Cr¨ªmenes, accidentes y provocaciones
Tanto o m¨¢s que conocer la verdad detr¨¢s del crimen importa evitar que la infamia de tantas vidas perdidas se propague
El car¨¢cter del detonante es lo de menos. Lo que cuenta es que produzca el efecto de desencadenar la explosi¨®n. A veces es simplemente el crimen de un loco o de un iluminado. En otras, un desgraciado accidente, fruto de un error o de una negligencia, en una confluencia de circunstancias negativas, la famosa tormenta perfecta que da t¨ªtulo a este espacio. Pero con frecuencia surge tambi¨¦n de un c¨¢lculo cuidadoso y maquiav¨¦lico, por parte de gente que busca un objetivo preciso: provocar el conflicto all¨ª donde no exist¨ªa todav¨ªa o no hab¨ªa tomado suficiente forma e intensidad.
Cr¨ªmenes, accidentes y provocaciones no bastan por si solos si no cuentan con las condiciones propicias para que cristalicen los acontecimientos y se desencadene el desastre. M¨¢s importantes que los criminales, los distra¨ªdos y los provocadores es el clima y el contexto en el que act¨²an y la capacidad de las instituciones para propiciar o frenar los resultados de sus acciones. Por eso importa determinar la naturaleza de los hechos y por supuesto las responsabilidades de quienes los han desencadenado. Pero si no hemos sabido frenar la reacci¨®n en cadena y sacar provecho de la investigaci¨®n, esta parte quedar¨¢ meramente para el restablecimiento de la justicia y luego para la labor esclarecedora y explicativa de los historiadores. La historia tr¨¢gica, mientras tanto, seguir¨¢ su marcha.
M¨¢s importantes que los criminales es el clima y el contexto en el que act¨²an?
Sarajevo en 1914 fue el escenario de uno de estos hechos singulares que actuaron de detonante de la espantosa cat¨¢strofe que fue la primera gran conflagraci¨®n europea. Por eso, un siglo despu¨¦s, el asesinato del archiduque Fernando Francisco por el nacionalista serbio Gavrilo Princip todav¨ªa se proyecta como una luz siniestra sobre los cr¨ªmenes, accidentes y provocaciones que nos ofrece la violenta actualidad de nuestros d¨ªas.
Importa y mucho saber qu¨¦ hay detr¨¢s del avi¨®n de l¨ªnea derribado con sus 295 pasajeros civiles sobre Ucrania o del secuestro y asesinato de cuatro adolescentes en Cisjordania y en Jerusal¨¦n, tres isral¨ªes y un palestino, que inici¨® la espiral b¨¦lica entre Israel y Hamas. No es lo mismo derribar un avi¨®n civil a consciencia que la confusi¨®n con un avi¨®n militar. Tampoco es lo mismo el error criminal de un soldado o miliciano que la acci¨®n premeditada de los servicios secretos de una superpotencia. Lo mismo cabe decir de los cr¨ªmenes racistas en Oriente Pr¨®ximo, surgidos en ocasiones de un clima de odio irrespirable pero en otras de decisiones tomadas por responsables pol¨ªticos o por servicios secretos.
Tanto o m¨¢s que conocer la cruda verdad detr¨¢s del crimen, el accidente o la provocaci¨®n importa evitar que la infamia de tantas vidas perdidas se propague con efectos mort¨ªferos multiplicadores en guerras siempre de rumbo y desenlace incierto, como sucedi¨® ahora hace 100 a?os a partir del crimen de Sarajevo.
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