D¨ªa de biblioteca para ni?os y ni?eras
Autora invitada: Marta Garrich
En Sea Point, un barrio rico e hist¨®ricamente blanco de Ciudad del Cabo, la biblioteca p¨²blica re¨²ne a decenas de ni?eras negras y ni?os blancos. Cada mi¨¦rcoles desde hace siete a?os, esta innovadora Pram Jam ofrece una imagen de esperanza y de tristeza, reflejo de retos pendientes del pa¨ªs.
Roni Snitcher, la bibliotecaria local e impulsora del proyecto, explica que todo empez¨® con el inter¨¦s de una ni?era, Lizzy Mdwekesha, por el grupo de lectura escolar semanal. ¡°Lizzy ven¨ªa sin falta con la beb¨¦ que cuidaba, pero nuestras lecturas eran aburridas para la peque?a. . . ¡±. El momento Eureka lleg¨® al participar en un Congreso Mundial de Bibliotecas celebrado en Durban en el 2007: ¡°Una australiana habl¨® sobre las Pram Jams. Me falt¨® tiempo para llamar a Lizzy y compartir la idea. Lizzy habl¨® con compa?eras y amigas ni?eras en el parque, en la cl¨ªnica, en el vecindario. . . hasta que conseguimos formar el grupo¡±. Las canciones llegaron m¨¢s tarde. "Fue cuando se uni¨® al grupo Constance, la ni?era de Rebeca y l¨ªder en el coro de su iglesia... bueno... hoy cantamos hasta el N'Kosi Sikele iAfrika, el himno nacional sudafricano!,¡± exclama la bibliotecaria", asegura.
Pero a la semana siguiente, todas regresaron: ninguna quer¨ªa renunciar a la biblioteca. Las organizadoras se propusieron entonces cantar no s¨®lo en ingl¨¦s, sino tambi¨¦n canciones en xhosa y shona (que se habla en Zimbabwe). Las diferencias se limaron con la m¨²sica. Y los beb¨¦s blancos a su cuidado no faltaron a ninguna sesi¨®n de libros y m¨²sica.
¡°Se trata sobre todo de que los beb¨¦s se familiaricen con libros y bibliotecas desde el principio,¡± explica Chantal Mpofu, originaria de Zimbabwe. ¡°Mathew, el beb¨¦ que cuido, y yo nos hemos hecho miembros, ¡± a?ade orgullosa la ni?era. ?Y los tres hijos de Chantal? ¡°No, ellos viven con mi madre en Zimbabwe. En nuestro pueblo no hay biblioteca. . . S¨®lo los veo en diciembre y el resto del a?o les env¨ªo lo poco que gano. Mi sueldo da para mucho all¨ª, pero dudo que puedan comprar tambi¨¦n libros con ¨¦l¡±.
Es as¨ª como la Pram Jam es tambi¨¦n triste recuerdo de un pasado que sobrevive. Las estad¨ªsticas indican que un 90% de las ni?eras son negras. Madres al cuidado de los hijos de familias blancas, mientras los propios crecen en las zonas rurales a cargo de abuelas y t¨ªas. Una imagen cercana a famosa Europeans Only, captada por el fot¨®grafo sudafricano Peter Magubane en 1956.
¡°Yo siempre explico que tuve tres madres, y la m¨ªa no fue una infancia inusual¡± cuenta Bridget, una pensionista blanca y usuaria de la biblioteca. ¡°Mi madre biol¨®gica; Emma Gijana, mi ni?era xhosa de los cero a los diez a?os, y Tryphina Quengula, la ni?era pedi que contratamos despu¨¦s de la muerte de Emma, una muerte que sent¨ª como la de alguien muy cercano¡±. Y a?ade en broma: ¡°Pero a nosotros no nos llevaban a la biblioteca, sino que pas¨¢bamos horas gateando entre las piernas de nuestras ni?eras, sentadas en la calle, mientras nuestras madres hac¨ªan la siesta en la casa¡±. Tambi¨¦n Emma, como Chantal, visitaba s¨®lo una vez al a?o a su hija Salome en el Transkei. Creci¨® con su t¨ªa y estudi¨® enfermer¨ªa en Johannesburgo con el dinero que Emma les enviaba. ¡°All¨ª conoci¨® a un doctor zul¨², se casaron y ahora viven en Kwazulu Natal. . . Lo s¨¦ porque de alg¨²n modo se enter¨® de la muerte de mi madre y nos envi¨® una carta d¨¢ndonos el p¨¦same¡±, explica Bridget.
White Boy, Black Nanny from Rob Manning on Vimeo.
La historia de Bridget no es ¨²nica: esas ni?eras, entonces y ahora, cuidaron de esos ni?os como si suyos fueran. Sin embargo, recuerda la profesora Jacklyn Cock -quien investig¨® este fen¨®meno en los ochenta -, esta divisi¨®n socializaba a los ni?os blancos en la ideolog¨ªa dominante del orden racial del apartheid.
Su estudio, explica Cock, ¡°contin¨²a siendo hoy relevante, en lo que se refiere al traspaso de la responsabilidad y cargas de la reproducci¨®n social a la clase trabajadora negra¡±. Y a?ade que si bien la realidad social ha cambiado desde entonces, "las cosas no son muy diferentes en este sector. Los hijos de las ni?eras contin¨²an creciendo sin la presencia de la madre, a cargo de la abuela, la t¨ªa o incluso la hermana mayor, perpetuando un c¨ªrculo vicioso de pobreza, cuidado inadecuado y educaci¨®n interrumpida¡±.
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