La calle de la Estafeta invita a correr
El sistema postal siempre tuvo relaci¨®n etimol¨®gica con la rapidez
La calle de la Estafeta aparecer¨¢ esta semana en millones de televisores durante los encierros de San Ferm¨ªn. Pero tal vez muchos espa?oles no recuerden ya lo que significa esa palabra, y algunos j¨®venes ni siquiera la habr¨¢n o¨ªdo.
La voz ¡°estafeta¡± se usaba con frecuencia en Espa?a hasta hace apenas 30 a?os para designar las instalaciones donde se gestionaban la correspondencia, los paquetes o los giros (el env¨ªo y recepci¨®n de dinero en met¨¢lico). Ahora disponemos de redes de comunicaci¨®n m¨¢s avanzadas que nos apean de tanto desplazamiento personal, y aquellas viejas estafetas se han convertido en modernas ¡°oficinas¡±.
La calle pamplonesa donde se instal¨® en el siglo XIX la primera estafeta de la ciudad nos recuerda cada mes de julio la existencia de esa palabra y su curiosa vinculaci¨®n con el correo... y con la velocidad. Y, ya puestos, tambi¨¦n con los caballos.
El sistema postal siempre tuvo relaci¨®n etimol¨®gica con la rapidez, aunque la de entonces nos parezca rid¨ªcula ahora.
Las palabras parecen
El ¡°correo¡± humano que trasladaba cartas y mensajes en tiempos remotos se desplazaba corriendo, y por eso se emparentan el sustantivo y el verbo: correo, correr. En esa estirpe de t¨¦rminos hallamos ¡°carrera¡±, y ¡°curso¡±, y ¡°cursar¡±..., y ¡°curr¨ªculo¡± (una ¡°carrerita¡±, pues la palabra procede de la modestia de quien present¨® el primero). Y ¡°cursor¡± (¡°corredor¡± en lat¨ªn). Todo ello gracias al verbo latino curro (participio, cursum) y a su ancestro indoeuropeo kers.
Los correos que corr¨ªan de un lado a otro fueron mejorados luego por la estructura postal, que ya no se basaba en las piernas sino en las patas. (Por ah¨ª nos vamos acercando a la estafeta). Los caballos recorr¨ªan grandes distancias con el sistema de posta, palabra que en su d¨ªa tomamos del italiano. Se desarrollaba as¨ª una carrera por relevos para llevar las cartas a su destino. Cada dos o tres leguas, un equino era sustituido por otro apostado en el camino, gracias a lo cual el jinete repostaba.
El mundo del caballo nos trajo tambi¨¦n la pieza met¨¢lica ¡°estribo¡±, palabra castellana de presumible origen germ¨¢nico que signific¨® ¡°apoyo¡±. Pero al ¡°estribo¡± se le dice en italiano staffa, t¨¦rmino que proviene a su vez del indoeuropeo stebh: ¡°pisar¡±, ¡°apoyarse¡± (de ah¨ª sale step en ingl¨¦s: ¡°paso¡±). Y el italiano escogi¨® la expresi¨®n corriere a staffetta (a partir del diminutivo de staffa: ¡°apoyo peque?o¡± para diferenciar el correo pedestre del correo en caballer¨ªa.
El hecho de que aquellos animales con sus estribos se fueran reemplazando en los caminos origin¨® incluso que la voz staffetta designe en italiano las carreras de relevos (staffetta 4x100 metri), a las que nuestro idioma aplica a su vez el vocablo ¡°posta¡± (¡°el mejor velocista corre la ¨²ltima posta¡±). Y ¡°estafeta¡± se llama precisamente en el espa?ol de algunos pa¨ªses de Am¨¦rica al testigo que se van pasando los relevistas.
Las palabras parecen relevarse tambi¨¦n entre ellas al transportar un significado.
(Por cierto, el verbo ¡°estafar¡± procede igualmente de?staffa, seg¨²n Corominas y Pascual, pues el enga?ado pierde el estribo y pisa en falso).
As¨ª pues, de los caballos y de sus carreras heredamos hace siglos la estafeta, las postas y el repostaje, y el correo postal, y el nombre de la calle de Pamplona por la que a partir de ma?ana correr¨¢n mozos y mozas?que se dan relevos para conducir a los toros hasta la plaza.
Otras v¨ªas de ciudades espa?olas se llaman tambi¨¦n ¡°de la Estafeta¡± o ¡°del Correo¡±, en atenci¨®n a esas oficinas. Y en las localidades vascas la ¡°calle del Correo¡± suele mostrar en el letrero indicativo su equivalente en euskera: ¡°Posta kalea¡±, que ustedes, si han llegado hasta aqu¨ª, ya saben de d¨®nde viene.
Este breve relato constituye s¨®lo una parte de la vida del correo. Su historia, sus carreras y sus prisas (su etimolog¨ªa) se siguen desprendiendo de nuestras bocas, sin darnos cuenta, incluso cada vez que hoy decimos ¡°te env¨ªo un correo¡± o ¡°dame tu correo¡±. Si usted prefiere decir e-mail, no pasa nada. Pero no hay ninguna calle del E-mail en Pamplona.
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