Historia de una camiseta
Buba se encuentra sin duda entre los m¨¢s vulnerables y olvidados del planeta. Cubriendo su pecho, nos sonr¨ªe el que es reconocido habitualmente como el hombre m¨¢s poderoso, Obama
Siempre me han llamado la atenci¨®n las camisetas que encuentras en los rincones m¨¢s insospechados del planeta. Y no me refiero s¨®lo a las t¨ªpicas camisetas ra¨ªdas de cualquier equipo de f¨²tbol que aparecen en el otro extremo del mundo. Son prendas que mezclan en juegos caprichosos la vida de quien las lleva con la historia que originalmente quer¨ªan contar.
Esta ma?ana conoc¨ª a Buba en un pueblecito llamado Yaloke, al interior de la Rep¨²blica Centroafricana. Sali¨® a recibirnos en medio de una especie de campo improvisado de desplazados al que lleg¨® con su familia huyendo de la violencia. En su rostro, toda la desolaci¨®n de un ni?o que ha visto como atacaban su casa y a su familia, y que lo ha dejado todo atr¨¢s. En su camiseta aparece, en ir¨®nico contraste, un plet¨®rico Barack Obama rodeado por la bandera norteamericana. Buba se encuentra sin duda entre los m¨¢s vulnerables y olvidados del planeta. Cubriendo su pecho, nos sonr¨ªe el que es reconocido habitualmente como el hombre m¨¢s poderoso (y sin duda uno de los m¨¢s conocidos) del mundo.
?Qu¨¦ le contar¨ªa Buba a Obama si pudiera conocerle? Seguramente le pedir¨ªa ayuda, todos nos la ped¨ªan en aquel lugar desolador en el que 84 familias viven hacinadas esperando una salida. Ayuda para ellos y para los que se quedaron atr¨¢s. Pero tal vez le pedir¨ªa m¨¢s cosas. Como por ejemplo que le ayudase a poner fin a la locura por la cual un ni?o como ¨¦l es perseguido simplemente en base a la religi¨®n que profesan sus padres. O a lo mejor, como muchos de los adultos que le acompa?an, le pedir¨ªa hacer realidad su sue?o de viajar hasta Camer¨²n, donde les esperan otros familiares y creen que no se sentir¨¢n amenazados. O no tener que volver a recibir ning¨²n tratamiento contra la desnutrici¨®n porque su familia ha recuperado un medio de vida que tuvo que abandonar cuando salieron huyendo.
Pero no creo que Obama tenga previsto viajar hasta la Rep¨²blica Centroafricana. No ocupa las primeras planas de los peri¨®dicos ni abre los telediarios. Forma parte de uno de los conflictos m¨¢s olvidados del planeta, a pesar de afectar a m¨¢s de dos millones de ni?os. Ahora que lo pienso, ¡°afectar¡± es probablemente un verbo demasiado neutro. Miles de ni?os han sido asesinados, torturados, violados y mutilados. Miles de ellos han sido reclutados como soldados o para ejercer de esclavos sexuales de estos o aquellos grupos armados. Decenas de miles se han visto obligados, como Buba, a dejarlo todo de la noche a la ma?ana. Muchos han perdido a sus padres por el camino. La inmensa mayor¨ªa han visto afectada su educaci¨®n y muchos de ellos han abandonado definitivamente la escuela.
No creo que Obama tenga previsto viajar a RCA. No ocupa las primeras planas de los peri¨®dicos"
No es f¨¢cil que te cuenten sus historias. Para eso necesitas tiempo, ganarte su confianza y estar dispuesto a escuchar. Sus vivencias son muy duras, pero tambi¨¦n lo es su capacidad de resistir. Lo sabemos bien en UNICEF, y por eso tratamos a toda costa de que sus voces sean escuchadas, como estamos haciendo con la campa?a ¡°Voces de los ni?os¡±. Pero no podemos detenernos ah¨ª. Necesitan otras muchas respuestas: que cese la violencia, reunirse con sus familias, retomar su educaci¨®n, tener acceso a una alimentaci¨®n adecuada, a una vivienda, a buenas condiciones higi¨¦nicas¡
Dice Mia Farrow, embajadora de UNICEF que ha visitado el pa¨ªs en diversas ocasiones (la ¨²ltima de ellas hace apenas unos d¨ªas), que seguramente las mujeres y los ni?os de este pa¨ªs figuran entre los m¨¢s abandonados del planeta. No s¨¦ Buba, pero si yo pudiera hablar con Obama le pedir¨ªa sin duda acabar con este abandono y actuar para devolverles su derecho a crecer, aprender y desarrollarse protegidos de todo tipo de violencia. UNICEF y otras muchas agencias humanitarias lo intentamos cada d¨ªa, pero solos no podemos. Ay¨²danos t¨² tambi¨¦n a alzar la voz y actuar para rescatarles del olvido.
Marta Arias es directora de Sensibilizaci¨®n y Pol¨ªticas de Infancia de UNICEF Comit¨¦ Espa?ol.
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