Derrotas

Soy una turista del f¨²tbol. Me asomo a los partidos s¨®lo en los mundiales, s¨®lo cuando juega la selecci¨®n de mi pa¨ªs y, como buena turista (alguien que mira sin entender qu¨¦ ve), festejo como una imb¨¦cil cuando gana. De todos modos, el martes 8 de julio, el d¨ªa en que Alemania le hizo siete goles a Brasil, qued¨¦ impresionada como quien ve un espect¨¢culo sanguinario y violento, algo que hubiera preferido no ver. No me gust¨® que Brasil perdiera de esa forma, no me gustaron las mofas del despu¨¦s y, aun cuando en la final los brasile?os alentaron a Alemania, todo aquello sigue sin gustarme. El 10 de julio, en conferencia de prensa, un periodista brasile?o le pregunt¨® a Sabella, el t¨¦cnico argentino, si le hab¨ªa ganado a Holanda para no enfrentarse con Brasil: ¡°?Argentina ten¨ªa miedo de Brasil y por eso fue a la final?¡±. La pregunta es de un surrealismo precioso ¡ªprecioso¡ª, y la respuesta de Sabella, sin rastro de sorna, un artefacto de ret¨®rica perfecta: ¡°Hubiese sido dif¨ªcil (...) quedarnos fuera de la final (...) porque hubi¨¦semos tenido un d¨ªa menos para recuperarnos de un partido con alargue, y encima tener que jugar con Brasil, que es un gran equipo. As¨ª que por suerte estamos en la final, y pudimos evitar jugar con Brasil. Pero bueno, tenemos que jugar con Alemania¡±. Yo no s¨¦ nada del se?or Sabella, pero detr¨¢s de esa respuesta hay mundos que admiro: universos en los que no siempre ganan los mejores, galaxias habitadas por legiones de honestos derrotados, bendecidos por la voz de Atticus Finch que, desde las p¨¢ginas de Matar a un ruise?or,sigue diciendo: ¡°Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla est¨¢ perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final, pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence¡±.