Por supuesto que le dije que s¨ª. Y ¨¦l me contest¨®: ¡®Dime el s¨ª bien¡¯. Y le repet¨ª m¨¢s fuerte: ¡®?Por supuesto que s¨ª!¡±.
Tras este ¨¦xtasis amoroso, la pareja empez¨® a aparecer en los actos sociales. El romance era notorio y Pe?a Nieto, amante de los grandes gestos, no desaprovech¨® un viaje en diciembre de 2009 al Vaticano para, en la bas¨ªlica de San Pedro, anunciar ante el Pont¨ªfice su pr¨®xima boda y recibir la bendici¨®n. Apenas un a?o despu¨¦s se casaron en Toluca. Ella, para culminar esta historia de miel y flores, luc¨ªa un vestido de novia aperlado, rematado por una torera con cuello chimenea.
Llegaron luego los tiempos electorales. Una batalla dura en M¨¦xico. Pero en 2012 Pe?a Nieto, del que muchos pensaban que ten¨ªa la mand¨ªbula de cristal y que no aguantar¨ªa el primer asalto, se creci¨®. Su esposa fue activa y, como reconocen los expertos en imagen pol¨ªtica, le sirvi¨® de ayuda. Su vestimenta se hizo m¨¢s sobria, abandon¨® los brillos y los cabellos alborotados, adopt¨® el papel de madre, incluyendo a tres v¨¢stagos de Pe?a Nieto; hasta emiti¨® una serie de v¨ªdeos narrando sus percepciones de la campa?a.
Alcanzada la gloria presidencial, opt¨® por la discreci¨®n. Sin olvidar sus or¨ªgenes art¨ªsticos, racion¨® a cuentagotas sus apariciones con la gente del espect¨¢culo. La actriz, conocida en Latinoam¨¦rica, pero tambi¨¦n en China e Indonesia, parec¨ªa haber desaparecido. ¡°En un pa¨ªs donde las telenovelas son una religi¨®n, ella baj¨® su perfil. No solo hubo un cambio f¨ªsico, sino tambi¨¦n de personalidad p¨²blica. Pas¨® a ser m¨¢s herm¨¦tica y cautelosa¡±, indica el periodista Alberto Tavira.
Pero ahora ha recuperado aliento. Y ha vuelto a brillar. Una se?al se activ¨® en su viaje a Espa?a en junio, donde su indumentaria en los encuentros con la familia real y su duelo de estilo con Letizia arrasaron en Latinoam¨¦rica. Y despu¨¦s llegaron sus fotos en la residencia presidencial, uno de los grandes s¨ªmbolos del poder institucional en M¨¦xico. Nadie sabe si es un movimiento pasajero o si supone el inicio de un retorno a su poderosa marca, a su propia imagen y, de alg¨²n modo, a la ruptura con un papel excesivamente subordinado. En la entrevista que tanto revuelo ha generado apunta: ¡°Hay tres cosas en la vida que nadie te puede quitar: tu libertad, tu esencia y tu dignidad. Esta ¨²ltima es algo que las mujeres no debemos perder nunca; t¨² puedes regalar de ti muchas cosas sin que te afecte, pero esa no¡±.
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