Un cambio urgente
La paralizaci¨®n de la reforma migratoria en EEUU no es un fracaso de Obama, sino de todo el pa¨ªs
El callej¨®n sin salida en que ha desembocado la reforma migratoria en Estados Unidos, despu¨¦s de que los republicanos se hayan negado a someterla a votaci¨®n durante este a?o en la C¨¢mara de Representantes, coloca a Barack Obama ante una frustraci¨®n y un desaf¨ªo. Gran frustraci¨®n porque, junto a la reforma sanitaria ¡ªcuya aprobaci¨®n y puesta en marcha ha supuesto un aut¨¦ntico calvario para el presidente dem¨®crata¡ª, forma parte del legado que Obama pretende dejar a la sociedad estadounidense tras su mandato. Y gran desaf¨ªo porque el inquilino de la Casa Blanca, sin disimular el enfado hacia sus rivales republicanos, ha hecho saber que se dispone a gobernar durante los dos a?os que le quedan de mandato v¨ªa decreto ley. Un anuncio que muestra, en un pa¨ªs donde el enfrentamiento pol¨ªtico no sol¨ªa llevarse a la ruptura total de entendimiento, hasta d¨®nde llega el desencuentro.
EE UU necesita una reforma migratoria con urgencia. Con once millones de personas que han rehecho all¨ª su vida y aguardan la regulaci¨®n en un pa¨ªs creado y crecido precisamente gracias a la inmigraci¨®n, el sistema se ha transformado ¡ªen parte debido a esta Administraci¨®n¡ª en un gigantesco mecanismo de deportaci¨®n rebasado por un flujo creciente de personas que llegan. La cifra ¡ªrevelada por el vicepresidente, Joe Biden¡ª de que 48.000 ni?os han sido detenidos este a?o tratando de cruzar la frontera indica hasta qu¨¦ punto el r¨¦gimen actual es incapaz de disuadir a nadie que se proponga viajar al Norte.
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Lejos de abordar racionalmente el problema, los republicanos cierran los ojos y no ven m¨¢s que la batalla pol¨ªtica a corto plazo. El Partido Republicano est¨¢ a s¨®lo seis esca?os de conseguir el control del Congreso ¡ªC¨¢mara de Representantes y Senado¡ª en las legislativas de noviembre. Y creen que su electorado quiere una mayor radicalizaci¨®n en la pugna con la Casa Blanca. El enroque del Tea Party, que pretende convertir la frontera en un l¨ªmite inexpugnable, se impone en un partido sin liderazgos claros y m¨¢s pendientes de los votos que del futuro del pa¨ªs.
Al contrario de lo que los republicanos airean, la paralizaci¨®n de la reforma migratoria no es un fracaso de Obama, sino de todo el pa¨ªs. Y, a medio plazo, son los propios republicanos los que pagar¨¢n las consecuencias de dar la espalda a una de las preocupaciones m¨¢s sensibles del electorado hispano y de no entender la nueva sociedad estadounidense.
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