El ¨²nico g¨¦nero literario en el que todo sale bien si nadie se lee los libros
La nueva autobiograf¨ªa de Hillary Clinton es un fracaso de ventas y un ¨¦xito en los medios. Es un patr¨®n en las memorias pol¨ªticas de los ¨²ltimos a?os
A los libros de memorias de pol¨ªticos se les suele reconocer por el t¨ªtulo: generalmente un manejo limitado de pocas palabras de un campo sem¨¢ntico opuesto al que opera en la composici¨®n de las canciones del verano. Si en estas debe aparecer siempre ¡°noche¡±, ¡°sol¡± o ¡°arena¡±, en las autobiograf¨ªas de los mandatarios en activo se juega siempre con otras como ¡°esperanza¡±, ¡°decisi¨®n¡± o ¡°valent¨ªa¡±.
Esta falta de riesgo que aparece en las portadas de tapa dura de un g¨¦nero cada vez m¨¢s y m¨¢s popular en librer¨ªas internacionales podr¨ªa interpretarse como un s¨ªntoma. No s¨®lo de? lo que esconden dentro estos mediatiqu¨ªsimos libros, sino tambi¨¦n de su utilidad y de qui¨¦nes se creen que son los lectores (cuando los hay o si son numerosos). De su calidad literaria, sin ir m¨¢s lejos, de si cumplen su labor arrojando luz sobre ideas o vidas, se ha estado debatiendo en EE UU al hilo de la publicaci¨®n del Hard Choices (Elecciones dif¨ªciles), de Hillary Clinton, prestante ex Primera Dama, Secretaria de Estado y, ahora, qui¨¦n sabe, candidata para ganar las elecciones de 2016 y autora, ahora, del que quiz¨¢ sea el ejemplo m¨¢s perfecto de cu¨¢n imperfecto es el otrora noble libro de memorias pol¨ªticas tal y como se entiende en estos dias de conceder entrevistas y generar titulares.
Mike Murphy, consultor del partido Republicano, cree que el subt¨ªtulo que deber¨ªa aparecer en todos estos vol¨²menes, bajo la cara del protagonista con sonrisita de pasta dentr¨ªfica y las barras y estrellas es: ¡°Obligado a no ofender a nadie¡±
V¨¦ase por ejemplo el t¨ªtulo. Cyrus Vance, Secretario de Estado en la era del presidente Jimmy Carter, emple¨® en 1983 exactamente el mismo t¨ªtulo que usa la se?ora Clinton ahora. Que adem¨¢s podr¨ªa confundirse con el Hard Call de John McCain, el rival de Obama por la presidencai en 2008 (su subt¨ªtulo tampoco era un despliegue de originalidad: Great Decisions and the Extraordinary People Who Made Them; traducible como Decisiones ejemplares y las extraordinarias personas que las tomaron). Es m¨¢s, algunos articulistas sostienen que se han testado s¨®lo unos 25 t¨ªtulos en el mercado.
Como estos son posiblemente los ¨²nicos libros que se escriben no para ser le¨ªdos (sus contenidos son diatribas gen¨¦ricas sobre la patria y el deber) sino para ser promocionados, es complicado diferenciarlos por su contenido real. De ah¨ª que el consultor del Partido Republicano, Mike Murphy, haya afirmado que el hecho que deber¨ªa figurar en todos estos vol¨²menes, justo bajo la cara del protagonista con sonrisita de pasta dentr¨ªfica y envuelto en la bandera de barras y estrellas (purpurina opcional), es: ¡°Contractualmente obligado a no ofender¡±. ¡°No es f¨¢cil prever la crudeza de un relato sobre la vida real de un personaje hasta que est¨¢ en nuestra mesa de editores¡±, explica Bel¨¦n L¨®pez Celada, directora editorial de Planeta, Pen¨ªnsula, Ariel y Cr¨ªtica, encargada de enlomar las vidas de muchos pol¨ªticos espa?oles (y tambi¨¦n extranjeros).
En los primeros libros de Clinton, palabras m¨¢s sentimentales como madre aparec¨ªan hasta 215 veces; ahora solo 34? (presidente ha pasado de 37 veces en 1996 a 770).
George W. Bush acu?¨® un t¨¦rmino para los que firman este tipo de libros: ¡°Los decididores¡±. Lo hizo en su propia autiobiograf¨ªa pol¨ªtica, llamada a ser el arquetipo m¨¢s puro de t¨®picos de la literatura pol¨ªtica empezando, como siempre, por el t¨ªtulo: Decision points. Porque eso es m¨¢s o menos en lo que consiste esto: relatar tu propia vida como una sucesi¨®n de decisiones cruciales y esperar que, a partir de ah¨ª, se desprenda el resto.
Todo estriba en cu¨¢ndo se escribe la autobiograf¨ªa y para qu¨¦. Ahora que se ve con ganas de relanzar su carrera p¨²blica, Clinton tira de la ret¨®rica de los grandes personajes de la historia. De hecho, Time ofrece una barra de b¨²squeda para comprobar c¨®mo han cambiado sus obras. Una herramienta con la que se comprueba que palabras como madre, m¨¢s sentimentales, aparec¨ªan hasta 215 veces en el pasado y s¨®lo 34 en su ¨²ltima novedad (lo mismo que presidente, de 37 veces en 1996 a 770 ahora).
La popularidad de los personajes p¨²blicos, especialmente los pol¨ªticos, est¨¢ sujeta a enormes vaivenes, que influyen decisivamente en la venta de sus libros. -Bel¨¦n L¨®pez Celada, directora editorial de Planeta, Pen¨ªnsula, Ariel y Cr¨ªtica
Aun as¨ª, la madre de Hillary s¨ª juega un papel en Hard choices. Aparece en una muestra de sibilina austica en un cameo que luego se entreg¨® a la revista Vogue para que lo adelantra a sus lectoras el? d¨ªa de la madre. Porque en eso consiste en EE UU este subg¨¦nero de memoria pol¨ªtica: escribir el libro, parcelarlo seg¨²n intereses de una u otra publicaci¨®n y negociar tanto la filtraci¨®n de contenidos en revistas (o en talk shows desenfadados) para buscar m¨¢s impacto medi¨¢tico como elevados cach¨¦s para defender el libro en seg¨²n qu¨¦ conferencias. Todo al servicio de la campa?a y la promoci¨®n personal. Siempre sin arriesgar, porque lo primero que debe hacer alguien es contratar a un abogado que audite todo su pasado para encontrar posibles problemas que surjan en campa?a (y estos libros no deber¨ªan ponerle las cosas f¨¢ciles al oponente).
El resultado de estas operaciones de mercadotecnia son libros en los que a menudo se resiente es la calidad literaria y no siempre el ¨¦xito de ventas (Clinton o Bush vendieron m¨¢s de dos millones de copias en un par de semanas). Algo que sucede sobre todo cuando la pol¨ªtica en cuesti¨®n est¨¢ a¨²n en rampa de despegue promocional y no tanto cuando ya se ha retirado.
El ¨¦xito de las memorias pol¨ªticas de la transici¨®n fue que los pol¨ªticos del antiguo r¨¦gimen se sintieron m¨¢s libres en sus memorias porque estaban fuera de la pol¨ªtica activa -Bel¨¦n L¨®pez Celada, directora editorial de Planeta, Pen¨ªnsula, Ariel y Cr¨ªtica
Espa?a negocia con otro escenario. Aunque su editora defiende el ¨¦xito de las memorias de Aznar, las de Zapatero vendieron apenas 2.000 ejemplares en su primera semanas. ¡°La popularidad de los personajes p¨²blicos, y especialmente la de los pol¨ªticos, est¨¢ sujeta a enormes vaivenes, que influyen decisivamente en la venta de sus libros de memorias¡±, explica L¨®pez Celada. ?Arriesgarse a publicarlos es una forma de prestigiar el sello? ¡°Planeta publica memorias pol¨ªticas desde los tiempos de la transici¨®n y forma parte de la vocaci¨®n de relevancia de esta casa el publicar estos libros¡±, concluye.
Pero la pregunta es si, como aseveran los analistas estadounidenses, tienen m¨¢s inter¨¦s en el caso de pol¨ªticos retirados que no pretenden volver a la carrera electoral y que por tanto o son m¨¢s honestos o por lo menos m¨¢s vengativos. ¡°Siempre se ha dicho que esa fue una de las claves del ¨¦xito de las memorias pol¨ªticas de la transici¨®n, el que los pol¨ªticos del antiguo r¨¦gimen se sintieron m¨¢s libres en sus memorias porque la nueva situaci¨®n los hab¨ªa dejado fuera de la pol¨ªtica activa¡±, admite la editora de Planeta.
Esos mismos articulistas que critican libros como el de Clinton son los que ensalzan la val¨ªa literaria e hist¨®rica de obras firmadas por Jefferson, Madison o Washington. Y aunque, pongamos, los Diarios de Aza?a son igualmente aplaudidos aqu¨ª, la diferencia entre los dos panoramas es, seg¨²n L¨®pez Celada, a¨²n grande: ¡°La tradici¨®n en EEUU es m¨¢s s¨®lida, como corresponde a una democracia de m¨¢s de doscientos a?os de vida ininterrumpida. Las memorias pol¨ªticas en el momento de su publicaci¨®n se someten al juicio de sus contempor¨¢neos, y especialmente de la prensa, pero pasado un tiempo, pasan a ser sometidas al escrutinio de los historiadores, que puede ser muy diferente. Ser¨¢ curioso ver qu¨¦ dicen de los libros que hemos publicado estos ¨²ltimos a?os dentro de veinte a?os¡¡±.
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