Por qu¨¦ las mujeres francesas ya no hacen toples
Solo un 2% de las galas menores de 35 a?os toma el sol al descubierto. ?De d¨®nde viene este cambio de opini¨®n? ?Y qu¨¦ signifca?
Si alg¨²n franc¨®filo ya lo intu¨ªa, la edici¨®n francesa de la revista Elle lo ha confirmado: las francesas ya no hacen toples. En su extenso reportaje de investigaci¨®n Les fran?aises ne font plus du topless? la publicaci¨®n anuncia que nuestras vecinas, mito por antonomasia del machito ib¨¦rico y quintaesencia del libertinaje corporal, sufren una pandemia de pudor. Solo un 2% de las menores de 35 a?os toman el sol con la bajera del bikini, seg¨²n su encuesta. ?Qu¨¦ les ha pasado en la patria del Marqu¨¦s de Sade, el Moulin Rouge y el unte de mantequilla para ¨²ltimos tangos en Par¨ªs?
Tras las ciento y una Miley Cyrus de turno, el desnudo se asocia m¨¢s a un est¨²pido resorte prejuicioso que a un regreso a la naturaleza
Las herederas de Brigitte Bardot han renunciado a mostrarse en p¨²blico por una triple raz¨®n. En primer lugar, ?p¨¢smense!, por cuestiones pol¨ªticas: las Femen o su versi¨®n estadounidense Free The Nipple han ruborizado a Putin o a Rouco Varela, pero a cambio de este inevitable sacrificio: el toples ya no se considera un justo s¨ªntoma de libertad y de autoafirmaci¨®n femenina, sino que el activismo pectoral y sus inevitables bamboleos, se consideran extremistas. Si hoy Delacroix volviera a pintar su archiconocido La libertad guiando al pueblo, a buen seguro que no hubiera escondido los senos de la mujer que encarnaba tan bella alegor¨ªa.
En segundo lugar, supone ir a la contra de la tendencia actual de cosificar e hipersexualizar a la mujer, la llamada cultura porno (en ingl¨¦s, que siempre queda todo m¨¢s fino, porn culture: el vocabulario que a veces necesitan estos temas no siempre es representativo del respeto que se pueda sentir hacia ellos). O para que nos entendamos: las ciento y una Miley Cyrus de turno. La desnudez ya no es un regreso a la madre naturaleza y a la inocencia del jard¨ªn del Ed¨¦n como en la ¨¦poca jipi: se identifica autom¨¢ticamente, por un est¨²pido resorte prejuicioso, con la provocaci¨®n. Que por intereses mercantiles nos est¨¦n retirando el placer de disponer libremente de nuestro cuerpo deber¨ªa ser algo a tener en cuenta.
Otro gran motivo de este cambio es que el mir¨®n de playa ha sido sustituido por el mucho menos inocente roba-desnudos que lo tiene f¨¢cil para subir fotos a redes sociales
Y por ¨²ltimo est¨¢, como no pod¨ªa ser de otra manera, las redes sociales, origen y fin de todo lo bueno y de todo lo malo que le ocurre a la Humanidad en los ¨²ltimos tiempos. El mir¨®n de playa ha sido sustituido por el mucho menos inocente roba-desnudos. Crece el temor a que las im¨¢genes sean para disfrute de todo hijo de vecino con ADSL y/o smartphone. Por m¨¢s que las puritanas Facebook, Instagram y dem¨¢s no permitan la sombra de una areola hay miles de otras que no tienen ning¨²n problema en exhibirlas y hacer ping¨¹es beneficios con esta parte de la anatom¨ªa.
La revista original apunta tambi¨¦n, aunque sin mucho entusiasmo, un fen¨®meno que nos parece mucho m¨¢s interesante: c¨®mo las mujeres cada vez se fijan m¨¢s en el pecho de las otras mujeres. No es una fantas¨ªa de pervertido: si hasta ahora cre¨ªamos que la playa (y el desnudo) democratizaba, con el aumento de las operaciones de mamoplastia empieza a haber clases y clases de pecho. Por cierto, y sin ¨¢nimo de meter el dedo en el cierre del sujetador, en ning¨²n momento la revista se plantea el que, en una sociedad multicultural y multiconfesional como la francesa, buena parte de su poblaci¨®n femenina simpatice o rechace enfrentarse a lo que se considera de buen tono entre, por ejemplo, muchos musulmanes o esos millones de cat¨®licos que se han manifestado en contra del matrimonio homosexual.
Sea como fuere, ?qui¨¦n se lo iba a decir al difunto L¨®pez V¨¢zquez o a Pepe Sacrist¨¢n, protagonistas de aquella legendaria Espa?olas en Par¨ªs? Es m¨¢s, ?qui¨¦n se lo iba a decir a los propios franceses, que hasta hace dos t¨¦l¨¦journals ten¨ªan como primera dama a Carla Bruni (italiana, s¨ª, pero afrancesada cual Jacques Brel), siempre due?a y se?ora de la (frecuente, por otro lado) decisi¨®n de mostrar sus exquisitos atributos? La francesa ha pasado a engrosar la larga lista de nacionalidades que repudian el mostrar el busto, como ocurre en Sudam¨¦rica, Norteam¨¦rica y Asia.
Ahora mismo, la r¨¦sistance al Imperio del Pez¨®n Oculto queda en manos de n¨®rdicas, inglesas, alemanas y, por supuesto, espa?olas. Es lo ¨²nico que debemos agradecer a esta tendencia. Gracias a ella, ya hemos descubierto cu¨¢l es, de verdad de la buena, la tan mentada marca Espa?a: no llevar marca¡ del bikini.
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