Mercado ¨²nico

La que ha inaugurado el semestre de presidencia italiana ha sido la primera cumbre dedicada a los retos que para Europa presenta la necesidad de extender la digitalizaci¨®n. Si no fuera por el escepticismo dominante sobre cualquier iniciativa europea, la Declaraci¨®n de Venecia, reflejo de las prioridades del Gobierno italiano a este respecto, constituir¨ªa un buen fundamento para tratar de satisfacer algo tan elemental como la conformaci¨®n de un verdadero mercado ¨²nico digital en la regi¨®n. Permitir¨ªa la interoperabilidad y fortalecer¨ªa la seguridad, la confianza, en definitiva, entre los ciudadanos de la UE. Tambi¨¦n se avanzar¨ªa en la extensi¨®n de la banda ancha para todos los ciudadanos, en la conformaci¨®n de ¡°ciudades inteligentes¡± y, no menos importante, en el apoyo a la capacidad para emprender en ese ¨¢mbito tecnol¨®gico. Este ¨²ltimo vuelve a ser un aspecto crucial para el que resulta necesario facilitar la diversificaci¨®n institucional de los sistemas financieros, su desbancarizaci¨®n, con el fin de extender las modalidades de financiaci¨®n m¨¢s adecuadas a esos proyectos de prometedor crecimiento pero con mayor riesgo.

Las tecnolog¨ªas podr¨ªan ser una de las v¨ªas de fortalecimiento del crecimiento econ¨®mico de la UE

La realidad lo justifica: m¨¢s del 40% de las empresas de la UE est¨¢n lejos de la digitalizaci¨®n. Ese prop¨®sito contribuir¨ªa, en suma, a reducir la brecha digital que define la UE frente a EE?UU y Asia, en sus infraestructuras o en el grado de interlocuci¨®n digital que mantienen los ciudadanos con sus Administraciones. Y, desde luego, a fortalecer la alfabetizaci¨®n digital, reduciendo el riesgo de exclusi¨®n en este ¨¢mbito. Tampoco puede pasarse por alto la conveniencia de extender las posibilidades del open government en un momento en el que el cuestionamiento de la legitimidad democr¨¢tica de algunas instituciones europeas y la desafecci¨®n de los ciudadanos respecto de las mismas est¨¢ en m¨¢ximos.

Pero adem¨¢s, la inversi¨®n en esas tecnolog¨ªas podr¨ªa ser una de las v¨ªas de fortalecimiento del crecimiento econ¨®mico de la UE basado en la innovaci¨®n, en la productividad en definitiva. Compensar¨ªa la erosi¨®n que esta crisis ha ocasionado sobre el crecimiento potencial de buena parte de las econom¨ªas de la eurozona, como la propia Comisi¨®n Europea destacaba en su reciente econ¨®mico informe trimestral.

Para ello, la inversi¨®n en digitalizaci¨®n deber¨ªa ser uno de los eventuales destinos de los fondos europeos, y para la concreci¨®n de nuevas v¨ªas de financiaci¨®n p¨²blico-privadas. Es sensata la sugerencia del primer ministro italiano de que los recursos financieros nacionales asignados a esos prop¨®sitos no formen parte del c¨®mputo del d¨¦ficit p¨²blico para el respeto del pacto de estabilidad. Pero en Europa hacer declaraciones, incluso fijar objetivos, no es sin¨®nimo de que se adopten las decisiones consecuentes. La Estrategia de Lisboa o la propia Agenda Digital Europea son referencias significativas al respecto. Esta ¨²ltima, lanzada en mayo de 2010, era la primera de las siete l¨ªneas de la estrategia Europa 2020, destinada a conseguir un ¡°crecimiento econ¨®mico sostenible e inclusivo¡±, muy dif¨ªcil de alcanzar, por el momento.